Canarias vuelve a descubrir sus puertos. La creciente presencia de cruceros y la puesta en marcha de nuevos proyectos para fortalecer los vínculos con sus habitantes estrechan cada vez más los lazos entre la vida portuaria y sus ciudades. Elementos imprescindibles en su tiempo para entender la sociedad isleña, con el paso de los años fueron vistos como algo lejano y negativo hasta que, principalmente de la mano de los cruceros, se han vuelto a acercar a los ciudadanos canarios.
Los puertos fueron históricamente desde sus inicios una vía de tránsito casi obligado dentro de las capitales insulares. La llegada de pasajeros en grandes trasatlántico en sus rutas hacia América y las colonias africanas, la presencia de las principales flotas pesqueras del mundo y de barcos de carga fortaleció una simbiosis muy estrecha, que dio pie a actividades económicas como los cambulloneros, pero también a ser una fuente de ingresos en momentos de hambrunas por las distintas guerras. Sin embargo, con el tiempo, los muelles canarios se convirtieron en auténticos complejos industriales que se fueron alejando de su entorno hasta verse como algo distante y casi perjudicial.
En los últimos años, los cruceros han acercado la vida portuaria, potenciando nuevamente la relación puerto-ciudad. El año pasado llegaron a los puertos canarios 1,4 millones de turistas, pese a que el conjunto del sector turístico en las Islas todavía trataba de salir de uno de los baches más profundos que ha tenido a lo largo de su historia. Si se compara con 2009, estamos hablando de un aumento del 18,3%. Y lo que es más importante, las perspectivas de crecimiento siguen cumpliéndose en las nuevas temporadas. La evolución de esta actividad se ha visto recompensada por distintos premios.
Pero, sobre todo, por la presencia de miles de turistas visitando al mismo tiempo los rincones más atractivos de las ciudades, ha supuesto una fuente económica para muchas empresas locales y un revulsivo para los comercios. Sin olvidarnos de que los puertos se han convertido en un atractivo para los propios isleños, que miran cada vez más a sus muelles para ver esos nuevos trasatlánticos del siglo XXI, capaces de llevar en sus habitaciones a cerca de 6.000 pasajeros, si contamos tanto a los turistas como a los tripulantes, y que dejan en compras algo menos de 50 euros en su estancia.
Santa Cruz de Tenerife ha llegado a recibir a la vez hasta cinco cruceros, siendo un ejemplo de cómo se ha pretendido fortalecer el puerto como centro de operaciones internacionales para el mercado de los grandes viajes de placer por mar. Hay que tener en cuenta que el turismo de cruceros no es una actividad que genere grandes compensaciones portuarias, sino que su presencia estimula especialmente la actividad de negocios de las ciudades. Pero, a su vez, supone un primer paso para que esos viajeros puedan retomar al lugar en unas vacaciones exclusivas en ese destino que ha visto de paso en su travesía por el mar.
El mundo del transporte marítimo se ha sumado a los proyectos de expansión. La naviera canaria Armas acaba de abrir una nueva línea regular de carga y pasaje con Huelva, rompiendo el monopolio tradicional que existe hacia la Península mediante el puerto de Cádiz. Y lo materializaba con el mayor ferry-crucero que opera en España, construido en los astilleros de Vigo y que supuso una inversión de casi 120 millones de euros. El Volcán del Teide realiza cada semana la ruta entre los puertos de Las Palmas-Santa Cruz y Huelva en poco más de un día de trayecto gracias a su velocidad de 26 nudos. El barco, con capacidad para 1.500 pasajeros, 350 vehículos y dos kilómetros lineales de carga rodada, ofrece servicios propios de un crucero, lo que permite un viaje más atractivo, rápido y placentero. Pero, sobre todo, la puesta en servicio de esta línea regular propone también una nueva alternativa para el intercambio comercial, abriendo las puertas a un mayor intercambio de frutas y mercancías.
