La industria canaria quiere convertirse en la verdadera alternativa económica de las Islas. Con un sector de la construcción en horas bajas y las dudas que desprende la actividad turística, los industriales isleños se erigen como un antídoto contra el parón económico que vive Canarias. No obstante, las industrias también comienzan a notar los efectos de la recesión y la caída del ladrillo.
El arrastre de la crisis financiera y de la construcción ha golpeado al sector secundario en Canarias, que en el último año se ha visto obligado a cerrar un centenar de industrias. De las 6.396 empresas que operaban en Canarias en 2007 se había pasado a poco más de 6.300 al inicio de 2008. Se trata de empresas de prefabricados o de suministro de materiales, en su mayoría, que no han soportado la ralentización que sufre el Archipiélago. El objetivo de la industria, no obstante, es duplicar las empresas hasta alcanzar el 8% de todas las sociedades que operan en la Comunidad Autónoma.
Para ello, dos bazas importantes se centran en el desarrollo de las energías alternativas y la entrada del gas en Canarias. El concurso eólico es, de hecho, uno de los potenciadores de las energías limpias. Es más, hasta 500 proyectos se llegaron a presentar al concurso eólico de la comunidad autónoma. De otro lado, Canarias no puede postergar por más tiempo la entrada del gas. La producción de energía y un ahorro de 200 millones de euros al año están en juego.
Un ahorro de costes imprescindible debido a los efectos inflacionistas que han golpeado a la industria, que, a su vez, se ha topado con otra dificultad: el retraimiento del consumo privado, que complica aún más la situación. La falta de liquidez de las empresas y las dificultades por las que atraviesan miles de familias canarias han provocado una caída del consumo, sobre todo, en último trimestre del año. A ello se le une un nuevo repunte del recibo de la luz, que será la puntilla para muchas empresas.
Los responsables de la Asociación de Industriales de Canarias (Asinca), además, se enfrentan también a una carestía del suelo, que se ha disparado a raíz del boom inmobiliario y ahuyenta la inversión. De hecho, el 60% del suelo industrial está desocupado en las Islas. La consecuencia inmediata es que su elevado coste retrae la agrupación empresarial en unos núcleos que deben servir de referencia en la organización territorial y de diversificación económica. Un precio del suelo disparatado y que dificulta aún más las dificultades que tiene el sector para crecer con los costes del suelo.
En este sentido, las peor paradas son las empresas que atienden el mercado interior, que suelen tener un tamaño pequeño o medio, y con una dotación tecnológica media o baja. Por otra parte, están las dedicadas a la exportación, que son empresas más grandes y más complejas tecnológicamente, pero tienen una posibilidad de afrontar con mayores garantías la crisis gracias a la diversificación de la actividad. Destaca especialmente destaca la industria agroalimentaria y, asociada a ella, la industria del frío.
Plan regional
Para impulsar el sector, el Gobierno regional ha puesto en marcha un plan de acción sobre el suelo industrial y tecnológico, que permitirá, sin consumir más territorio, poner en el mercado de más de 10 millones de metros cuadrados. Una superficie actualmente calificada como suelo industrial, pero que por diversas razones –especulativas, entre otras– no está ahora en el mercado. El plan empezará a concretarse en los próximos meses y se apoyará en medidas legales, convenios con Cabildos y ayuntamientos, actuaciones para la adquisición de suelo o en una batería de medidas urgentes.
Y todo ello, encaminado a que Canarias protagonice un giro a su modelo económico, apostando por un desarrollo que permita crecer, pero desvinculando dicho crecimiento al consumo de suelo y ligándolo a la mejora de la renta. Un modelo económico que no devore más territorio y que permita a las Islas mantenerse en la senda del progreso sin debilitar el entorno donde acontece dicho progreso. En este sentido, el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, considera que el futuro inmediato de las Islas debe pasar de la cantidad, “que tan necesaria fue en el pasado para superar atrasos seculares, a la calidad, a la competitividad, a la excelencia, al talento, al conocimiento, a la tecnología y a la innovación”.
