Gran Canaria, pasado y por pasar (la pérdida de poder del PP)

La moción de censura en San Bartolomé de Tirajana, la pérdida de poder municipal del Partido Popular, el enfrentamiento entre conservadores y socialistas, el otro enfrentamiento entre nacionalistas (Coalición canaria) y nacionalistas (Nueva Canarias), el viaje de Soria en el avión privado de un empresario turístico… Muchas cosas pasaron en Gran Canaria y muchas han de pasar o ya han pasado, como consecuencia de ellas, en un 2006 que se prevé igual de controvertido. Curiosidades de un año que fue, que ya parece lejano en el tiempo y que no pasará a la historia grancanaria.

Los anuarios periodísticos, como este Anuario de Canarias, tienen en su contra que se escriben cuando el futuro ya es pasado. Es decir, mientras el lector reconoce estas letras como cuestiones sucedidas en el ya casi olvidado 2005, quienes esto escriben conocen de sobra las consecuencias que aquellos barros dejaron y dejan en el presente. Dicho de otra manera menos críptica, si el 2005 fue un año controvertido en Gran Canaria, en lo que a política se refiere, no lo será menos el 2006, cosa que ya estamos viendo cuando escribimos estas líneas y que quedará recogido para la historia en el Anuario del próximo año.

Dicho esto, la política grancanaria continúa marcada por un Partido Popular en horas bajas que va sumando casi mensualmente la pérdida de ayuntamientos en los que no gobierna con mayoría suficiente y que capea el temporal como buenamente puede. Eso sí, la formación conservadora sobrevive apoyada en dos de los bastiones más importantes de Canarias: el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y el Cabildo de la Isla, unos escenarios donde tampoco puede decirse que le sonría la fortuna o el reconocimiento ciudadano a la gestión realizada, si bien la pasividad absoluta de la oposición socialista y nacionalista hace difícil pensar en que alguno de ellos pueda ser alternativa de gobierno en una cita electoral prevista para la primavera de 2007. O sea, para ya mismo.

El año pasado, Gran Canaria vio cambiar de mano varios ayuntamientos populares como Firgas, Artenara (éste pasó a manos del PSOE y supuso el relevo del alcade de más edad, el conservador Severiano Luján, por la alcaldesa más joven de la Isla, la socialista Guacimara Medina) o Santa Brígida, cuyos asuntos políticos están en buena parte en los tribunales de Justicia, que en Gran Canaria se han convertido últimamente en las salas donde continúan los plenos de muchas de las Corporaciones. Los acuerdos entre nacionalistas y populares se perdieron de manera definitiva en el momento en que el PP salió del pacto que se había establecido en el Gobierno de canarias y que duraba ya casi una década.

De esta manera, el Partido Popular perdió su lugar en ayuntamientos tan importantes como Arucas y San Bartolomé de Tirajana (el principal municipio turístico de Gran Canaria y, posiblemente, de toda Canarias), mientras que en el discurrir de 2006 los populares ya han sufrido crisis importantes en el Ayuntamiento de Mogán, donde el alcalde mantiene el bastón apoyado en la oposición, y gobierna en solitario –y sin la mayoría necesaria- el municipio de Telde, después de ver como una de sus concejalas ingresaba en prisión acusada de presuntos delitos de tráfico de influencias y otros asuntos de difícil compatibilidad con la gestión pública.

Mientras tanto, continúa el enfrentamiento entre José Manuel Soria -presidente regional del PP y, a su vez, presidente del Cabildo de Gran Canaria- y los socialistas, a quien el primero ha elegido como enemigos naturales de cara a las elecciones municipales y autonómicas de 2007, obviando a los nacionalistas, quienes en estos momentos están más ocupados en recomponer Nueva Canarias y Coalición Canaria, en una nueva edición de las riñas de familia a las que nos tienen acostumbrados, que en seguir la gestión cotidiana y prepararse mínimamente de cara a los comicios del próximo año.

Pero es que en Gran Canaria la gestión ha pasado definitivamente a un segundo plano y ha dejado de ser cuestión de análisis. De hecho, las críticas a la gestión han sido cambiadas por las acusaciones más duras de carácter personal o entre los partidos. De esta manera, el viaje de José Manuel Soria en el avión privado de un promotor turístico, realizado justo mientras el Cabildo de Gran Canaria tramitaba un Plan Especial del mismo empresario -que pretendía ser una excepción a la Ley de Moratoria aprobada en el Parlamento de Canarias- causaba el mayor de los revuelos. Los hechos, reconocidos por el propio Soria eran, según refirió, objeto de su vida privada.

Y a esta explicación dada por el líder de los conservadores canarios le siguió un largo debate que, no obstante, murió en el tiempo sin más consecuencia que la tramitación de esa pretendida excepción a la moratoria turística para el grupo Lyng. A este proyecto le siguió otro de igual calado, promovido por Sopesan, que consiguió también el respaldo del Cabildo de Gran Canaria, una institución desde la que se ha asegurado que respaldará todo aquello que sea bueno para la Isla, según su propia consideración, claro está.

El año 2005, definitivamente, no pasará a la historia como uno de los años que cambió el rumbo de Gran Canaria, ni mucho menos.

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