La cada vez más estrecha relación entre los puertos y las ciudades se ha visto reflejada en la llegada al Puerto de Las Palmas del nuevo portaaeronaves Juan Carlos I, que abrió sus puertas para que miles de personas pudieran visitarlo y conocer algunos de los secretos del nuevo buque insignia de la Armada española. Las dos Autoridades Portuarias, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas, han tenido también el honor de ser las primeras de todo el país en lograr la privatización de sus respectivas empresas estibadoras. Tras este proceso, obligado por la nueva Ley de Puertos, las antiguas Sociedades de Estiba y Desestiba se transformaron en las nuevas Sociedades Anónimas de Gestión de Estibadores Portuarios (Sagep), gracias al consenso de las distintas partes implicadas. Esta misma ley ha supuesto nuevas ventajas a los puertos canarios. Tal es así, que de los 38 millones del fondo nacional interportuario, tanto Santa Cruz como Las Palmas recibirán hasta 12 millones, que se destinarán a compensar las bonificaciones del tráfico entre las islas.
El escáner y la ‘humanización’
La batalla del puerto tinerfeño por contar con un escáner para revisar la mercancía que recala en sus muelles ha dado sus frutos. El Gobierno Central ha dado vía a la instalación de este sistema, que se suma al que ya tiene el puerto grancanario. En estos momentos, La Luz era uno de los seis recintos nacionales en disponer de estos sofisticados y costosos equipos, similares pero en menor tamaño a los existentes en los aeropuertos para los pasajeros, que supervisan el contenido de los contenedores sin necesidad de que se abran sus puertas. Su instalación tiene un coste superior a los dos millones de euros, tanto en el sistema como en el acondicionamiento del entorno, que debe estar sometido a la supervisión del Consejo de Seguridad Nuclear por el uso de material radiológico.
La diversificación de los negocios portuarios ha dado pie a un cambio de imagen de los puertos. Este es el caso del tráfico de plataformas petrolíferas, que han proliferado especialmente en el Puerto de Las Palmas, hasta convertirse en el centro de reparaciones más importante de su entorno. Hasta tres unidades distintas han llegado a coincidir en su bahía. El objetivo ahora de la Autoridad Portuaria es lograr que recalen más barcos de este tipo, incluso de características distintas, lo que obligará a acometer obras para poder realizar este tipo de trabajos especializados. Se calcula que cada reparación de una plataforma deja un mínimo de 10 millones de euros, tanto en astilleros y empresas especializadas como en servicios complementarios muy dispares: hoteles, restaurantes y taxis.
Las obras de ampliación llegan también al puerto de Arrecife, donde se ha llegado ya a un acuerdo para construir un muelle náutico-deportivo, a pesar de los problemas iniciales, ya que la propuesta de impulsar una zona comercial se vio frenada porque el Tribunal Superior de Justicia de Canarias anuló el Plan Especial del Puerto de Arrecife. La nueva dársena, si no surgen nuevos inconvenientes, debería estar en funcionamiento a comienzos de 2013 y ocupará una superficie terrestre y marítima de 100.000 metros cuadrados. La obra cuenta con el consenso de Ayuntamiento, Cabildo y Autoridad Portuaria y dará vida a muchas empresas de la zona, además de generar muchos empleos directos y de atraer yates de todo el mundo.
El empleo más claro de la humanización portuaria es el esfuerzo del puerto grancanario por convertirse en la base logística de las principales instituciones de ayuda al tercer mundo, sobre todo como enlace hacia el continente africano. Cruz Roja Internacional y Media Luna Roja ya operan desde La Luz, al tiempo que se ultiman los trámites para que haga lo mismo el Programa Mundial de Alimentos. Para ello ya existe una resolución del Senado, aprobada por unanimidad, y ya se está acondicionando su centro de trabajo. Pero, además, se trabaja ya para atraer a Unicef y el programa norteamericano Usaid.
Toda esta expansión portuaria también tiene su reflejo en el aumento del tráfico de mercancías y las nuevas opciones que se están abriendo como plataforma con África, aprovechando las buenas comunicaciones marítimas y aéreas. Así lo ratifican también diversos estudios y distintos encuentros profesionales realizados en las Islas durante estos últimos meses. Para ello se trata de aprovechar la seguridad que ofrece Canarias, la red de servicios, la cercanía y los vínculos internacionales.