Coalición Canaria ha cumplido 15 años de presencia ininterrumpida en las Cortes Generales, desde aquel verano de 1993, cuando, pocos meses después de su nacimiento, la nueva fuerza política llegaba al Congreso y al Senado con la bandera de la defensa de Canarias y entraba en los lugares donde, hasta entonces, sólo se dejaban oír las voces de Cataluña y Euskadi.
En el evidente progreso que ha experimentado Canarias en los últimos años ha jugado un importante papel el trabajo de los grupos parlamentarios de CC en el Congreso y el Senado. Sus diputados y senadores han contribuido a la concienciación de los gobiernos del Estado y de las distintas fuerzas políticas de que a dos mil kilómetros de distancia del continente existe un conjunto de islas que tienen sus propios problemas, a causa de la lejanía y la insularidad, y que necesitan, por tanto, soluciones distintas, adecuadas a su propia singularidad.
Nuestro papel en Madrid, el que hicieron quienes nos precedieron y ahora nosotros debemos seguir cumpliendo, consiste en lograr que los asuntos de Canarias estén en la agenda política nacional y sean considerados temas de Estado. Que cada uno de los proyectos de ley contemple la singularidad de Canarias, que cada una de las decisiones políticas del Gobierno esté adaptada al hecho insular y a la realidad de dos millones de personas que viven (vivimos) tan lejos del resto de España.
Antes, las leyes estatales se elaboraban y se aplicaban sin incluir nuestras particularidades. La presencia y el trabajo del grupo nacionalista ha forzado al Gobierno central a tener en cuenta que no siempre las leyes pueden ser iguales para un territorio peninsular que para otro insular. Veamos un ejemplo ilustrativo: la Ley del Suelo no puede aplicarse de igual manera en un territorio amplio y continuo como el de la Península que en otro pequeño y fragmentado como el de un archipiélago.
No sólo es importante que el Gobierno recuerde todas las semanas que nuestra tierra existe. También la presencia de Canarias en los medios informativos permite una sensibilidad especial y un conocimiento de todos los españoles y de los agentes sociales, económicos y políticos de la realidad física, social y económica en Canarias. A veces, nos acostumbramos a las cosas y le restamos valor. Pero nadie puede negar la necesidad de que haya una representación canaria distinta a la de los miembros de los partidos estatales en los principales centros de decisión política del Estado.
Los hechos lo demuestran. En el momento de escribir este artículo, cuando han pasado nueve meses desde el comienzo de la legislatura, el líder socialista canario –que no sólo fue el cabeza de lista de su partido, sino también es su secretario general– no ha tenido ni una sola iniciativa en el Congreso de los Diputados sobre ningún asunto. Ni siquiera de política canaria. Ha estado totalmente mudo. Para el secretario general de los socialistas canarios no ha habido ningún tema que plantear al Gobierno central. No ha abierto el micrófono ni una sola vez para intervenir en la cámara.
En cambio, en el mismo periodo de tiempo, los diputados y senadores de Coalición Canaria hemos presentado 1.051 preguntas escritas, 5 interpelaciones, igual número de mociones, 11 preguntas orales a miembros del Gobierno y, en total, hemos intervenido en 116 ocasiones en las Cortes Generales. Además, somos los únicos parlamentarios canarios que hemos preguntado en el Pleno al presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero.
Esto quiere decir que, si no hubieran estado los diputados y senadores de CC en los últimos nueve meses, Canarias no hubiera existido, no hubiera tenido presencia en la política nacional. Ni los problemas del plátano y el tomate, ni las prospecciones petrolíferas en las costas canarias, tampoco la problemática del paro en Canarias, el transporte o las condiciones específicas de la crisis económica en las Islas, habrían sido discutidos en las Cortes.
Los problemas de la inmigración o asuntos como la Catedral de La Laguna, el Archivo Histórico de Las Palmas, el campo de tiro de Pájara, el centro sociosanitario de La Palma, la ampliación del aeropuerto de El Hierro… y tantos otros han sido llevados al Congreso y al Senado por los representantes de Coalición Canaria. Ello nos lleva a preguntarnos: de no existir CC, ¿qué diputados o senadores canarios presentarían interpelaciones, mociones, preguntas orales a los ministros sobre asuntos canarios? ¿Qué diputado canario puede plantear al presidente del Gobierno temas específicos de las Islas y arrancarle compromisos?
En los grandes debates de Estado (investidura, estado de la nación, comparecencias de Zapatero…) hay pocas voces diferenciadas, que pongan el foco en determinadas comunidades autónomas: sólo Cataluña, País Vasco, Galicia, y gracias a la existencia de CC, Canarias.
CC no forma parte del Gobierno ni de la oposición. Los diputados y senadores de CC tenemos muy claro nuestro papel, que no es otro que la defensa de los intereses de nuestra tierra y ser la voz de dos millones de canarios. Estamos tendiendo puentes para tener un diálogo permanente con el Gobierno de la nación que facilite las relaciones institucionales que deben mantener el Gobierno de la Comunidad Autónoma con el Gobierno del señor Zapatero.
Hay muchos temas que no se pueden resolver sin contar con la Comunidad Autónoma pero también hay muchos otros que no se pueden asumir sin el apoyo y la corresponsabilidad del Gobierno de la nación. Tenemos claro cuál es nuestro papel en el escenario político nacional. Queremos que Canarias continúe teniendo su propia voz en las Cortes. Que los centros de decisión del Estado tengan en cuenta la existencia de nuestra tierra, de su gente y de sus problemas. Y que conozcan nuestras propuestas para solucionarlos.
