Coalición Canaria pierde la calle

Los resultados arrojados por las dos últimas citas electorales celebradas en las Islas reflejan un claro descenso de los apoyos recibidos por CC. Unos datos que han llevado a la propia formación a analizar por qué cada vez genera menos entusiasmo entre los canarios. Aunque aún mantiene cuotas de poder en determinados territorios, su influencia desciende y su mensaje ya no llega al electorado.

Coalición Canaria continúa ocupando ciertas cuotas de poder, sobre todo en Tenerife, La Palma y El Hierro, donde gobierna en cabildos y gran parte de las grandes ciudades, pero la situación en que se encuentra ahora mismo la formación nacionalista genera preocupación en sus dirigentes, que han visto como en los dos últimos años su peso a nivel autonómico y estatal ha ido descendiendo paulatinamente y su mensaje ya no cala como antes en la población del Archipiélago. La principal prueba son los resultados obtenidos en las dos últimas elecciones, autonómicas y generales. Si en las primeras estuvieron a punto de perder el Gobierno de Canarias, en las segundas quedaron reducidos a meros espectadores de lo que acontece en el escenario de la política nacional.

Conscientes de ello, al menos algunos, en CC decidieron el pasado verano abrir un periodo de reflexión que debería concluir con las ponencias elaboradas de cara al IV Congreso Nacional, celebrado en Las Palmas a finales de octubre de 2008. En el texto del acuerdo adoptado por el Consejo Político Nacional a mediados de julio, por el que se convoca al citado encuentro, se puede leer lo siguiente: “Los resultados de las dos citas electorales, el proceso de división de CC en Gran Canaria, la siempre latente desconfianza insular y los errores cometidos han encendido las señales de alarma. Después de estar quince años gobernando este Archipiélago, los electores, aunque cada isla ha sufrido el desgaste de una manera diferente, nos han indicado de manera inequívoca que hay que hacer un parón en el camino y reflexionar sobre cómo se puede dar un nuevo impulso al proyecto nacionalista. Los cambios deben ser evidentes, pero pausados; no se trata de desconcertar, sino de avanzar por una nueva senda asumida por todos como la más adecuada para el progreso del nacionalismo y de Canarias”.

El propio ex presidente de CC, José Torres Stinga, al presentar su informe de gestión hacía un llamamiento a los delegados presentes en Las Palmas: “Este cuarto Congreso exige dos ejercicios: uno, de autocrítica; otro, de replanteamiento de la acción”. Si lo consiguieron o no, el tiempo lo dirá. La primera impresión es que la cita de los nacionalistas se ocupó más de la estructura de la propia formación y de las personas que debían ocupar la dirección que de los problemas que desde hace algunos años viene padeciendo su proyecto político. Dentro de la propia organización reconocen, así lo manifiestan tanto en público como en privado, que las labores de gobierno han llevado a los dirigentes de CC a estar más preocupados de la gestión que de la gente, lo cual ha terminado por hacer mella en la verosimilitud de la organización y que “el proyecto político de Coalición Canaria se encuentra en un momento difícil, con claros síntomas de agotamiento, con preocupante falta de credibilidad política y con escasa sintonía con la sociedad”.

No hay que olvidar que el nacimiento de CC viene motivado precisamente por la necesidad de dar solución a los problemas de Canarias y los canarios, pues, en su opinión, desde la lejanía ni se comprenden ni se actúa con la misma celeridad. Y es ahí donde esta formación está encontrando su principal escollo, en que las dificultades que ahora mismo tiene la ciudadanía no se resuelven o se tarda mucho en hacerlo. A todo lo anterior hay que sumar la falta de unidad dentro de la formación nacionalista y que la imagen que proyecta CC está asociada “al desarrollismo y la especulación”; más vinculada a determinados sectores empresariales, para los que se actúa como mercaderes en Madrid, que al vecino de a pie, al que únicamente se recurre cuando se acercan las citas electorales.

De todo ello se habló en el IV Congreso Nacional, pero existen ciertas dudas de si se analizó en profundidad y se adoptaron medidas para tratar de paliar el desgaste que desde hace unos años viene sufriendo la organización nacionalista. Los errores cometidos con su ponencia ideológica, en la que se incluyeron ciertos párrafos negando la existencia del Estado español, dan pie a pensar que el encuentro en Las Palmas no cumplió con los objetivos marcados en un principio. Ahora, todas las esperanzas están puestas en Claudina Morales, quien aún tiene tiempo, hasta el próximo encuentro con las urnas (si no se tienen en cuenta las elecciones europeas), de modificar el rumbo de CC. La labor que le espera a la nueva presidenta no es fácil, pues para recuperar la calle deberá primero definir claramente qué es lo que ofrecen los nacionalistas.

Facebook
Twitter
LinkedIn
COrreo-e
Imprimir

Patrocinadores

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad