Durante los últimos años, la Unión Europea (UE) ha permanecido varada como una ballena herida. La incorporación de 12 estados miembros y el rechazo por los franceses y los holandeses en sendos referendos al proyecto de Tratado Constitucional no deben tener exactamente una única lectura, pero si hay un hilo conductor entre uno y otro y la consecuencia ha sido unos años en los que la Comisión Europea y los gobiernos nacionales han tenido más dudas que certidumbres. Sólo el Parlamento ha mantenido una posición muy clara y muy mayoritaria: No se puede hacer más Europa con menos dinero. Es necesario avanzar y profundizar en la Unión y hay que dotarse de una financiación ajustada a los nuevos tiempos y suficiente.
Al final, después de muchas vueltas y revueltas, con tantos matices como intereses en conflictos, en Lisboa se alumbró un nuevo texto de reforma de los Tratados que es el mejor de los posibles, con el que será más fácil que la Unión reanude su camino, con un funcionamiento mas ágil en unas instituciones como Consejo, Comisión y Parlamento, ya demasiado grandes, con demasiados miembros. Con el nuevo tratado, cuando se apruebe, ganará Europa, puede ganar la Unión Europea, sale reforzado el Parlamento que adquiere nuevas competencias, gana el Reino Unido que ha visto satisfechas todas sus aspiraciones sin comprometerse a nada que no estuviera dispuestos a aceptar, Alemania queda como estaba, los franceses (los ciudadanos franceses) esperan el milagro de que Sarkozy les devuelva la influencia perdida y todos los demás, mas o menos contentos en su papel de acompañantes.
Canarias queda como estaba en el non nato tratado constitucional; es decir, que bien. Recibiremos progresivamente menos dinero durante los próximos años, pero se consolida nuestra singularidad y se nos proporcionan herramientas para continuar mejorando. En este contexto, la Comisión acaba de hacer pública una comunicación “consagrada a las regiones ultraperiféricas (RUP)” que ha pasado algo desapercibida en los medios de comunicación y en el debate político de las islas. La comisaría responsable de la política regional, la polaca Danuta Hübner, ha dicho en sede parlamentaria que el objetivo es “asociar plenamente a las RUP con las estrategia de Lisboa”.
Dicho así, la mayoría de los mortales no entiende bien que nos esta diciendo la comisaría. Lo aclaro. Se nos dice que tendremos que esforzarnos en mejorar la competitividad de nuestras economías, que recibiremos menos subvenciones, pero podremos optar por un crecimiento económico capaz de producir empleo si tomamos la senda de la creación de un tejido empresarial que apueste por la excelencia, la creatividad, la innovación y el desarrollo tecnológico. ¿Seremos capaces? En mi opinión, podremos ser capaces si para ello nos convertimos en una sociedad más abierta como pedía Karl Popper, menos cerrada y clientelar de los poderes públicos.
Para lograrlo tenemos dos instrumentos esenciales. El primero es nuestro capital humano. Aunque continuamos sin resolver el grave problema de nuestros altos índices de fracaso escolar, es verdad que paralelamente disponemos de una generación de jóvenes canarios, con una formación de elite y que habla idiomas, una generación mejor formada que ninguna otra antes. El segundo es la financiación europea, pues aunque recibiremos menos fondos para el desarrollo regional basado en la construcción de infraestructuras, se ponen a disposición de las RUP los instrumentos de las políticas de cohesión para el periodo 2007-2013, especialmente el Séptimo Programa Marco para la investigación y el desarrollo tecnológico.
El cambio climático, la evolución demográfica, la regulación de los flujos migratorios y el papel de las RUP en la política marítima de la UE en relación con las regiones vecinas serán los temas que ocuparán nuestra atención durante los próximos años. Espero vivir para verlo y alegrarme con el éxito, que será el éxito de todos los canarios.