Llevaba camino 2008 de cerrarse como un año tranquilo en La Laguna, hasta que el pasado 14 de noviembre saltó la sorpresa: la alcaldesa Ana Oramas anunciaba en sesión plenaria su renuncia al cargo tras casi diez años al frente de la corporación municipal. Aunque previsto, su relevo por Fernando Clavijo cogió despistado a la mayoría, incluido gran parte de su equipo de concejales. El resumen del año se convirtió entonces en otro bien distinto.
Oramas justificó su marcha en tres argumentos que citó por este orden: la familia, la ciudad y los intereses de su formación política. “Me voy con la tarea hecha”, dijo. Sin embargo, un motivo más se vislumbra en el horizonte: su posible candidatura a la presidencia del Gobierno de Canarias en 2011. Ella no lo ha negado: “No sé dónde voy a estar dentro de tres años, ni dónde van a estar los demás. Entonces veremos qué lugar me piden que ocupe”. Mientras, su tiempo lo dedica al cargo público que sí mantiene, el de diputada nacional, y a sus nuevas responsabilidades como número dos de Coalición Canaria en Tenerife. Atrás deja un episodio nunca antes ocurrido en La Laguna: la renuncia a su alcaldía.
Ha contado la propia Oramas que fue el día el que volvió a ver abierto el Teatro Leal cuando empezó a madurar la idea de que había llegado el momento de marcharse. Ese día la ciudad celebraba el que se suponía que era el acontecimiento del año, y de otros muchos lustros de espera. Al menos en cuanto a inversión pública (casi 10 millones de euros) y trascendencia mediática: la ceremonia de reinauguración gozó de dos actos, un primero coincidiendo con las fiestas patronales en honor del Cristo, presidido por la ministra de Vivienda, Beatriz Corredor; y otro, ya en octubre, con los Príncipes de Asturias, en lo que significó la segunda visita de don Felipe de Borbón y doña Letizia Ortiz al municipio lagunero desde que son matrimonio.
Por fin la ciudad cuenta con espacio cultural a la altura de su título de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, el único concedido hasta ahora en Canarias y del que en diciembre se cumplió el noveno aniversario, ya con Clavijo en calidad de regidor. Edificado en 1915 a iniciativa del filántropo Antonio Leal, las prestaciones del Teatro Leal, que conserva su original fachada, son ahora mayores. Ha ganado en aforo (608 plazas entre butacas y anfiteatro), se ha habilitado un ascensor en su interior, una sala de ensayo en su planta superior y se añadió la casa contigua al recinto como nueva zona de camerinos. También se ha incorporado un piano de gran cola, adquirido en Alemania a la prestigiosa firma Steinway, cuya principal particularidad, además de su precio (100.000 euros), es que cuenta con ocho octavas.
El pianista Guillermo González fue el encargado de estrenar el valioso instrumento, junto a la Orquesta Sinfónica de Tenerife y la soprano María Orán, en lo que fue el concierto inaugural del nuevo Leal. Oramas estaba exultante de felicidad. Tras seis largos años de obra, uno de los grandes anhelos de la ciudad, y suyo, se veía cumplido. El otro gran deseo de los laguneros, el de volver a ver abierta la Catedral, aún se hará esperar algunos años más. Eso sí, antes de marcharse, la ex alcaldesa cerró un acuerdo en Madrid con el Ministerio de Cultura y el Obispado de La Laguna que deja, a priori, encaminado el proyecto. “Cuando ese día llegué a Los Rodeos a las cinco de la tarde, me dije: hay que hacerlo hoy”. Y así fue. Esa misma tarde, en sesión ordinaria, y ante la perplejidad de gran parte de los 27 concejales, incluidos muchos del grupo de gobierno, anunció su marcha.
