Enfrentar nuevos retos

Insisto una vez más, ¿hasta cuándo tendremos que esperar para que las autoridades canarias se decidan a construir los hospitales que precisan con urgencia las comarcas norte y sur de nuestra Isla?

Dos hechos destacables marcan, desde mi punto de vista, el año político en Canarias: la ruptura del acuerdo de gobierno que mantenían Coalición Canaria y el Partido Popular, que ha puesto de manifiesto el agotamiento de un modelo político que no da respuesta a los problemas que enfrenta la sociedad canaria, y el volumen de las inversiones del Gobierno central en nuestra Comunidad. Las cantidades aportadas por el Estado son notablemente superiores, en comparación a las que se han recibido en ejercicios anteriores. A la decidida voluntad del Gobierno de Rodríguez Zapartero por incrementar los recursos para las Islas se suma la reciente firma de un convenio de sanidad, de un convenio de infraestructuras en el que destaca el de carreteras, de un convenio de vivienda; en otras palabras, son cuestiones que determinarán favorablemente el desarrollo de la región canaria en 2006.

No quiero dejar de destacar lo que puede significar para el Archipiélago, especialmente para Tenerife, su elección como capital cultural de Europa en 2015. Este acontecimiento permitiría que los canarios centráramos la atención de los países europeos y del mundo entero sobre esta parte de la geografía española, dándonos la ocasión de poder demostrar nuestra decidida vocación de región abierta a los continentes europeo, americano y africano, tan próximos a nosotros y de tantas vinculaciones con las gentes de esta tierra. Por otra parte, nos permitiría compartir nuestro acervo cultural con el resto del mundo.

Ahora bien, no podemos perder de vista que, si bien ha habido importantes logros y avances, los retos que nos quedan por delante son formidables. Cómo olvidar la imperiosa necesidad de acometer actuaciones que rebajen las cifras de pobreza, que afecta casi a un veinticinco por ciento de nuestros ciudadanos; de mejorar la calidad de nuestro empleo, haciéndolo extensivo con todas las garantías y los derechos a los sectores más débiles de la población: las mujeres y los jóvenes; y de racionalizar y mejorar los recursos y dotaciones en materia sociosanitaria. Insisto una vez más, ¿hasta cuándo tendremos que esperar para que las autoridades canarias se decidan a construir los hospitales que precisan con urgencia las comarcas norte y sur de nuestra Isla? También hay que incrementar las partidas destinadas a sectores vitales para el futuro desarrollo económico y social de nuestra Isla, a saber, la cultura y la educación. Poner el acento en la formación continua de nuestros trabajadores y de nuestros jóvenes es una cuestión insoslayable.

Ha sido y es mi empeño desde la responsabilidad pública que desempeño como alcalde de Adeje, y desde noviembre de 2004 como secretario general de los socialistas tinerfeños, impulsar políticas que actúen en beneficio del ciudadano. La mejora en sus condiciones de vida ha sido mi máxima prioridad mucho antes de que los ciudadanos depositaran de forma mayoritaria su confianza en mí y en el equipo de gobierno que me acompaña en la corporación adejera.

La industria turística

Nuestra labor de gobierno se centró en impulsar una política basada en los adejeros y en la recuperación de su estima. Esta tarea exigía activar políticas que favorecieran el desarrollo económico del municipio y su apertura al exterior. Nuestra principal baza era aprovechar las potencialidades de los hombres y mujeres que conforman la comunidad adejera, muy trabajadores y esperanzados en un futuro que les pertenece, y las enormes posibilidades del municipio para construir una industria turística que a día de hoy nos ha situado a la cabeza de una oferta singular que prima la calidad y excelencia por encima de cualquier otra consideración. Un aspecto que no puedo dejar de reseñar es el que se refiera a la repercusión negativa que ha tenido sobre la economía canaria de 2005 la moratoria turística y la ausencia, después de tres años, de un modelo turístico capaz de adaptarse a las exigencias actuales del sector.

Volviendo de nuevo a Adeje, hicimos una apuesta decidida por la formación de alto nivel que sirviera a nuestros residentes como respaldo para afrontar, con las mejores opciones posibles, las dificultades inherentes al actual panorama laboral. La Universidad de Verano de Adeje, de larga andadura entre nosotros; la Universidad Popular de Adeje, cuyas puertas se abrieron a los estudiantes tanto jóvenes como mayores; el Centro de Desarrollo Turístico, importantísimo baluarte del turismo y de la formación en todo los aspectos que atañen al sector; y la Escuela de Seguridad Integral, experiencia pionera en el conjunto del Archipiélago, constituyen la prueba fehaciente de un esfuerzo encaminado a colocar al ciudadano como protagonista de su presente y de su devenir.

Queremos que el bienestar de los adejeros sea también el de los tinerfeños en general. Sin duda, un cambio de actitud nos permitirá que esta realidad se materialice en el conjunto de la Isla y en especial de su capital, que debe abanderar un proyecto de cambio.

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