Los éxitos individuales de los David Silva, Gloria Casanova y compañía suplieron con creces la ausencia de un equipo canario que triunfara de lleno en la élite nacional de su disciplina (sólo el Kalise Gran Canaria de baloncesto opositó con argumentos) en un año, el 2008, que deparó, eso sí, dos medallas olímpicas en natación sincronizada y el descubrimiento de un fenómeno mundial de la natación llamado Enhamed Enhamed Yahdih.
Hace tiempo, entre otras cosas porque no es nada fácil, que Canarias no alumbra un equipo digno de moverse en la planta noble del deporte español, uno de esos equipos que como la Unión Deportiva de finales de los años sesenta –la de Guedes, Tonono y compañía– o el CD Tenerife de principios de los noventa –con Valdano o Heynckes en el banquillo– se atreva a inmiscuirse en el status quo del deporte patrio. Olvidada ya la época del glorioso Guaguas de voleibol, con el Tenerife Marichal digiriendo la muerte de su presidente y los representativos futboleros todavía estancados en Segunda División, sólo el milagro anual del Gran Canaria de baloncesto se atreve a robar alguna apertura en los rotativos nacionales, permiso de por medio del omnipresente fútbol.
Entretanto, el deporte canario, saturado eso sí de una clase media mucho más fértil que en cualquier otra región de la piel de toro (pocas comunidades mueven tantos divisionarios nacionales por habitante como lo hacen las Islas), se encomienda a las alegrías de sus figuras individuales. Los David Silva, Paola Tirados, Gloria Casanova y otros fogonazos puntuales mantuvieron encendida la llama del talento regional durante un año, el 2008, que lloró la muerte del ex futbolista Yeyo Santos, uno de los cinco magníficos que convirtieron en inmortal al Real Zaragoza e inquilino de lujo en la galería de ilustres del deporte canario de todos los tiempos.
Los mediáticos. La fantasía de Silva puso el acento de las Islas en la Eurocopa de fútbol en el año que, por fin, España ordenó toda su clase sobre el verde, se dejó de divismos, excusas y fanfarronerías y etiquetó un bloque con sello propio, acorde al potencial de su liga y amante del toque (gracias Cruyff por parir una fábrica de Guardiolas, porque sin él no hubieran sido posibles los Xavis del presente…). El título continental tuvo en el jugador de Arguineguín la impronta de la talentosa escuela canaria, la de los Valerón, Alfonso Silva, Molowny y compañía.
La lista de canarios mediáticos del año incluyó también, pese a quedarse fuera de los Juegos Olímpicos, a un Sergio Rodríguez empecinado en triunfar en la NBA (va camino de los 200 partidos y le sobra magia para convertir la gallardía de su apuesta en una decisión acertada); contempló también el bronce mundialista del regatista Javier Hernández; los éxitos olímpicos de Tirados y Henríquez, dos de las sirenas del laureado equipo español de sincronizada; y registró una historia agridulce, la del discóbolo Mario Pestano. El atleta de Arico logró la tercera mejor marca mundial del año, dejó un capítulo heroico a su paso por Tíncer (¡69,50 metros!) y otro decepcionante para desconsuelo de todos (él el primero), coincidiendo con su triste aparición por Pekín 08.
Los minoritarios. Las medallas de Gloria Casanova no fueron nunca mediáticas del todo tal vez porque el kárate no es un deporte olímpico, que si no, la lagunera hacía tiempo que hubiera acaparado a nivel nacional el protagonismo que sin duda han merecido sus éxitos sobre el tatami. La tinerfeña dijo adiós a la élite en 2008, no sin antes llevarse otro puñado de metales entre el Europeo de Tallin y el Mundial de Tokio. Fue allí donde puso la guinda a una carrera de ensueño, en la que siempre respondió con coraje y triunfos a los muchos infortunios que se le cruzaron en el camino, como cuando se rompió la nariz en Monterrey 2004 o se quedó con la cadera maltrecha en un accidente en el jet–foil.
