Canarias demuestra que sí hay vida más allá del fútbol

Con los futboleros en tierra de nadie, estancados en el vagón más mediocre de Segunda División, el deporte canario recurrió al milagro anual del Granca y a los éxitos de sus figuras mediáticas para sacar pecho más allá del escaparate doméstico de las Islas. Las apariciones estelares de los Sergio Rodríguez, Paola Tirados, las hermanas Ruano y compañía amenizaron los dos últimos años, al tiempo que los aspirantes olímpicos cogían sitio para los Juegos de Pekín 2008.

El deporte profesional sin alegrías, ni títulos o ascensos de por medio pierde mucho de su atractivo. Bajo esa premisa, la medalla de oro de Sergio en el Mundial de Japón, la irrupción del tinerfeño en la NBA y los méritos internacionales contraídos por los principales referentes canarios en otras disciplinas mal llamadas minoritarias hicieron más llevadera la espera de quiénes todavía creen en el deporte rey y aguardan por que el CD Tenerife o la UD Las Palmas retomen algún día la Primera División. Entretanto, mientras blanquiazules y amarillos ponen en orden sus proyectos y huyen (todavía con algún despropósito) del insensato vaivén de entrenadores, cracks de medio pelo y demás personajes de la farándula futbolera, la vida sigue su curso más allá del verde.

El mayor motivo de regocijo llegó del mundo de la canasta, donde Sergio Rodríguez fue parte implicada del triunfo colectivo más importante jamás acontecido en la historia del deporte español. Por lo que supuso a título particular en una modalidad, el baloncesto, muy necesitada de un empujón similar al que vivió tras la medalla de plata de Los Ángeles 84. Y por la forma en que se consiguió. Los valores proclamados por el grupo de Pepu Hernández, lo mucho y bueno que se esconde tras el ya famoso grito de “Ba-lon-ces-to”, apuntalan la vertiente más sana del deporte español, ésa que no conoce de divismos ni fanfarronerías, la misma que apeló al compromiso y al sacrificio como principales pilares de un equipo con mayúsculas. La magia de Sergio fue clave en esa propuesta solidaria y exitosa al mismo tiempo.

El base de El Ortigal fue determinante en las semifinales ante Argentina, salió campeón del Mundo y, acto seguido, en un ejercicio de gallardía, más medido de lo que muchos creen, se atrevió a dar el salto a la NBA. El tinerfeño, el quinto español y el primer canario en jugar en la mejor liga del mundo, aprobó con notable su primer año en los Portland Trail Blazers, un año trampa y puñetero, sobre todo para un pibe de 20 años peleado inicialmente con el idioma y la jerga del vestuario. Sergio acabó ganándose al público, pese a la desconfianza de un entrenador poco amigo de darle minutos a los jóvenes. El canario creció en madurez y no arrojó la toalla, incluso cuando la mayoría apostaba por su marcha inmediata a la marginal liga de desarrollo. Convertido en uno de los pasadores más rentables de la liga (pocos mejoraron sus estadísticas de pases de canasta por minutos jugados), Sergio vivió luego otra experiencia difícil durante el Eurobasket. España salió subcampeona (una pasada, pese a los muchos chaqueteros que afloran en el torbellino de intereses del deporte patrio), aunque el tinerfeño no tuvo el protagonismo esperado. Salió herido en su orgullo y con otro reto por delante a la vuelta de la esquina: consolidarse en la NBA y en un equipo, el suyo, con overbooking de jugadores para la posición de base. El desafío está en trámites y tiene premio: los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.

Sincronizada, medalla segura

La ilusión por conseguir el billete olímpico allanó también el camino exitoso de Paola Tirados, Cristina Violán y Thais Henríquez, integrantes todas del equipo español de sincronizada. El brillantísimo palmarés obtenido entre el Europeo de Budapest (cinco platas) y el Mundial de Melbourne (cinco platas y dos bronces) las confirma como las principales opciones de medalla, no sólo del deporte canario, sino también del panorama nacional, de cara a la esperada cita de Pekín. Otros se quedarán, en cambio, con las ganas de saborear la gloria olímpica, más que nada por aquello de que sus disciplinas no están incluidas en el programa de los Juegos. Pese a todo, los éxitos acumulados desde el año 2006 en adelante, les sirvieron para ganarse a pulso el reconocimiento internacional de sus modalidades. La lista de meritorios es enorme, lo que dice mucho del buen quehacer canario en el escaparate polideportivo mundial.

