“¿Ya sabes silbar?”. Casi siempre me preguntan lo mismo cuando vuelvo a casa o me reúno con mis viejos amigos de Tenerife, a los que desafortunadamente no puedo ofrecer una respuesta positiva. Hace casi cuatro años que llegué a La Gomera y todavía no sé silbar. Soy capaz de emitir algún sonido, pero no de comunicarme como ya hacían los antiguos pobladores de esta Isla antes de la Conquista.
Los antiguos pobladores de La Gomera fueron hombres y mujeres que supieron sobreponerse a la adversidad y lograron salvar la escarpada orografía insular con un singular lenguaje que va camino de convertirse en Patrimonio de la Humanidad. En la actualidad, yo no puedo hablar silbando como hacen casi todos los mayores gomeros y muchos de los niños que han tenido la suerte de participar en un programa formativo que incluye el silbo como una asignatura más de la enseñanza obligatoria.
Sin embargo, tengo la esperanza de poder hacerlo pronto, pues a la iniciativa insular que respaldó el Gobierno de Canarias, y que culminó con la integración de este modo de comunicación en la formación reglada, se suma una nueva apuesta del Cabildo de La Gomera para poner en marcha la Escuela Insular de Silbo y extender el conocimiento de esta singularidad gomera, devolviéndolo al lugar que le pertenece dentro de la riqueza que atesora la Isla.
Tras una época en la que el silbo quedó relegado al uso que hacían algunos pastores o habitantes de núcleos alejados, el Cabildo aprobó la primera declaración institucional para que a nivel internacional se reconozca el valor del silbo y empezó a financiar estudios que muestran no sólo las particularidades de este método, sino que, además, han evidenciado la versatilidad del cerebro humano, para concluir que nos ocupamos de un sistema de comunicación lingüística en el que las vocales y las consonantes del español hablado se recodifican, implicando las áreas del hemisferio izquierdo que hasta hace poco se consideraban privativas del habla.
Luego llegó el imprescindible apoyo del Gobierno regional, al que también se ha sumado con su respaldo y defensa el Ejecutivo central, para finalmente trasladar a la Unesco la candidatura del silbo como patrimonio mundial inmaterial, un reconocimiento que permitirá asegurar la supervivencia del leguaje y que ayudará a extender el nombre de La Gomera y de Canarias en el contexto internacional.
Todo apunta a que la propuesta de la Isla, de Canarias y de toda España va por buen camino, pero habrá que esperar hasta mediados del próximo año para saber si definitivamente se obtiene la merecida distinción, para la que el silbo compite con otras propuestas nacionales y extranjeras y ante las que será el Comité de Naciones de la Unesco el que determinará qué candidatura obtiene el galardón.
Lo que sí es un hecho es que, pese a que yo todavía no lo haya conseguido, el silbo ha recorrido un largo camino, en el que se incluyen las gestiones realizadas por los representantes gomeros ante el Ministerio de Cultura y los respaldos recabados durante las visitas a la Isla tanto del presidente nacional José Luis Rodríguez Zapatero como del rey Don Juan Carlos, en 2005 y 2006, respectivamente.
El silbo gomero es un lenguaje ancestral que se conoce en la Isla colombina desde tiempos prehispánicos y que ha llevado el nombre de Canarias por todo el mundo, pues se ha convertido en una de las principales singularidades del Archipiélago; es una clara muestra del genio creador humano, además de la expresión de la cultura popular de un territorio cuyos habitantes han sabido preservarlo generación tras generación, durante siglos.
A partir de ahora lo tendrán más fácil, pues al reconocimiento internacional, que instituciones, gomeros y amantes de esta Isla confían en que finalmente se produzca, se sumará pronto la referida Escuela Insular de Silbo, que prevé su puesta en funcionamiento durante este mismo año académico. La comisión de expertos encargada de la creación del nuevo centro formativo convocó el pasado verano el concurso público para seleccionar a los futuros profesores y tiene previsto reunirse en breve para seleccionar al menos un maestro por cada municipio gomero
Diferentes especialistas en silbo y enseñanza impartirán un curso teórico-práctico de 60 horas a estos maestros, de modo que en todos los pueblos de La Gomera haya al menos una persona preparada para formar a los que todavía no sabemos silbar, o a ampliar la preparación de los chicos y las chicas que ya han terminado la enseñanza obligatoria y desean continuar una formación, que podría convertirles en futuros profesores de silbo o expertos en demostraciones para los visitantes que sientan interés por el lenguaje.
Yo me apunto. ¿Y tú?
Patrimonio oral e inmaterial
El 18 de mayo de 2001, el Director General de la UNESCO proclamaba las primeras 19 obras maestras del patrimonio oral e inmaterial. Son las siguientes:
- La lengua, las danzas y la música de Gafuna (Belice).
- El Carnaval de Oruro (Bolivia).
- El espacio cultural de la Fraternidad del Espíritu Santo de Congos de Villa Mella (República Dominicana).
- El patrimonio oral y las manifestaciones culturales del pueblo Zapara (Ecuador y Perú).
- El patrimonio oral de Gelede (Benin).
- La música de trompetas transversales de la Comunidad Tagbana (Costa de Marfil).
- El espacio cultural de Sosso Bala en Niagassola (Guinea).
- La Ópera Kunqu (China).
- El Teatro sánscrito de Kutiyattam (India).
- El Teatro Nôgatu (Japón).
- El rito real ancestral y la música ritual del lugar santoe de Jongmyo (Corea).
- Los cantos Hudhud (Filipinas).
- El espacio cultural de la región de Boysun (Uzbekistán).
- Plaza el-Fna Djamaa (Marruecos).
- El Misterio de Elche (España).
- Los cantos polifónicos georgianos (Georgia).
- La ópera de marionetas de Sicilia (Italia).
- La fabricación artesanal de crucifijos y su simbolismo (Lituania)
- El espacio cultural y la cultura oral (Rusia).