Gloria deja, eso sí, el relevo generacional bien cubierto con la joven grancanaria Carmen Vicente, asentada ya en la selección absoluta y asidua también del podio en las citas de máxima exigencia internacional. Y no sólo el kárate barrunta figuras de primer nivel mundial en las Islas. El mismo camino parece que le espera a otras promesas de las artes marciales como la taekwondista palmera Rosanna Simón, que en 2008 vivía sus primeros Juegos Olímpicos con sólo 18 años; el grancanario Nicolás García, bronce en el último Europeo; o el tinerfeño, aún júnior, Samuel González, que viene dando mucho de qué hablar en las categorías menores.
Los anónimos. El deporte canario sigue presumiendo de un rico escaparate polideportivo, capaz de generar medallistas de talla continental y mundial en disciplinas tan dispares y poco reconocidas como el frontenis, las actividades subacuáticas, el sambo, el trampolín o el infravalorado windsurf (10 años después las Ruano siguen siendo campeonas del Mundo una temporada tras otra con una facilidad pasmosa). Los otros éxitos anónimos del deporte regional, más que nada por aquello de su escasa repercusión nacional (nada que ver con el impacto que tienen en las Islas, donde siguen llenando pabellones), apuntan a las nuevas tendencias por las que se rigen las artes marciales. Ha sido el caso por ejemplo de María del Mar Rodríguez, una todoterreno sobre el ring (practica boxeo, muay–thai, full contact, kickboxing…), acostumbrada a fajarse en un mundo de hombres (en las Islas casi no hay sparrings femeninos) y que el último año se proclamó campeona del Mundo de kickboxing amateur, amén de otros títulos nacionales.
Los olímpicos. Mediáticos, minoritarios y anónimos, todos en realidad –menos los que practican modalidades no olímpicas– tuvieron en 2008 su gran cita en los Juegos de Pekín. El deporte canario superó ligeramente su cuota media de representantes olímpicos desde el nacimiento de la España democrática (10,4 canarios de promedio desde Montreal 76) y aportó 13 deportistas al certamen chino, aunque no alcanzó los picos de Sydney 2000 (15 representantes) y Barcelona 92 (14). Además, la última comparecencia olímpica deparó otras lecturas.
Así, por segunda vez después de Atenas 2004, hubo mayoría de féminas (siete mujeres por seis varones) y nuevamente la provincia grancanaria, fiel a la historia, aportó el triple de aspirantes que Santa Cruz de Tenerife (10 grancanarios por tres tinerfeños). Canarias ganó dos medallas (las dos de Tirados y Henríquez en natación sincronizada) y se quedó a una presea de su récord histórico (en Barcelona 92 se llevó tres oros, todos ellos en vela). Y otro dato para reflexionar: 12 de los 13 olímpicos que fueron a Pekín viven habitualmente en Centros de Alto Rendimiento de la Península.
El más grande. El 2008 deparó un exitazo para el deporte canario, que todavía no ha sido lo suficientemente ponderado. Un nadador paralímpico, que compite en la categoría S11 para ciegos totales, hijo de comerciantes saharauis, aunque nacido y criado en la arena de Las Canteras, se convirtió, con sólo 21 años, en la gran figura de la representación española en los Juegos de Pekín. Enhamed Enhamed Yahdih ganó cuatro medallas de oro en los 100 mariposa, 50, 100 y 400 libres, amén de batir por el camino dos récords del Mundo.
Fue uno de los cuatro canarios presentes en las Paralimpiadas y se ganó a pulso la comparación con Michael Phelps. Puestos a ser justos, sus hazañas en la pileta son dignas de ser incluidas entre los méritos contraídos por quiénes forman actualmente la galería de figuras del deporte español, que ahora más que nunca vive su nirvana particular. Por calidad y capacidad de superación, Enhamed merece un sitio junto a los Nadal, Gasol, Alonso y compañía. Es canario y hay razones de sobra para presumir de él.