La retirada al término de la temporada 2006-2007 del mejor luchador de las últimas dos décadas, Francis Pérez, nos permite realizar un diagnóstico sobre la situación actual de la Lucha Canaria en comparación con años anteriores y vaticinar su devenir en función de cómo se están desarrollando los acontecimientos.
Cuando El Pollito de La Frontera comenzó a despuntar en los terreros de brega, luchaba en su isla natal, en el club Ramón Méndez, donde no paraba de ganar títulos en todas las categorías de base e, incluso, en Tercera, cuando aún era infantil y cadete. Su figura era inmensa y se proyectaba como el luchador más dominante de una época, capaz de conseguir para El Hierro lo que hasta entonces grandes promesas no lograron para varias potentes selecciones: un título en propiedad del prestigioso Torneo Pancho Camurria-CajaCanarias de selecciones juveniles. Cuando alcanzó la edad sénior, en El Hierro formaron un equipo para que compitiera en la máxima categoría de entonces, la Preferente, aunque seguía haciendo lo mismo que desde infantiles: tirar a la práctica totalidad de los rivales del equipo contrario. Eran tiempos en los que había que viajar a todas las islas para competir, excepto a La Gomera, y el número de equipos inscritos de máximo nivel llegó a superar la veintena.
Junto al representativo de El Hierro había un equipo en La Palma, en Los Llanos de Aridane; otro en Lanzarote, el Yaiza; cuatro en Fuerteventura (Rosario, Maxorata, Playas de Jandía y Unión Antigua), a los que se sumaban los tradicionales clubes de Tenerife y Gran Canaria. En aquella época no existía la Televisión Canaria, sólo La Luchada que presentaba José Manuel Pitti en Televisión Española en Canarias y que tenía muy buenos índices de audiencia. Además, la gran rivalidad existente y el espectáculo estimuló la entrada de otros operadores: Antena 3 Televisión y Canal Plus. El dinero de las televisiones sembró una primera cosecha de discordia. Han pasado los años y los presidentes de las federaciones de entonces y el panorama es desolador: las licencias federativas han descendido como el grosor de la capa de ozono y ya sólo hay equipos de Primera Categoría en Tenerife. Y sólo nueve.
El que quiera ver a los mejores luchadores o viene a esta Isla o tiene que esperar a verlos por televisión. Pero ya no en La Luchada de Televisión Española, sino en la Televisión Canaria, que sólo retransmite un pequeño grupo de luchadas acordadas con la Federación Canaria. Se acabó la Lucha Canaria como fenómeno regional, porque sólo hay Primera Categoría en Tenerife y tampoco hay Segunda en todas las Islas: sólo en Lanzarote y La Palma. ¿Y Gran Canaria? Pues… ¡Sorpresa! Sólo se compite en Tercera. ¿Y Fuerteventura? Pues después de sólo tener competiciones de base ha sido todo un éxito que vuelvan en 2007 a tener competición, de momento, ¡en Tercera!
En resumen, la Lucha Canaria, en la práctica totalidad de sus estamentos y en su entorno más cercano, lleva varios años siguiendo la filosofía del perro del hortelano, consistente en que ni come ni deja comer. Y el final del cuento ya lo conocen ustedes: entre todos la mataron y ella sola se murió. En el futuro sólo nos quedará consolarnos con la manida frase “al menos fue bonito mientras duró”, aunque no es la primera vez a lo largo de la historia que la Lucha Canaria muere y luego resurge de sus cenizas, como el Ave Fénix.
Un ataque a la base
Pero si ya no se puede hablar de competición regional a nivel de equipos, el egoísmo insularista lleva camino de matar también dos torneos de base de selecciones que tanto tiempo y esfuerzo ha costado consolidar y que, curiosamente, todas las federaciones insulares quieren conquistar, además de haber conseguido mayor audiencia en televisión porque los jóvenes van a dejarlo todo sobre el terrero y a dar espectáculo y no tienen que estar sometidos a tácticas de equipo, sino simplemente salir a ganar. En vez de destinar recursos a favorecer la Lucha en todas las Islas patrocinando nuevos torneos regionales, la Obra Social de La Caja de Canarias (que, en este caso, no hace honor ni a la palabra social ni a Canarias) firma un convenio con las tres federaciones insulares de la provincia de Las Palmas, que amenaza la continuidad de los torneos Pancho Camurria-CajaCanarias de juveniles y Alfredo Martín El Palmero-CajaCanarias de cadetes, cuando rechazó en su día patrocinar en solitario este último torneo cadete y el Faro de Maspalomas de infantiles. Lo que se dice, todo un ejemplo de respeto por nuestro Deporte Vernáculo y de contribución al fomento de una identidad común entre las Siete Islas.