La Catedral interminable
“Doy mi palabra de que si la última reunión que tuve en Madrid no hubiera salido como salió, me habría quedado como alcaldesa tres meses o dos años más, lo que fuese necesario”, argumentó luego. Y es que son ya casi siete años los que lleva la Catedral cerrada al culto como consecuencia de la discusión, tanto técnica como política, planteada ante la necesidad de intervenir en sus cúpulas, la zona más deteriorada del edificio. Parece que por fin hay consenso y que en el transcurso de 2009 comenzará a redactarse el proyecto de intervención. Para su reapertura, por tanto, ya no estará Oramas como alcaldesa. Y tampoco será posible hacerla coincidir, como era deseo de los feligreses laguneros, con la próxima visita a la ciudad de la imagen de la Virgen de Candelaria, prevista para esta primavera.
El gran escollo que plantea ahora el futuro de la Catedral tiene que ver con la financiación del proyecto, que con toda probabilidad será de largo alcance. Sin la ayuda del Estado, la obra difícilmente es asumible y, salvo cambio de parecer en Madrid, no parece que el Ejecutivo central esté dispuesto a incluirla entre sus prioridades para Canarias; y menos ahora, que corren tiempos de crisis general. Los laguneros confían en que la Oramas diputada haga ahí un último esfuerzo por la ciudad. De todos modos, y pese a que la catedral es y seguirá siendo, al menos durante algún tiempo más, una de las asignaturas pendientes de La Laguna, este municipio no tiene razones para quejarse de la inversión recibida en los últimos tiempos por parte de administraciones superiores en materia de infraestructuras y equipamientos.
La atención ha sido especial con su casco histórico, donde sólo este año se ha logrado la peatonalización de la calle Carrera, así como importantes rehabilitaciones de edificios catalogados (las sedes de la Real Sociedad Económica de Amigos del País o las Bodegas de Tenerife) y el estreno, por fin, de la Biblioteca Insular Hospital de Dolores, cuyas instalaciones fueron visitadas por los Reyes de España en su última visita a la Isla, en 2006. Y qué decir en inversión privada: según cálculos oficiales de la Oficina de Gestión del Plan Especial de Protección del conjunto histórico, éste ha recibido en los dos últimos años nada menos que 78 millones de euros del sector particular. Unos números que no admiten comparación con ningún otro núcleo urbano de la provincia.
Así, está en construcción un hotel de cinco estrellas en la calle Nava y Grimón, están a punto de comenzar las obras de un centro comercial en Tabares de Cala y las de otro más en zona de Las Quinteras, éste con aparcamientos subterráneos y área de ocio nocturno incluido. Además, se han habilitado un total 320 nuevas unidades de vivienda, lo que se traduce en unos 1.000 nuevos habitantes en el casco. El año 2008, sin embargo, no resultó en líneas generales un año prolífico en nueva construcción. Como la mayoría de municipios, también en La Laguna la crisis económica se está dejando notar sobre todo en el sector urbanístico. Aunque desde el Ayuntamiento también se destaca lo positivo de esta coyuntura. “Si algo bueno tiene la crisis es que es un momento para planificar”, ha dicho el ahora nuevo alcalde, Fernando Clavijo.
Y en esas está su equipo en la Gerencia de Urbanismo: la redacción de un nuevo Plan General de Ordenación Urbana del municipio. El proyecto más ambicioso de este mandato, en palabras de Ana Oramas. De momento, sólo existe un documento de diagnosis que cifra en cinco las grandes bolsas de suelo urbanizable con las que cuenta La Laguna para llevar a cabo su expansión: Guamasa, Las Mercedes, San Matías, Geneto y Los Baldíos. Las joyas son, sin duda, estas dos últimas, el lugar donde está previsto que se levante un nuevo núcleo del municipio. La elaboración del nuevo mapa municipal ha contado con la novedad de un periodo de consulta ciudadana, aunque la participación estuvo por debajo de lo esperado. Entre las propuestas más destacadas, por globales, están dos de las planteadas por la Federación de Asociaciones de Vecinos Aguere: espacios peatonales para todos los barrios y la creación de una red de carriles-bici.