Las hazañas de Juan Diego Amador, que logró hollar las cimas más altas de cada continente, la confirmación del piloto lagunero Néstor Jorge en la élite del supermotard o el título mundial de la surfista grancanaria Marina Taylor son sólo un botón de muestra. El mar, fiel a la tradición, deparó precisamente varias de las alegrías más sonadas del deporte canario en los últimos dos años. Los títulos de las hermanas Ruano, que firmaron su ¡noveno! doblete consecutivo en el circuito mundial de windsurf, fueron el mejor ejemplo. Y no por el hecho de haberse convertido en una costumbre, sus logros dejan de tener su mérito, que lo tienen y mucho. Más de lo mismo ocurrió en el variado abanico de disciplinas que integran el salvamento acuático.

Así, el Europeo celebrado en aguas de Santa Cruz sirvió para que los tinerfeños Ana Guimeray o Michael Rodríguez, entre otros, sacaran punta a sus virtudes en los secretos del socorrismo. La vela fue también sinónimo de parabienes entre los canarios. Así, las grancanarias Tara Pacheco y Elena Barambio se llevaron la medalla de plata en el Mundial de 420, celebrado en la bahía de Las Palmas. Y lo más importante, la lista de aspirantes que se colaron con voz y voto en el actual equipo preolímpico español (Javier Hernández, Gustavo Martínez, Alicia Cebrián…) barrunta otra hornada significativa de representantes para Pekín 2008, en un deporte, la vela, que históricamente siempre fue un motivo de orgullo para las Islas (16 apariciones olímpicas y siete medallas de oro).

Igual de importantes fueron los resultados obtenidos en el ámbito de las artes marciales, que vivieron varios capítulos brillantes al rebufo del kickboxing y su reciente boom de público en los pabellones insulares. Zeben Díaz y Loren Javier sumaron la corona mundial y europea en sus respectivas categorías, al tiempo que el kárate y el taekwondo volvieron a arrojar el ya habitual rosario de medallas en las competiciones de ámbito internacional. En el primer caso, más allá de los logros ya conocidos de David Santana y Gloria Casanova, dos clásicos sobre el tatami, Carmen Vicente se confirmó como una de las nueves sensaciones del panorama nacional, al proclamarse campeona continental de kumité para menos de 60 kilos. La grancanaria refrendaba las expectativas creadas en los últimos dos años llevándose el título mundial júnior el pasado mes de octubre. Y en el caso de taekwondo, disciplina que al contrario que el kárate sí que cuenta con el beneplácito del COI para ser catalogado como deporte olímpico, los logros más interesantes llegaron otra vez de la mano del tinerfeño Rosendo Alonso y de la palmera Rosana Simón. Los dos apuraban al cierre de 2007 sus opciones para acudir a los Juegos de Pekín, el gran acontecimiento deportivo por antonomasia de 2008.

La próxima cita olímpica será también el gran objetivo de otros deportistas que han ejercido de embajadores canarios en el extranjero pese a no haber saboreado aún la gloria de las medallas. Y por ahí aparece la figura de Mario Pestano, que cumple con el papel de referente regional en el atletismo, una disciplina que promete dar mucho de que hablar en breve, a poco que se sigan sumando efectivos a la selección española (Germán Millán, Marisa Pérez, Ury Buika, Molowny…) como ya ocurrió en el último año y medio. El mismo razonamiento sostiene las esperanzas del baloncesto regional, que amén de los méritos acumulados por Sergio Rodríguez o Eva Montesdeoca, deparó un puñado tremendo de medallistas con las categorías inferiores de España en Europeos y Mundiales (Laura Herrera, Jorge Santana, Leonor Rodríguez…). Moraleja: hay razones y argumentos de sobra para soñar.

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