¿‘Cero’ esperanzas?

Energía e industria son dos sectores irremediablemente relacionados y que precisamente en los últimos años han tendido al cero. Irrevocable en el caso energético, donde todos hemos aprendido que un cero energético es un apagón total, de los de toda la vida; y más cuestionable, es verdad, en una industria que si no ha llegado al cero lo que sí ha hecho es retroceder desde una posición de partida que ya de por sí no era especialmente boyante.

Vayamos por partes. ¿Qué ha pasado en la industria canaria? Pues lo que en todas partes: crisis generalizada de la economía española, menos demanda, falta de crédito, imprevisión sobre la fortaleza de la propia caja de caudales y, en muchos casos, un defecto nacional generalizado como la falta de gestión de la innovación. La competitividad de las empresas españolas tiende a cojear, más que del lado del trabajador, del lado de la propia empresa y su desgraciada falta de aprecio a las incursiones hacia nuevos modelos de fabricar, distribuir o competir en mercados cada vez más cambiantes. Por ello, el Gobierno de Canarias, en colaboración con los agentes sociales, ha lanzado ya este 2011 el proyecto Gestores comarcales de apoyo al desarrollo industrial que, simplemente por dar la pincelada, intenta mejorar esta carencia real.

En todo caso, la solución rápida -a corto plazo- para el sector secundario que se dedica a la transformación de materias primas en productos elaborados pasa únicamente por la recuperación de la demanda. Visto que en España las perspectivas de crecimiento no son especialmente halagüeñas y respaldándonos y dando por cierta la clásica afirmación de que “para que España cree empleo, su economía tiene que crecer por encima del dos o el tres por ciento”, nos encontramos con que la mejor opción para las empresas industriales canarias es desplazar al menos parte de su distribución a segundos y terceros países donde la demanda deje al menos cabida a un cupo exportador.

Países europeos como Alemania, Francia o Reino Unido vivirán ese escenario. Pero también es interesante ampliar la mirada a otros países que no han sido abatidos de forma tan abrupta por la crisis, como algunos de Sudamérica, Asia o incluso África. Nuestro vecino, además, tiene que dejar de ser un ejercicio de retórica lingüística en el discurso de todos, políticos y empresarios, para ser una nueva realidad. Probablemente, lejos de ser el nuevo dorado, África es un continente diverso y no estable al cien por cien, pero que bien trabajado, y sin exigencias cortoplacistas, supondrá una nueva senda de progreso. Y Canarias está y tiene que seguir estando en ese mapa.

Turbulencias energéticas

Más movido aún ha sido el 2010 para la energía en Canarias. Llegamos tarde a la liberalización y disgregación de un sector absolutamente vital y ha sido 2010 el que se recordará por cambiar en mucho cómo funciona todo alrededor de las corrientes eléctricas. La hegemónica Unelco-Endesa (ahora su única marca ya es Endesa) ha separado formalmente sus negocios de generación y comercialización. Pero lo más importante es que finalmente, y como obligaba la nueva normativa estatal, ya no es la propietaria, gestora y responsable del mantenimiento del sistema eléctrico canario. Unelco, por tanto, ya no es la responsable de garantizar la seguridad y continuidad del suministro eléctrico desde los puntos de generación hasta los hogares. En resumen, desde ahora, cuando haya un cero energético o cualquier corte o apagón la mirada no debe girar hacia ellos sino hacia Red Eléctrica de España (REE), la nueva operadora.

La metamorfosis de la bestia (prometo que es una metáfora hiperbólica, pero del sector) era mandato y además necesario. Mientras no terminaba de orquestarse el cambio, sólo en 2010 el sistema eléctrico canario sufrió al menos seis incidentes de cortes eléctricos de relevancia, de los que dos, uno en Tenerife y otro en La Palma, fueron totales. Al tiempo, las tensiones por el monopolio de facto de la eléctrica alcanzaron a los propios municipios cuando la federación que los agrupa, la Fecam, planteo declararla “empresa non grata” por su política de precios y de actuación con algunos ayuntamientos con facturas por pagar.

Pero en lo que se refiere a lo que más afecta sobre todo a los negocios -esos cortes inesperados-, y aunque REE ha procurado no aterrizar en las islas como un elefante en una cacharrería, sí ha levantado ya alguna baldosa y ha prometido cambios. De momento, ha anunciado un plan de renovación de toda la red de transporte de energía que se alargará hasta 2015. Incluso advirtió de riesgos de apagones por su toma de control del sistema, pero lo cierto es que desde julio (fecha del acuerdo) sólo se produjeron dos cortes parciales importantes en todo el archipiélago, uno en agosto y otro en noviembre, ambos en Tenerife.

Los sistemas insulares, como es el canario, tienen particulares problemas referidos al transporte, principalmente entre islas, que no son fáciles de encauzar. Pero como resumen de la principal problemática canaria, el propio presidente de REE, Luis Atienza, que fuera también ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación durante el último gobierno de Felipe González, lo explica con claridad: “Uno de los problemas actuales es que el nivel de utilización [de los sistemas de generación eléctrica] es tan alto y su margen de capacidad tan escaso que no es fácil encontrar momentos en los que se pueda prescindir durante un tiempo suficiente de unas instalaciones para renovarlas”. También agregó: “Las cosas no están bien y hay carencias, los ceros energéticos no son aceptables”.

La pregunta es clara ¿por qué en todos estos años no se ha hecho la previsión de manera correcta?, ¿son los municipios, gobiernos insulares o regional responsables de retrasos en la instalación de puntos de generación? Es posible que ya no sea el momento de buscar culpables sino de reorientar las políticas aprovechando el cambio de escenario y de dueño de la red. Pero en cualquier caso, lo más sano era ya la separación de competencias; y hasta en Unelco-Endesa dormirán más tranquilos sabiendo que el malestar de ciudadanos y empresarios podrá ahora apuntar hacia otra nuca.

También hay alguna buena noticia pura, como el éxito del modelo de sostenibilidad 100% renovable de El Hierro, que ahora se querría intentar replicar, con apoyo europeo, en el conjunto del Archipiélago. Pero de momento, la realidad de 2010 es la de un año donde las energías renovables no despegan y en el que hasta Navarra nos bate en generación verde, una mala marca si nos percatamos de que nosotros vendemos turismo de sol y playa por un lado (energía solar) y de windsurf por otro (energía eólica). Lo cierto es que para llegar a este punto se han aliado la ineficacia de los gobiernos regional e insulares, pero también los cambios en las primas a la producción pergeñados por el Gobierno central, en gran parte destinadas a ahorrar en el contexto de esta crisis que aún no desaparece, que han despertado inseguridades sobre su rentabilidad.

Otro debate de 2010: ¿Y el gas? Los proyectos de regasificadoras en Canarias son imprescindibles. No hay político o experto que las rechace. Y es que el gas no es la única apuesta de futuro, pero sí resulta necesaria para ampliar la capacidad productora de unas islas deficitarias en energía. Además, está el famoso mix energético: el mix, la mezcla o el abanico de oferta, como queramos llamarlo, aporta a un sistema menos dependencia exterior y más seguridad en un asunto tan delicado como la energía. En resumidas cuentas, la luz que llega a nuestros hogares y sin la que, hoy por hoy, ninguno sabríamos cómo vivir.

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