Economía basada en el conocimiento
El presidente destaca asimismo que “los canarios, conscientes de la fragilidad de nuestros recursos naturales y atentos a la más que notable presión demográfica, sabemos que en estos momentos únicamente si nuestro modelo económico se basa en el conocimiento, vinculándolo a un incremento de la productividad del trabajo y desligándolo de la afección a los recursos naturales y al territorio, podremos asegurar la deseada cohesión social y una alta calidad de vida para todos cuantos viven en Canarias”.
El Ejecutivo apuesta por una Canarias con una economía basada en el conocimiento, que se sustente tanto en la generación y aplicación del nuevo conocimiento de utilidad económica como en las tecnologías de la información y las comunicaciones, con el objetivo de salvar las limitaciones estructurales de una región ultraperiférica. De esa manera, se proporcionará un “mecanismo de cohesión e integración para nuestro mercado, abriéndonos indudables oportunidades para la participación de nuestra economía en los mercados globales”.
En esta línea, la Consejería de Empleo e Industria prevé incrementar en tres o cuatro puntos el peso del sector industrial, que actualmente supone entre el 4% y el 5% del PIB del Archipiélago. Con ese fin, la Consejería trabaja actualmente en el nuevo Plan de Desarrollo Industrial de Canarias, que permitirá mejorar la productividad y la competitividad del sector.
La iniciativa, que previsiblemente echará a andar durante 2009, ayudará a conocer mejor la realidad del sector industrial, con el fin de impulsarlo, y a invertir mejor los recursos. Mientras tanto, la Consejería ha concedido una ayuda de tres millones de euros destinada a mejorar la competitividad y a diversificar la inversión de las empresas ya existentes y perfeccionar la gestión de las pymes en diversos ámbitos. Asimismo, otro de los incentivos es destinar 400.000 euros a fomentar empresas de base tecnológica e impulsar la Agencia Canaria de Investigación e Innovación, con la que se pretende difundir la I+D+i, que cuenta con más de nueve líneas de ayuda.
Un ejemplo de I+D
Uno de los ejemplos de I+D comenzará a funcionar en el recinto portuario de la capital grancanaria, en concreto en sus terrenos en La Isleta. Se trata de la primera planta de biodiésel que se construirá en el Archipiélago y que producirá 100.000 toneladas al año de combustible para abastecer el mercado canario. Al menos, ése es el calendario que maneja la empresa Biodiésel Canarias Sociedad Limitada, compuesta por capital argentino y español, que ya ha concluido el proyecto y estaba pendiente de los permisos de Industria y Medio Ambiente para iniciar las obras de la planta en la recta final del pasado 2008. La fábrica de biodiésel, que producirá este combustible con aceite de soja, será la tercera industria que se instalará en la Zona Franca del puerto de La Luz y de Las Palmas y también se acogerá a los beneficios fiscales de la Zona Especial Canaria (ZEC).
La producción de la planta será capaz de abastecer la demanda del 5% de gasoil que consume el transporte privado y público en el Archipiélago, así como las desaladoras y centrales eléctricas, fundamentalmente. No obstante, la empresa persigue el objetivo de exportar este combustible alternativo al petróleo. El Archipiélago importa 1,2 millones de toneladas de combustible cada año y esta planta producirá, como mínimo, el 5% de dicha cantidad de biodiésel. Otra de las ventajas es que la fábrica creará 24 puestos de trabajos directo y 280 indirectos.
Aunque inicialmente se producirá biodiésel con aceite de soja, colza y girasol, que serán traídos de Argentina y Brasil, el objetivo es empezar a utilizar dentro de dos años como materia prima el vegetal denominado jatropha, originario de Cabo Verde, que cuenta con plantaciones en Mauritania. Este vegetal presenta la ventaja de que no se utiliza como alimento y tiene un mayor rendimiento que la soja, cuyo uso será prohibido en dos años para este tipo de industrias, dado que es un alimento fundamental.