Con la aprobación en Lisboa el pasado 19 de octubre del nuevo Tratado de Unión Europea se puede considerar concluida una fase esencial del desarrollo de la integración de Canarias en Europa. El nuevo Tratado de Unión reconoce el carácter permanente del estatuto privilegiado de las regiones ultraperiféricas, entre las que se encuentra nuestro Archipiélago. Hemos de recordar, además, que las perspectivas financieras del actual septenio aprobadas el año pasado previeron un sobre especial para Canarias, que, unido a otros recursos, garantiza a nuestra comunidad autónoma siete millardos de euros para el período 2007-2013.
Sumando estos recursos a los que ha recibido ya Canarias desde el ingreso de España en la Unión en el año 1986, podemos afirmar que nuestra región ha recibido fondos suficientes, y seguirá recibiéndolos hasta el año 2013, para dotar a nuestra población de las infraestructuras necesarias para desarrollar la economía del Archipiélago en el ambiente altamente competitivo del mundo actual. El futuro va a depender, en definitiva, de nuestro propio esfuerzo.
Coincidiendo con estos acontecimientos, la Comisión Europea acaba de publicar un Libro verde sobre las perspectivas de las regiones ultraperiféricas. Como es sabido, el Libro verde es, básicamente, un documento de consulta y la Comisión espera que las instituciones públicas y privadas de las regiones ultraperiféricas se pronuncien sobre las ideas que en él se contienen. Por tanto, es una invitación al debate en nuestras regiones para que hagamos propuestas inteligentes sobre nuestro propio futuro.
Las ayudas de la Unión Europea a Canarias se han centrado hasta ahora en dos sectores: las infraestructuras y la agricultura. Estas ayudas van a continuar en lo sucesivo pero con un cambio importante en la modulación. Las ayudas dirigidas a las infraestructuras deberán cambiar de orientación para centrase en las infraestructuras inteligentes de la nueva sociedad tecnológica y de la información y habrán de tomar en cuenta, además, la recuperación del valor más importante de Canarias, su ambiente natural. Las ayudas a la agricultura habrán de adaptarse a las nuevas condiciones de la política agrícola común, en el marco de las negociaciones en marcha en el seno de la Organización Común de Comercio.
En estas nuevas circunstancias, los canarios tenemos que aprovechar los recursos que la Unión Europea sigue poniendo a nuestra disposición para defender nuestro ambiente, para regenerar nuestras costas y nuestras playas, para desarrollar nuestro sistema educativo y para potenciar nuestras universidades y otros centros de investigación, así como para hacer más competitivas nuestra agricultura y nuestros servicios.
En definitiva, en la nueva etapa de la Unión Europea, los canarios hemos de cambiar nuestra mentalidad. No se trata de seguir cubriendo de cemento el exiguo territorio de que disponemos, sino de potenciar nuestro capital humano, de crear nuevas estructuras empresariales y nuevas instalaciones intangibles para participar de modo eficaz en el sistema económico altamente competitivo de la actual sociedad mundial.
Aunque no nos guste, hemos de darnos cuenta de que una de las características distintivas de nuestra región, la insularidad, ha sido erosionada tanto por el desarrollo de las comunicaciones como por el proceso mundial de globalización. La muralla protectora que nos daba el mar ha desaparecido prácticamente. Canarias es hoy un lugar abierto que no podemos cerrar a nuestro antojo. A la inversa, a los canarios se nos han abierto las rutas del mundo. El futuro de nuestra región depende de la aceptación de esta nueva realidad.
Los canarios hemos de esforzarnos, así, por un lado, en proteger nuestro territorio y nuestros espacios marítimos de los crecientes ataques contra el ambiente, derivados del desarrollismo y, por otro lado, aceptar la realidad de que vivimos en un mundo que no respeta la insularidad y que exige un gran esfuerzo en materia de competitividad para subsistir como economía viable.