Un año que se cierra con el disco de un artista canario en lo más alto de los listados de la mejor música alternativa significa mucho. Citando a Churchill, el final del comienzo, o verdaderamente el comienzo del comienzo, al menos un momento fundamental donde los sonidos diferentes del Archipiélago empiezan a tener impacto más allá de la punta del muelle. Por eso, 2010 fue el año de Pop Negro, disco de El Guincho, nombre tras el que se esconde Pablo Díaz-Reixa.
Pop Negro se lució durante el año 2010 como primer puesto, segundo o tercero en mejor álbum o mejor canción, incluso en lugares destacados en las listas de directos. Complicado baremo porque el grancanario Pablo Díaz-Reixa es otra cosa, para Canarias, España y el mundo, por si no se habían dado cuenta: uno de esos genios que surgen cada medio siglo y que lo cambia todo. Si puede servir como bandera de enganche para el resto de la musicalidad macaronésica diferente, se verá con el tiempo. Por ahora, no emergen nuevos El Guincho o artistas influenciados por su potaje sonoro, quizá porque lo de El Guincho es tan raro como incopiable, quizá porque se sigue el ritmo habitual canario, región donde las tendencias llegan con siete años de retraso o diez o quince.
Pero más allá del fulgor de El Guincho, el impacto canario independiente fuera de Canarias no se quedó ahí. Un inciso, tras años de despiste, de apoyo a un nuevo folclore canario que no termina de florecer y que parece bloqueado en sus propuestas amparadas en la actualización de instrumentaciones y aires canarios, tras el agotamiento económico de la fórmula de las grandes orquestas sinfónicas y enormes festivales clásicos, no deja de resultar curioso que sea el pelotón de los independientes y alternativos el que mueva el nombre de Canarias por esas tierras del extrainsulares. El año pasado fue histórico porque nunca hasta ahora tantos proyectos canarios tuvieron presencia en tantos rankings anuales de “lo mejor de…”.
Pop negro es cosa aparte y sirve como locomotora. Pero no busquen movimiento, sino felices coincidencias y la culminación de muchos años de trabajos de muchos francotiradores que hacen la guerra por su cuenta. El segundo disco en la carrera de Pablo Díaz-Reixa fue el mejor álbum nacional para la revista Rockdelux, líder del movimiento independiente, publicación que también destacó a El Guincho como mejor canción nacional del año y mejor vídeo clip por Bombay. Pop negro fue mejor disco del año para la revista MondoSonoro (que felizmente cuenta con edición canaria desde enero de este 2011), y tercer disco español para otra avanzadilla del movimiento indie, la revista gratuita catalana Go Mag, que además escogió FM tan sexy como la mejor canción española de 2010 y el directo de El Guincho como el quinto mejor de la temporada. También fue mejor disco del año para El Periódico de Catalunya. Y encima El Guincho acabó 2010 con el premio El Ojo Crítico, de Radio Nacional de España.
Demasiado, un perfecto premio para el talentazo que maneja Pablo Díaz-Reixa, para su impacto internacional y las impresionantes innovaciones que muestra su disco, que no se parece nada y se acerca a todo. Pero El Guincho no fue el único. En Tenerife existe un curioso proyecto llamado GAF que justo en marzo de 2011 culminó una iniciativa alocada para los tiempos que corren: editar tres discos en apenas un año; dicen que por coincidencia, pero los tres discos ahí están y con etiqueta peninsular para evitar suspicacias. De 2010 fueron La sociedad del bienestar y el que reunió las atenciones y mimos: GAF & The Love Supreme Arkestra, puesto 22 en la lista de Rockdelux y el 29 de Go Mag.
