La abstención devuelve el poder a la derecha

El batacazo tan penoso como dulce del Partido Popular, el aumento de la abstención en tres puntos, la irrupción millonaria del Centro Canario y la resurrección de la diminuta Izquierda Unida son hitos en la noche del 27 de mayo del 2007. Instalados un año antes en el poder, los socialistas no los intuyeron y tampoco supieron ni pudieron competir con la cada vez más pringosa pero eficaz máquina electoral de los nacionalistas.

Pasada la noche del 27 de mayo y contadas las papeletas, el resultado postelectoral fue lógico: la derecha vuelve a mandar en el Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma. (Dejémonos de eufemismos: un pacto de los populares de Rajoy con los nacionalistas de Rivero constituye un gobierno conservador). Y la frustración fue para los socialistas palmeros, que se las prometieron muy felices cuando, horas después de asumir Anselmo Pestana la alcaldía, José Blanco enardeció a los dirigentes que abarrotaban el Teatro Chico al augurar que había regidor socialista para más de cuatro años.

Era la tarde del 4 de mayo del 2006. Pestana había relevado al nacionalista Juan Ramón Felipe al frente del consistorio capitalino, en cumplimiento del pacto suscrito el 23 de marzo del 2005 por PSOE y CC para enterrar 14 años de administración del PP y repartirse el gobierno local hasta las elecciones del 2007. Jalando de CC, los socialistas desbloquearon la administración, buscaron soluciones, lograron inversiones. En los corrillos se decía que “mientras Pestana no sale del ayuntamiento, Felipe estrecha manos en la calle Real”. Pese a la pertinaz labor de despacho, Pestana y su equipo fueron incapaces de vender su proyecto de cambio a la ciudadanía.

Y electoralmente menospreciaron el impacto de CCN, no lograron incorporar a sus listas a IUC, no pescaron en el votodero venezolano y ni siquiera lograron movilizar a sus electores: perdieron 429 respecto a las anteriores municipales. Y en la noche electoral tuvieron que aceptar la derrota: CC fue el partido que más votos obtuvo, entre ellos 150 venezolanos, y superaron al PSOE en 290. Los socialistas salvaron el tipo porque mantuvieron sus concejales, seis, igual que CC, pero la expectativa no era pasar a la oposición. No les cupo ni el derecho al pataleo ante el previamente negociado nuevo gobierno de derechas. Sólo la frustración.

Enfrente, hubo alegría en el PP. La paradoja de ganar perdiendo. En la campaña, un histórico militante popular se quejaba: “no vamos a ninguna parte haciendo política en La Bodeguita del Medio”. El PP pasó de ser el primer partido de la ciudad al tercero, tras perder 1.118 votos nada menos: un 9,5% por debajo del 2003. En un colegio de Mirca, un 30% se pasó al CC. Pero en la noche electoral, los populares ya palpaban el poder.

Los cinco concejales del PP acompañan a los seis de CC en la Junta de Gobierno Local constituida el 21 de junio con un reparto equitativo de las áreas de gobierno. Bajo la regencia del nacionalista Juan Ramón Felipe, los populares gestionan Educación y Cultura, Servicios Sociales y Deportes, Formación y Empleo, Movimiento vecinal y Seguridad y Transporte. Economía y Hacienda, Urbanismo y Vivienda, Infraestructuras y Servicios Públicos, Transporte y Medio Ambiente, y Turismo, Juventud y Fiestas quedan en manos del CC

Camaleón Felipe

El acuerdo de gobierno con el PP fue justificado por Juan Ramón Felipe como “necesario para la estabilidad y gobernabilidad del Ayuntamiento”. Dos años antes, el alcalde Felipe defendía su alianza con el PSOE para desalojar a los conservadores: “El PP, venido a menos, es incapaz de solucionar los múltiples problemas que la sociedad de la capital demanda de sus mandatarios”. Y validaba el pacto con los socialistas: “Todos querían un cambio, que ha traído ilusión y felicidad a los vecinos (…) pronto los ciudadanos comenzaron a notar el cambio en positivo que transmite el grupo de gobierno CC-PSOE”.

Sobrepasado el período de gracia, el nuevo gobierno CC-PP no ha revelado aún su política municipal y hay síntomas preocupantes de irresolución sobre los proyectos e inversiones aprobadas en la breve administración del PSOE con Coalición Canaria. El gobierno conservador, en cambio, sí ha resuelto subirse el sueldo. Ahora, los siete concejales de dedicación parcial, que acuden al ayuntamiento de dos a cuatro horas diarias, cobran entre 1.160 y 1.860 euros al mes; los tres de dedicación exclusiva, entre 2.760 y 3.972; y el alcalde, 4.665 euros. A lo que cada uno sumará 120 euros por pleno al que asista y 60 por junta.

No está nada mal en una capital donde el ingreso disponible medio en cada hogar es de 1.436 euros mensuales y el 25% de los hogares están bajo el umbral de la pobreza. Eso sí, en octubre, el nuevo ayuntamiento comenzó a instalar luces y adornos navideños por la calle Real.

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