No cabe duda que la irregular película biográfica ‘Óscar, una pasión surrealista’, de Lucas Fernández, fue la gran protagonista del cine rodado en Canarias el año pasado. El filme, que desde un principio estuvo rodeado por la polémica, no supo convencer a los aficionados pese a que su factura técnica fue impecable y contaba con un reparto de actores de consolidada trayectoria profesional como son Joaquim de Almeida y Victoria Abril, entre otros.
Son muchos los problemas que aquejan a Óscar, una pasión surrealista. Por un lado, su ambiciosa recreación de algunos de los fragmentos fundamentales en la vida del pintor tinerfeño (su infancia en Tacoronte, su relación con el grupo surrealista en el París de entreguerras, la ocupación nazi, su vejez y desesperado final…); y por otro, el de pasar de puntilla por el proceso creativo del pintor, más preocupado Lucas Fernández por retratar la leyenda hedonista que rodea a Domínguez que por su aportación a la plástica de su tiempo. La película contó con una discutida colaboración económica del Gobierno de Canarias, aprovechando la celebración de los actos del centenario del nacimiento del pintor, que nació en la ciudad de La Laguna en 1906 y falleció en París cincuenta años después.
Pese a sus notables defectos, la cinta de Fernández fue, sin embargo, de las pocas que obtuvo cierta trayectoria comercial de cuantas apoyó el Gobierno de Canarias en 2008. Se estrenó en los cines e inició una gira por festivales donde obtuvo algunos premios. También, es verdad, fue la única película con sello del Ejecutivo regional que llenó páginas y páginas de periódicos locales y nacionales tras su estreno, con (en la mayor parte de los casos) demoledoras críticas sobre la obra, una producción de Media-Turner y Report Line.
Aún con la sombra de Óscar, una pasión surrealista ocupando el espacio cinematográfico canario de 2008 y cautos todavía para poder evaluar cómo ha podido afectar a la raquítica industria cinematográfica del Archipiélago, cabe destacar otras experiencias de largometraje en las islas con resultados también desiguales. Ahí está Soldados en la sombra, de Manuel S. Umo; la irregular comedia negra Que parezca un accidente, dirigida por el veterano productor Gerardo Herrero con Federico Luppi y Carmen Maura como actores protagonistas, y el filme intimista El amor se mueve, de la joven realizadora Mercedes Afonso.
En todo caso, donde el cine canario -el cine que se hace en Canarias o el cine rodado por canarios- se mueve es el territorio del cortometraje, donde el aficionado aún puede encontrar trabajos con cierta solvencia y sobre todo entusiasmo por parte de sus realizadores. En esta lista nos encontramos cortos como Las gafas, de Alberto García; Rutina, de Sebastián Álvarez; El perdedor, de Julio García; La despedida, de Alexis Hernández; Nuestro propio cielo, de Roberto Pérez Toledo; Última toma, de Domingo de Luis; Cause and Effect, de Jaime Falero y Gallos, de David Pantaleón, así como el documental Canarias, a través del tiempo y la serie de animación Jonás, producidos por Lasal Creadores Asociados y Machango Studio, respectivamente.
Paralelamente, el Gobierno de Canarias ha intentando apuntalar el sector a través de una serie de programas de promoción (presentando estos productos en festivales como el de San Sebastián, el Mercado Internacional de Cortometrajes de Clermont-Ferrand en Francia y en el World Short Film Festival de Toronto, Canadá, entre otros), así como la de continuar con políticas de apoyo al mapa cada día más amplio de certámenes cinematográficos en el Archipiélago, pues se realizan en la actualidad festivales de cine prácticamente en todas las islas.
Además, el Ejecutivo presta apoyo económico en las convocatorias a la producción audiovisual, con un importe total de 1.310.000 euros, que se reparten en ayudas a la coproducción financiera de obras audiovisuales cinematográficas y destinadas a la televisión, así como a cortometrajes. Sus resultados, no obstante, apenas han generado frutos, lo que podría ser achacable no ya a la calidad de los trabajos presentados, sino a la mirada ortodoxa de los miembros que componen las comisiones que designan el reparto de estas ayudas.
Cierre de cines
Cinematográficamente hablando, 2008 también pasará a la historia por el cierre de dos salas históricas en Tenerife. Por un lado, el primero cine y más tarde (por imperativos de los tiempos) multisalas Chimisay, en el Puerto de la Cruz; y el cine Víctor en la capital tinerfeña, el último palacio dedicado al séptimo arte que quedaba en la isla, edificio del arquitecto José Enrique Marrero Regalado y donde hasta ahora se celebraban los estrenos oficiales y oficiosos de largos y cortos con apoyo del Gobierno canario.
Si a ello sumamos la patética situación en la que se encuentra la Filmoteca Canaria, la hermana pobre del audiovisual en Canarias, el balance general del sector en las islas es muy triste, lo que nos obliga a concluir que el cine a este lado del Atlántico no ha sabido salir todavía de su errático camino. Sí, sí que se hacen cosas, pero dan la sensación de que no se estudia demasiado bien a quién se le da el dinero ni a qué proyectos (con más que cuestionables visos de comercialidad) se destina. En fin, una constante en la todavía joven historia del cine hecho en Canarias.