Los periodistas somos presa del día a día. La actualidad nos consume la jornada laboral, sin tiempo casi nunca para levantar la vista y observar. Los informativos de radio y televisión, Internet, las agencias y la prensa nos sitúan habitualmente en un panorama repleto de fútbol, algo de baloncesto y voleibol, lucha canaria, motor y poco más. Es así aunque suene a excusa y aunque a muchos de los que nos dedicamos a esto nos cueste reconocerlo.
La atención está centrada en los llamados grandes asuntos. Un ejemplo de ello es que, aún en Segunda División, los dos máximos representantes del fútbol canario juntan en cada uno de sus derbis anuales a unos 20.000 aficionados en cada estadio y a unos 200.000 teleespectadores por partido. Nadie discute del interés de determinados acontecimientos, por su magnitud y su carácter de innegable espectáculo… dentro y fuera del campo. No obstante, la visión que muchas veces damos los informadores de la realidad no acaba de ser completa. Y eso lo digo haciendo lo que entiendo como sana autocrítica y partiendo de la base de que en Canarias contamos con casi 60 federaciones deportivas. No seré yo quién niegue que mucha de esa actividad que los periodistas no vemos o a la que no llegamos tiene un valor más social que deportivo-informativo.
Profundizando en el análisis, los fríos números nos sitúan en un panorama polideportivo de amplio espectro y en constante crecimiento, lo que en el fondo también resulta una novedad que muchas veces pasa desapercibida. Está claro que a nadie sorprende que el fútbol en Canarias cuente con unas 50.000 licencias. Juntando la actividad de todas las categorías, muestra que en la provincia de Santa Cruz de Tenerife se celebran en una jornada del orden de unos 250 partidos de fútbol. Ello sin duda justifica la inversión de las instituciones en este deporte. En la isla de Tenerife se cuentan ya con más de 100 campos de fútbol, de los cuales un 80% disponen de césped artificial. El llamado deporte rey ha crecido y mucho desde esa mejora de instalaciones y también gracias a la generalización del fútbol 7, inteligente adaptación a las condiciones físicas de los más pequeños. Se acabó aquella imagen de los benjamines y alevines intentando guardar el equilibrio sobre un terreno lleno de piedras, charcos, polvo… y donde los niños tardaban minutos en cruzar de área a área.
Pero el día a día, si levantamos la cabeza del fútbol, nos ofrece otros datos que sí resultan cuando menos sorprendentes. Sorprendente por el amplio espectro de disciplinas con el que contamos en las Islas y sorprendente por el alto número de licencias. Unos datos ante los que resulta difícil aplicar el tópico de deporte minoritario. Y es que partimos de una premisa: el Archipiélago como campo ideal, básicamente por sus condiciones medioambientales, para la práctica de cualquier deporte. Los hay con una dilatada trayectoria en esta tierra. El ciclismo es uno de ellos. Tenerife dispone de la segunda ronda por etapas más veterana del país, con más de 50 ediciones, sólo superada por la Vuelta a España. Sin embargo, este viejo deporte se ha visto repentinamente rejuvenecido por la irrupción de nuevas disciplinas, casos del BMX y el descenso. La bicicleta de montaña ha triunfado sobre todo entre la población más joven, deseosa de competir derrochando grandes dosis de adrenalina, aprovechando las enormes pendientes de nuestros montes y barrancos. Por ello no es de extrañar que esta tierra ya haya alumbrado a campeones de España como Yeray Vargas o Edgar Carballo.
Y que decir de las actividades subacuáticas: apnea, fotografía submarina, video submarino, pesca submarina, natación con aletas, buceo… Una serie de disciplinas que explica que en Canarias existan unas 2.800 licencias. Un éxito sin duda compartido con todo lo que tiene que ver con el ámbito marino: la vela, el surf, la motonáutica o el equí náutico. Y existen otras federaciones canarias que pueden presumir sin duda de no ser minoritarias, ni mucho menos. En este sentido, el fenómeno del golf es paradigmático. Este deporte, erróneamente considerado elitista, junta en el Archipiélago ya a 8.500 jugadores con licencia. La generalización de campos en casi todas las islas (sólo El Hierro y La Palma no disponen de este tipo de instalaciones), ha hecho sin duda que este juego resulte cada vez más atractivo. La posibilidad de cambiar de escenarios ha permitido a los practicantes salir de la monotonía. Canarias dispone actualmente de 23 recintos: uno en La Gomera, nueve en Tenerife, ocho en Gran Canaria, dos en Fuerteventura y tres en Lanzarote. Ello, sin duda, explica que ya no pase un fin de semana que no se organice alguna competición.
Podemos hablar también de deportes digamos tradicionales y cuyo número de practicantes son indicadores de la cultura deportiva de determinada comunidad. Un buen ejemplo de ello resulta sin duda el atletismo, que ha pasado a estar asociado en Canarias a una actividad básicamente pedestre, de cross y carreras populares, a conquistar el corazón de los más jóvenes a través de la pista. La puesta en marcha de nuevas y modernas instalaciones, como Tíncer y Los Realejos, en Tenerife, unido a la organización de competiciones específicamente para escolares, ha contribuido sin duda a alcanzar las casi 2.000 licencias con las que cuenta el atletismo en Canarias. Y el ajedrez tampoco resulta una disciplina a pasar por alto. Un deporte con siglos de historia y con unos beneficios enormes para sus practicantes, muy compatible con la vida escolar de los niños y jóvenes, que al margen de relacionarse socialmente les hace mejores estudiantes. Las 4.200 licencias con las que cuenta el ajedrez en estas islas están sin duda aún lejos de las cifras de otros países, pero por ello no se debe dejar de reconocer los importantes avances experimentados.