El año del PSC

Resumir el año 2007 para el PSC-PSOE es hablar de trabajo duro, recompensado con la victoria: el 27 de mayo el PSC ha recuperado su posición como primera fuerza autonómica en Canarias. Las elecciones de 2007 han marcado un antes y un después para el PSC y también para Canarias. Tras un tiempo de reflexión y con la seriedad que requiere una propuesta de ese calibre, acepté ponerme al frente de este proyecto con el objetivo de hacer del PSC la primera fuerza política de Canarias, haciendo posible el cambio hacia el buen gobierno que los canarios merecemos. La noche electoral supo a victoria, a objetivo alcanzado. Ganamos también las elecciones municipales y, pasando por encima del pacto de intereses entre el PP y CC, gobernamos en tres cabildos insulares -Gran Canaria, Lanzarote y La Gomera- y en muchos municipios, entre los cuales está el más poblado del Archipiélago, la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.

En un paisaje tan caracterizado por el clientelismo mediático y la compra de voluntades con el dinero de todos los canarios, esa victoria electoral es también, y sobre todo, una victoria moral. Nos ha colocado ante los ciudadanos en una posición cualitativamente mejor que la de nuestros adversarios. La reedición de un pacto desprestigiado que una mayoría de canarios había desautorizado en las urnas estaba decidida incluso antes de las elecciones. Pero nunca como ahora había sido emplazado en la oposición el partido ganador de las elecciones, primero en el Parlamento con 26 diputados. Desde esta fortaleza, los socialistas hemos ejercido y ejerceremos un seguimiento implacable de todos los movimientos de un pacto carente de otra razón de ser que la de prolongar un ciclo desacreditado de políticas subordinadas a intereses de sus socios en perjuicio de los derechos de los ciudadanos y de las expectativas de avance y de aprovechamiento de oportunidades que esta legislatura pudo haber suscitado.

Desde el PSC hemos puesto a punto el engranaje interno con un Congreso extraordinario que ha sabido sintonizar el liderazgo electoral con el orgánico. Ha sido sobre todo, un Congreso para la sociedad y para la ciudadanía. Pensando en ella y trabajando para ella hemos conformado una nueva dirección política para Canarias, con vocación mayoritaria y ambición de Gobierno. Que lo sepan todos los ciudadanos y ciudadanas de estas islas, queremos ganar Canarias para el cambio. Llevamos recorrida parte de la senda, pero la tarea no está colmada: precisamente por ello debemos abordar con energía un nuevo impulso de futuro. Este Congreso ha sido la palanca definitiva que nos va a hacer más fuertes en la consecución de una misión cargada de sentido.

La situación actual de Canarias es preocupante a la luz del clamoroso fracaso de liderazgo del Gobierno y de su carencia de objetivos para la legislatura. Y es difícil no estar preocupado si uno mira los hechos: menos crecimiento y más paro que en el conjunto de España, conflictividad en la escuela y en la sanidad pública, desazón en el turismo y malestar social extenso. Para colmo, un presupuesto que en nada viene a solucionar estos problemas graves: ni estimula la inversión, ni la productividad, ni la equidad social, ni la solidaridad hacia dentro ni hacia el entorno inmediato. Los socialistas vemos claro que sólo un Gobierno de cambio puede sacar la política de las Islas de la ciénaga de vanidades en la que la han sumido tantos años de oportunidades perdidas, escándalos indecentes y desprecio a la ciudadanía, a su capacidad de entender y a su derecho a esperar de los sucesivos gobiernos respuestas a sus demandas y mejoras en sus vidas; y no solamente el sermón vano de las culpas a Madrid cuando gobierna el PSOE frente a la obediencia servil cuando gobierna el PP.

Los socialistas queremos generar mucho más empleo, riqueza en los canarios, que todos aquellos que necesitan ayuda la tengan sin intermediarios. Hay casi 200.000 pobres en Canarias, gente que no llega a fin de mes, marginales abandonados a su suerte, mientras nuestra Autonomía lidera el triste ranking de muertes de mujeres por violencia de género y el nivel de fracaso escolar es aterrador. Para que todo esto cambie desde la acción de gobierno resulta crucial acometer la hasta ahora postergada reforma del sistema electoral que hace que cientos de miles de canarios estén sin representación o rechazando activamente la política canaria. El PSC y el PSOE se niegan en rotundo a reformar el Estatuto de Autonomía si no es a condición de acabar con este inaceptable déficit de legitimación y credibilidad sobre el que se apoya una política cada vez más antisocial y desprestigiada, desde la que se patronea con el dinero de todos una opinión publicada cada vez más divorciada de la opinión pública canaria.

Por ello los socialistas decimos alto y claro que no hay en nuestra tierra déficit de autogobierno, sino de buen gobierno. El tratamiento de choque que necesita Canarias para salir de la UVI en la que la han internado quienes todavía gobiernan es una apuesta optimista por el avance social, la modernización del discurso y de las políticas, y una nueva estrategia para asegurar Canarias en España, en la UE y en el mundo en el siglo XXI.

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