Premios y más premios
También el rockeo tira a matar. La revista Rockzone, referente dentro del rock alternativo en España, escogió el Tarántula mata de This Drama como el octavo mejor disco nacional, mientras que el 4 de The Mistake llegó al puesto 18 del mismo repaso. El segundo disco de This Drama fue además mejor disco del año en Canarias para la recién creada redacción local de MondoSonoro. Como detalle curioso, dentro de estas abundantes selecciones de final de año, la web Nadadora, otra cabecera de referencia dentro del rollo indie escogió a Pumuky como autor de la mejor versión del año gracias a la adaptación que hizo de Lo que me gusta del verano, de Papa Topo. Esta adaptación forma parte de un disco que se incluía con la revista Go Mag para celebrar los 25 años de la sala Depósito Legal, en Hospitales (Barcelona). ¿Una sala de directos que cumple un cuarto de siglo? Esas cosas no pasan en Canarias.
Y ahí está lo curioso, lo milagroso, lo extraño, lo particular. Cómo a pesar de la escasa escena y de los mínimos y mal enfocados apoyos, los artistas canarios son capaces de tener ese impacto. ¿Qué ocurriría entonces con un circuito estable de salas y festivales, con medios de comunicación que traten con respeto a los músicos canarios, con cuotas de presencia musical isleña en los medios audiovisuales regionales (a Cataluña, con años de una medida similar le fue de perlas y ahora se notan los efectos con una generación prodigiosa que lidera Manel), con sobre todo más cariño, respeto y aceptación de todos esos que osan hacer música fuera de los cánones aceptados y de éxitos de las radiofórmulas y el latineo desenfocado?
¿Por que hay que apoyar la música? Porque es un arte central, porque las une a todas, porque en las noches de tantos locales que se vinieron abajo se mezclaban los alternativos, los raritos y los diferentes. Y allí veías a fotógrafos, artistas plásticos, gentes del teatro y de la danza, cineastas, gentes de los medios y de la tele, y por supuesto músicos, todos intercambiando copas e ideas, mezclando proyectos que muchas veces salían gratis por el placer de ponerse a ello y que otras veces ni llegaban al desayuno. Sólo una persona muy necia o muy abyecta no puede ver el enorme potencial que tiene todo eso. Pero los tiempos están duros y, suena a tópico, en el fondo prefieren que te quedes en casa los sábados por la noche, tranquilito, sesteando, sin hacer ruido, y que el volumen más alto que te llegue sea el de una persona contando tonterías.
Esfuerzo (y dinero) desperdiciado
En Canarias se han desperdiciado muchísimos euros y muchísimas energías durante demasiado tiempo. Tanto esfuerzo y dinero invertidos en producciones discográficas que no crean escena, en cajas llenas de CD que se amontonan en las viviendas de sus ejecutantes y creadores. Y más dinero que se destina a tímidas presencias de bandas canarias en pubs desconocidos de las capitales, pero claro, lo que importa es tocar en Madrid, donde sea. Impacto mínimo en los medios nacionales. No se consolidan carreras, sino que se apuesta por impulsos espasmódicos. Lo que se apoya por una parte se ataca por otra. Unas instituciones alientan la existencia de bandas jóvenes, bandas que ven cómo se cierra el único local con condiciones para dar un directo en Santa Cruz de Tenerife. Para luego ver cómo otra institución celebra un concierto en un espacio que no cuenta con las licencias pertinentes a pocas puertas del local fenecido. De locos. Todo al revés. Si tanto dependemos de la acción pública, hace falta un plan global de esa acción pública, no el gastar por gastar en profesionales de la subvención. O al menos, que esas instituciones no pongan palos en las ruedas. Pero parece una tarea imposible. El ejemplo de Granada causa pánico: la cuna de Morente, Los Planetas, El Niño Gusano, Lori Meyers, una de las ciudades esenciales dentro de la música española, y un Ayuntamiento que se empeña en cerrar los locales para el directo. Que viva la siesta y la sociedad adormilada. Pero que anden con cuidado: Granada tiene casi el mismo tamaño y la misma población que Santa Cruz de Tenerife y aquí sabemos perfectamente cómo convertir una ciudad en cementerio cultural.