2007 no será un año más en el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana. Dentro de la marcha cotidiana propia de un municipio hay tres hechos por los que el año que termina siempre será recordado.
En la memoria colectiva de los grancanarios, y especialmente de los tirajaneros, quedará grabada la fecha del 27 de julio, cuando, a las 14.00 horas, un empleado de Medio Ambiente prendía fuego al monte en Artenara con la intención de conseguir así la prorroga de su contrato de trabajo. Ese día y a esa hora se gestaba lo que a lo largo de la semana siguiente se convertiría en el mayor desastre ecológico de la Isla. Las condiciones climatológicas que se dieron durante esos días y la limitación de medios para actuar sobre una orografía tan compleja en circunstancias tan adversas hicieron que cuatro municipios se vieran afectados por las llamas. Dos de ellos, San Bartolomé de Tirajana y Mogán, prácticamente ardieron.
El esfuerzo humano que se hizo, y como alcaldesa me consta que fue muy grande, no fue suficiente para enfrentarse al monstruo que se engendró con el paso de los días, especialmente la madrugada del lunes 30, cuando el cambio de las condiciones climatológicas convirtió los campos y pagos tirajaneros y moganeros en un infierno. Aunque durante el fin de semana se había evacuado el pago de Ayacata por precaución, el avance de las llamas y la virulencia con la que se desarrolló el fuego obligó a tomar la misma medida con otros barrios del municipio: Cercados de Araña, Cercados de Espino, Ayagaures, Fataga, Montaña La Data, Palmitos, La Plata…
A pesar de que el grupo de Gobierno hacía escasamente un mes que había tomado posesión, creo firmemente que el trabajo que llevó a cabo fue modélico, al igual que el realizado por los trabajadores municipales, que en muchos casos suspendieron sus vacaciones para integrarse en la disciplina de la lucha contra el fuego. Las cifras resultantes de esta catástrofe son mareantes. Sólo en nuestro municipio las hectáreas quemadas rozaron el millar; hubo que realojar a cientos de vecinos en apartamentos, hoteles y albergues; se gestionaron miles de litros de agua y comida, tanto para los vecinos como para los trabajadores que se mantuvieron, incluso más de lo que aconsejaba la prudencia, en las labores de extinción; se crearon oficinas para coordinar las evacuaciones, oficinas que posteriormente se reconvertirían en ventanillas para recoger y gestionar las ayudas…
Hoy puedo decir que el incendio del verano del 2007 ha sido una de las experiencias más complejas y duras a las que he tenido que enfrentarme como gestora y como persona. A pesar de ello, o quizá gracias a ello, pudimos conseguir ver también lo mejor del ser humano. Por la parte institucional, municipios como el de Artenara y Santa Lucía acogieron a muchas de las personas damnificadas sin tener nosotros siquiera que solicitarlo; desde Las Palmas de Gran Canaria mandaron agentes de bomberos y policías y, lo que es mucho mejor, vecinos y vecinas acogieron a quienes lo necesitaron en sus casas durante el tiempo que duró el desalojo; numerosas empresas colaboraron de forma desinteresada en cuestiones de avituallamiento y acogida; un número importante de entidades pusieron a disposición de los servicios de extinción camiones, tractores, cubas, etcétera. A todos, una vez más, mis más sincera gratitud como representante del municipio y como vecina de San Bartolomé de Tirajana. Casi tres meses después de que se diera por extinguido el colosal fuego, aún son numerosos los recursos municipales y de otras instituciones que siguen destinándose a paliar los daños causados.
El segundo de los hechos que quedarán en la memoria colectiva es la actuación judicial llevada a cabo en el Ayuntamiento bajo el nombre de operación Paraíso. La detención de varios funcionarios, un empresario vinculado con obras municipales y un concejal de la oposición tras las elecciones del 27 de mayo supuso un varapalo importante para el municipio y para la institución, especialmente en cuanto a credibilidad ante los vecinos. No se trataba de la primera acción judicial contra presuntas actuaciones ilícitas en un ayuntamiento en la que se veían implicados funcionarios, empresarios y concejales, pero el hecho de que se realizara tan inmediatamente seguido a las elecciones y en el municipio turístico más importante del territorio español -donde no se puede negar la existencia de intereses urbanísticos-, abría un cajón en el que muchos han creído ver la madeja de la corrupción.
En este caso quiero ser contundente, tanto en mi calidad de responsable política como en mi condición de ciudadana de este municipio. Como alcaldesa debo decir que la colaboración con la Justicia hasta el día de hoy ha sido absoluta, y así lo seguirá siendo. Son el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana y el pueblo tirajanero los primeros interesados en que todo se aclare y en que se depuren las responsabilidades si las hubiera. Confieso que no facilita el trabajo propio de un ayuntamiento el permanente goteo de expedientes que salen hacia el juzgado o la imposibilidad de continuar o consultar aquellos que fueron intervenidos durante el registro. No obstante, y como política, quiero recordar que, de momento, hablamos de presuntas irregularidades que, aunque se confirmaran, no pueden generalizarse ni a todos los funcionarios, ni a todos los empresarios, ni a todos los políticos. Estoy convencida de que la Justicia definirá mejor que nadie quienes han obrado mal y cuáles son sus responsabilidades. No seamos nosotros los jueces y dejemos actuar a la Justicia.
Por último, como tercer punto culminante de este resumen del año 2007, quiero dejar constancia del trabajo llevado a cabo durante los pocos meses que llevamos gobernando y cerrar este artículo con algunas valoraciones positivas: la primera, la estabilidad que el pacto Nueva Canarias-PSOE ha dado al municipio; y la segunda, el desbloqueo que han sufrido importantes sentencias judiciales que no se habían cumplido hasta ahora. Pondré como ejemplo la recuperación del aparcamiento del Anexo II, que aportará anualmente al consistorio varios miles de euros cada año, frente al canon irrisorio que el anterior adjudicatario pagaba. Con trabajo y tesón hemos resuelto en cuatro meses lo que no se había hecho en seis años. Otra mejora importante y que hoy puede que no se valore en la dimensión adecuada es la recuperación del concurso eólico en toda su dimensión. La creación de un convenio marco para todas las empresas que deseen instalar parques eólicos se traducirá en la entrada de una importante cantidad de dinero a las arcas municipales, que irá destinada a fines sociales, medioambientales y de desarrollo tecnológico. Y todo el proceso con la mayor transparencia.
El 2007, pues, termina lleno de esperanzas para el futuro: el compromiso de inversiones para la renovación de infraestructuras y planta alojativa obsoleta con la implicación de instituciones como el Cabildo, el Gobierno central y el autonómico; puesta en marcha de numerosas obras de infraestructura; un avance espectacular en el plan general que presentaremos antes del verano del 2008; el inicio de las obras para la construcción de nuevas viviendas de carácter social; el regreso a la lucha por una sanidad digna en el municipio y en la comarca… 2007 pasará como un trampolín hacia el futuro y, a pesar de las vicisitudes, estamos preparados para todo.