Los palmeros y palmeras afrontamos la llegada de un nuevo año, el 2008, plenos de esperanza en el futuro de nuestra Isla, basado en nuestro trabajo diario y constante, cosa por otra parte propia de la idiosincrasia palmera. Echando la vista atrás, tenemos en nuestras retinas todo lo acontecido durante el 2007. Un año intenso, repleto de importantes acontecimientos para el futuro devenir de nuestro terruño. Este ha sido un año en el que hemos ido ajustando desde el Cabildo Insular las políticas marcadas, significando un cambio sustancial al pasar a ponderar como principal actividad las políticas sociales de atención a los más desfavorecidos, a los discapacitados y a los mayores, continuando, a la vez, manteniendo las políticas de inversiones de años anteriores en infraestructuras, porque sin duda estas son también necesarias y generan actividad económica al sector.
Lo he dicho muchas veces, La Palma está en unas condiciones óptimas para afrontar los retos del futuro. Es necesario, por supuesto vencer ciertos tics históricos que mantenemos, ciertas debilidades, que probablemente están en algunos aspectos enlazados. Pero creo que tenemos las capacidades suficientes para poder resolver esos pequeños déficits y poder asumir con responsabilidad el reto de futuro que es muy importante.
Y todo ello acontece en un Archipiélago en el que la situación política es difícil. En Canarias, cada isla es una realidad diferente. Conciliar esas siete realidades no es un trabajo fácil. Además, la diversidad de la opinión de los diferentes ciudadanos canarios origina un mapa político de complicado encaje en un gobierno estable. Siempre estaremos sometidos a un ir y venir, en los que cada declaración pública se convierte en una mini-crisis, lo que es consustancial al modelo que hemos querido para Canarias, pero yo creo que tenemos un Gobierno estable que va a funcionar, y lo esta haciendo ahora correctamente. La pena es que muchas veces no es capaz, por esas dificultades de comunicación, de llegar a los ciudadanos con lo que son las políticas que se están haciendo de verdad en el Gobierno.
La Palma se verá beneficiada del repunte de la actividad económica que hay en Canarias, por lo que también hemos apostado por dinamizar la actividad privada, generadora de empleo más estable para los ciudadanos. En ese apoyo a la generación económica tengo que destacar a la actividad agrícola, elemento esencial para el desarrollo de la isla. Además, los paisajes agrarios de medianías constituyen un ejemplo de nuestra identidad y nuestra cultura. En todo el Primer Mundo, la agricultura no constituye sólo una fuente de recursos para los agricultores y esa sociedad, también significa un paisaje, una cultura y calidad alimenticia, por lo que creo que siempre existirá la ayuda compensatoria para una agricultura que pretende ser también de Primer Mundo.
Respecto al sector platanero, nosotros tenemos más de 5.000 familias en la Isla que dependen del plátano de forma directa, y otras muchas de forma indirecta, por lo que tenemos que hacer todos los esfuerzos para que Europa continúe garantizando las ayudas a la producción y la comercialización del contingente comunitario, frente a las producciones del plátano centroamericano. Y para conseguir nuestros objetivos económicos será fundamental algo de lo que hemos oído hablar mucho últimamente, la propuesta para declarar al puerto de Santa Cruz de La Palma como frontera Schengen, lo que significará su consideración como frontera exterior de la Unión Europea, convirtiéndolo en un puerto internacional que permitirá mejorar el futuro comercial y económico de la Isla.
La declaración del puerto de Santa Cruz de La Palma como frontera Schengen, convertiría a la Isla en uno de los pasos fronterizos en los que se permite la entrada de mercancías, personas o servicios procedentes de países no firmantes del acuerdo Schengen, cumpliendo siempre con las medidas de seguridad necesarias. La frontera exterior Schengen permitirá el atraque en nuestro puerto de cruceros procedentes de otros países, fundamentalmente de América. Esto facilitaría la creación de una estrategia turística para incrementar la llegada de barcos y turistas y, con ello, aumentar la riqueza insular.
Desde el año 2004 en el que llevé al Senado la petición de declaración de frontera Schengen, no sólo para el puerto de Santa Cruz de La Palma, sino también para el muelle de Puerto del Rosario, en Fuerteventura, he luchado por los intereses económicos de la Isla, que merece esta consideración como punto fronterizo de la Unión Europea. Este ha sido uno de los objetivos que siempre me he marcado como senador por la Isla de La Palma. Y a pesar de que el Senado ha apoyado unánimemente mi propuesta, el Gobierno del Estado sigue incumpliendo, una vez más, sus promesas y continúa poniendo obstáculos a esta consideración fronteriza para el puerto de Santa Cruz de La Palma. El trabajo está hecho y sólo falta esperar por su resultado, que llegará, seguro, muy pronto.
El año que dejamos atrás también hay que recordarlo por una importante cita electoral que llevó a todos los canarios a las urnas. No podemos obviar los buenos resultados obtenidos por la formación política que represento, que por cuarta vez consecutiva ha conseguido colocarse como la primera fuerza política insular. Los palmeros y palmeras han sabido valorar el trabajo realizado a lo largo de los últimos años, y con su respaldo mayoritario miramos hacia delante en esta nueva etapa al frente del Cabildo de La Palma, consciente de la necesidad de afrontar grandes temas que resultarán decisivos para el desarrollo de la Isla.
Los ciudadanos han dado su veredicto en función del trabajo realizado en estos años, lo que nos da mayor responsabilidad a la hora de poder afrontar los compromisos que hemos asumido con la sociedad palmera y tener la fortaleza para poder afrontarlo. Confío en la consecución de tales objetivos en el marco de un exhaustivo trabajo en equipo. Siempre me ha sustentado la ilusión y la pasión de creer en mi Isla y en mi gente, verdadero tesoro en medio del Atlántico azul, porque jamás nos hemos resignado ante las adversidades y para los que el hecho insular nunca ha sido un obstáculo de partida. Muy al contrario, lo hemos asumido como un reto diario para superar esa frontera que marca la geografía insular.