Las gasolinas han alcanzado en Canarias un precio desorbitado que está influyendo decididamente tanto en el bolsillo de los canarios como en la marcha de sectores como el turismo y la agricultura. A finales de 2005, los combustibles eran un 25% más caros que a principios de año. Y eso, después de que en 2004 saltaran todas las alarmas tras los máximos históricos alcanzados por el precio del petróleo.
Con la llegada del euro nos acostumbramos a que las gasolinas sobrepasaran los 60 céntimos de euro (100 pesetas). Pero más nos ha costado aceptar que los precios de la súper y las sin plomo rozaran los 90 céntimos de euros a mitad de año. Por fortuna, los precios se estabilizaron entre octubre y diciembre, pero ya estaba sellado el destino económico de los consumidores debido al alto riesgo de inflación y al encarecimiento de los servicios prestados por los transportes marítimo y aéreo y, en definitiva, del principal sector económico isleño: el turismo. La misma Organización Mundial del Turismo (OMT) admitió en noviembre de 2005 que el precio de los carburantes estaba empezando a afectar al turismo internacional, pero este organismo también aseguró que este encarecimiento se estaba trasladando de forma leve al gasto de los turistas.
De hecho, el incremento del recargo por carburantes realizado por las aerolíneas no frenó la demanda del transporte aéreo. Al mismo tiempo, desde la Asociación de Distribuidores e Importadores de Canarias (Adican) se reconocía en diciembre que los precios en las Islas se iban a encarecer a partir de este pasado mes de enero y lo achacó a la subida de los precios de los fletes y de las gasolinas. En los últimos meses, las navieras internacionales sí han hecho repercutir el encarecimiento de los combustibles con un aumento de sus costes del 30 por ciento.
Precios récord
Las alarmas sobre los elevados precios saltaron hacia el mes de abril de 2005 cuando los analistas comienzan a advertir que el precio del petróleo puede alcanzar los 105 dólares por barril antes de que acabara el año, algo que al final no ocurrió gracias a la intervención de la Organización de Productores de Petróleo (OPEP), que aumentó su producción. Hasta este momento, aunque el petróleo comenzaba a marcar máximos históricos, los precios de las gasolinas estaban aumentando de forma leve bajo la amenaza de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), que entonces preveía que los precios de los carburantes seguiría creciendo en 2005 ante la entrada en vigor en toda la UE de las nuevas especificaciones de gasolinas y gasóleos de automoción con bajo contenido en azufre.
El caso del gasóleo precisa de un análisis aparte: éste se mantuvo a unos precios razonables e incluso bajó a principios de año, pero se encareció en marzo debido a la creciente demanda de vehículos de usan este tipo de combustible, lo que provocó escasez. Petrolífera Canaria (Pcan) ya aseguraba entonces que este encarecimiento era fruto de la especulación en un mercado en el que había escasez del producto y en el que crecía la demanda. El caso es que el gasoil había experimentado en los últimos 24 meses un aumento del 10%. El sector de la automoción también se ve afectado por este cambio de gustos de los consumidores. El año pasado, Apeica aseguró que el consumo de gasolinas había descendido un 1,83 por ciento y del gasoil había crecido levemente, un 0,27 por ciento. Para esta asociación de importadores de vehículos es el momento de fomentar las energías renovables como combustibles para la automoción.
Cuando a finales de marzo las gasolinas alcanzan su precio más alto en dos años se habla de una subida sin precedentes. El precio del barril de petróleo se encontraba instalado en los 53,90 dólares, el precio más alto de los últimos 20 años. Marzo y abril fueron, quizá, los meses clave en el aumento de los combustibles. En estos meses, las aerolíneas daban la voz de alarma y comenzaron a hablar de pérdidas de hasta 5.500 millones de dólares. Lógicamente, se traduciría en un aumento de las tarifas, aunque no muy exagerado en Canarias, que se vio compensado por un aumento de los descuentos para residentes de hasta el 38%. En este año 2006, las compañías aéreas siguen hablando de pérdidas y aseguran que la crisis continúa, pero los resultados de 2005 señalan que no ha habido tantas pérdidas, sino una reducción de los beneficios.
Diferencias entre gasolineras
En primavera de 2005, instalado el nerviosismo en toda Europa y Estados Unidos, se calculó que los precios seguirían subiendo en verano, al igual que crecía el consumo. La OPEP anunció un aumento de su oferta a 500.000 barriles más al día. De todas formas, ya nadie confía en que los precios retrocedan. Así las cosas tenemos que de enero a abril de 2005, el coste de las gasolinas creció un diez por ciento en Canarias, pero a finales del verano este porcentaje aumentó hasta el 25%, pese a que, durante el mes de julio, los precios dieron un respiro y bajaron después de ocho semanas consecutivas de subidas.
Para entonces, la economía mundial ya está resentida y el valor del petróleo en los mercados internacionales se dirigía inexorablemente hacia los 60 dólares el barril por lo que la economía de la Unión Europea se ralentizó. A mediados de agosto, la gasolina súper sobrepasó en las Islas la barrera de los 0,8 euros (133 pesetas), pero el combustible que más había subido hasta entonces en las estaciones de servicio isleñas es el más demandado: la gasolina sin plomo 95, que pasó de los 0,589 euros a los 0,744 euros en apenas ocho meses.
Durante todo el año 2005 (y en lo que se lleva transcurrido de 2006 ocurre lo mismo) los consumidores canarios sintieron como el precio de los combustibles desestabilizaba su economía, por lo que muchos de ellos se lanzaron a la búsqueda de la gasolinera más barata. En Canarias existe poca competencia entre estaciones de servicio debido al dominio del distribuidor Disa, pero, aún así, el año pasado había una diferencia de casi un euro a la hora de llenar el depósito. Por ejemplo, en el caso de la gasolina sin plomo de 95 octanos, en 2005 podía venderse en el mes de diciembre a 0,700 euros en una estación de servicio de Petrolífera Canaria (Pcan) y, ese mismo día, en una Texaco a 0,714 euros. La diferencia de 1,4 céntimos de euro más por litro en este último caso (casi dos pesetas y media) se convierte en casi un euro de diferencia si llenamos el tanque del vehículo.