Entre la moción (de censura) y la devoción (por la Bajada)

La moción de censura y la Bajada de la Virgen de las Nieves fueron los dos acontecimientos que monopolizaron la atención durante el pasado año en Santa Cruz de La Palma. En el plano político, la moción de censura presentada por Coalición Canaria (CC) y Partido Socialista Canario-PSOE contra el Partido Popular (PP) ha sido la primera iniciativa de este tipo vivida en el ayuntamiento capitalino desde el regreso de la democracia a España.

Por orden cronológico, el primer gran acontecimiento fue la censura a Carlos Cabrera, que llegó a regir durante 14 años los destinos del primer ayuntamiento democrático de España. Cabrera fue alcalde tras la etapa de Antonio Sanjuán, representante de lo que entonces era Izquierda Canaria Unida (ICU) y que posteriormente pasó a ser Iniciativa Canaria (ICAN). Curiosamente, con la moción de censura, presentada el 23 de marzo de 2005, tomó el bastón de mando Juan Ramón Felipe, de ICAN, formación política integrada en CC, en pacto con los socialistas, lo que supuso la vuelta de la izquierda al consistorio de la capital palmera. Mientras, el PP perdía con esta operación política su feudo en la isla.

Entre las razones aducidas para la censura, el nacionalista Juan Ramón Felipe y el socialista Anselmo Pestana, actual primer teniente de alcalde, esgrimieron la falta de gestión, el estancamiento económico del municipio, y la crisis financiera del consistorio. “Todos querían un cambio, que ha traído ilusión y felicidad a los vecinos”, aseguró Felipe. El pacto suscrito entre ambas fuerzas políticas consiste en el sistema de alcaldía compartida. Así, Pestana pasará a ser alcalde el 4 de mayo de 2006 y Felipe volverá a ser primer teniente de alcalde. No parece que vayan a producirse sorpresas de última hora, puesto que el actual primer edil no duda en sostener que “lo estamos haciendo bien y el pacto no puede funcionar mejor. Como prueba de ello, basta recordar que nunca ha tenido que convocarse la mesa de seguimiento del pacto. El cambio será pacífico, ya que es el esperado”.

Por su parte, Carlos Cabrera, como portavoz de la oposición, mantiene un punto de vista bien distinto al del pacto CC-PSC. Para el ex alcalde, la situación no puede ser peor, “pues hay parálisis en todos los frentes, no se sabe gestionar bien, sólo se está pendiente de salir bien en las fotos y, por si fuera poco, han aumentado considerablemente la deuda en el poco tiempo que llevan gobernando juntos”. Si en la política hay discrepancias, en los que si se ha producido unanimidad, o casi, es en el balance de la última, por el momento, edición de la Bajada de la Virgen, la fiesta más esperada por palmeros y extranjeros residentes en la isla. Para muchos, incluido el grupo de gobierno CC-PSC, ha sido “una de las mejores Bajadas de la historia, por no decir la mejor”.

La verdad es que hubo un poco de todo: desde el teatro de Els Comediants, hasta la música salsa de Oscar de León, pasando por los sonidos pop del dúo de moda, Amaral, el muy buen rock de los palmeros Ojalá Muchá y el ya tradicional Festivalito, el festival de cine digital de La Palma. Pero el plato fuerte siempre lo constituyen los actos tradicionales, con el más importante a la cabeza: la entrañable Danza de los Enanos. Y todos volvieron a disfrutar como niños de tan singular baile, sin olvidar el Minué, la representación del Carro Alegórico o el Diálogo del Castillo y la Nave.

Santa Cruz de La Palma fue un hervidero los meses de julio y agosto gracias a las fiestas lustrales, un evento único en el archipiélago, unas fiestas declaradas de interés turístico a nivel nacional. Como es habitual, la ausencia de incidentes importantes fue la tónica de las fiestas, algo casi insólito si tenemos en cuenta que la ciudad está realmente abarrotada de personas procedentes de los países más diversos. Menos pacífica fue la llegada de primera tormenta tropical, Delta, a las islas. En La Palma también dejó un rastro de destrucción, si bien la capital no presentó daños especialmente graves, excepto que el viento se llevó parte del techado del restaurante La Balandra y que un guardia municipal fue arrastrado ocho metros mientras dirigía el tráfico, sin que apenas resultara herido.

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