El caos del agua
Aunque para movilización vecinal en La Laguna, la que plantea el servicio de abasto público de agua. Está entre los más caros de Canarias, pero sin la calidad suficiente desde hace ya tiempo. Su índice de flúor desaconseja su consumo entre los más pequeños, lo que obliga a las familias a un gasto extra en agua tanto para su consumo directo como para cocinar. Y no se avecinan soluciones a corto plazo: el Ayuntamiento asegura que éste es un problema que afecta a la totalidad de la isla y que el origen del problema está en los canales que la abastecen. Encima, la desaladora prevista en la Comarca Nordeste aún es un proyecto a la espera de la financiación necesaria. Y para 2009 ya se ha aprobado un incremento en la tarifa de Teidagua equivalente al IPC (5%). Distintas asociaciones del municipio plantearon sus quejas al equipo de gobierno por este motivo, pero de poco sirvió. “Es el rodillo de la mayoría absoluta”, se quejan desde la oposición que comparten socialistas y populares.
Esta posición de ventaja de Coalición Canaria en las votaciones plenarias fue el desencadenante de otras decisiones polémicas durante el último año, como la aprobación del nuevo reglamento de Gran Ciudad. Un texto que si por un lado dotará al gobierno municipal de una organización más detallada y ambiciosa, por otro amenaza con despojar de todo protagonismo al pleno, así como el papel de fiscalización de la oposición, a costa, además, de incrementar el poder del equipo de gobierno, al que podrán incorporarse personas no electas, si así lo estima necesario el nuevo alcalde. Un documento de profundo calado que los nacionalistas, sin embargo, no han tenido reparo en aprobar en solitario, lejos del consenso con la oposición.
Además, PSOE y PP no atraviesan por su mejor momento a nivel orgánico. En las elecciones de 2007 ambos fracasaron –el primero bajó seis puntos; y el segundo, dos y salió del gobierno– y desde entonces no se han recuperado. Sólo Gustavo Matos, portavoz de los socialistas, intenta plantar cara a la acción de gobierno de mayoría absoluta de CC. Valiéndose de su condición de abogado, suya ha sido la iniciativa en la fiscalización del denominado caso Alcampo, un conflicto que lleva cuatro años en los tribunales y que, tras repetidas sentencias, se encuentra a la espera de que se resuelva el último recurso de queja planteado por la multinacional francesa. De no variar el veredicto, Alcampo deberá cerrar su galería comercial anexa y el Ayuntamiento asumir su responsabilidad en el asunto: en el origen de todo está la licencia de obra que concedió por silencio administrativo, saltándose un informe negativo emitido por el Cabildo.
Resuelto el relevo de Ana Oramas, la incógnita que se plantea en La Laguna es el nuevo Plan General y la capacidad del nuevo alcalde y su equipo para cumplir con la promesa electoral de sacarlo adelante en este mandato Esa sería su gran baza de cara a las próximas elecciones, entonces sí, como cabeza de lista de CC. Otros asuntos pendientes, heredados de la época Oramas, son la financiación necesaria para iniciar las obras de la Catedral, y hacer lo propio con la prometida transformación de la antigua iglesia de San Agustín en un nuevo espacio cultural. También queda por buscar un uso estable al ambicioso edificio construido en la Mesa Mota y cerrar los acuerdos con el Ministerio de Defensa que permitan la cesión a la ciudad de los cuarteles del Cristo e Ingenieros (La Cuesta). Además, habrá que dotar al municipio de la red de guarderías prometidas y dar un impulso a la Concejalía de Juventud, hoy convertida en acción horizontal, al servicio de Deportes y Drogodependencias.
Y si hay oportunidad, impulsar un salto de calidad en cuanto a transparencia ciudadana: según una estadística ofrecida en agosto por la organización Transparencia Internacional, La Laguna, con 47,5 puntos, ocupa el puesto número 62 del ránking nacional, casi cinco puntos por debajo de la media (52,1). Suspende, especialmente, en transparencia económica y financiera, contrataciones de servicios y en información referente a la propia corporación.