La porfía de una Capitalidad Europea

Las Palmas de Gran Canaria 2016 pretende poner en valor todo el caudal cultural ya existente, haciéndolo visible a Europa y el resto del mundo. Y también pretende ser el eje que vertebre la ciudad hacia el futuro a través de un modelo sostenible y en el que la ciudadanía será una pieza clave

La candidatura de Las Palmas de Gran Canaria a Capital Europea de la Cultura 2016 ha significado un gran desafío. Antes y después de haber alcanzado la condición de ciudad finalista, junto a otras cinco capitales de provincia españolas. Un reto complicado, a la par que apasionante. Antes, por las limitaciones y las incertidumbres para ultimar todos los preparativos y todas las exigencias que habrían de superar la primera criba. Y después, habiendo accedido a la final, porque se trataba de poner en marcha los resortes de gestión, garantizar los activos de nuestra candidatura, madurar las ideas y los contenidos que la inspiran y, sobre todo, involucrar a las instituciones y los agentes sociales, de modo que ello propiciara un hecho significativo: que la población se identificara con la iniciativa, que la hiciera suya, que entendiera que es una gran oportunidad que merece ser respaldada. Somos conscientes de la dura rivalidad que se plantea en nuestra carrera, pero estamos convencidos de que ofreceremos una candidatura a la altura de las circunstancias.

Y en ese sentido, la respuesta ha sido buena. Satisface comprobar que hay cada vez más voluntarios en torno a lo sustantivo de la candidatura y que en la opinión pública hay una expectativa creciente. La unidad política que se ha mantenido es otro ejemplo de lo que supone defender una causa que aglutina no sólo los afanes de una ciudad sino de una isla y de todo el archipiélago canario. La participación de los jóvenes, con su entusiasmo y sus iniciativas, es otro factor encomiástico. Históricamente hemos sido el punto sur de conexión entre Europa y gran parte del resto del mundo; podemos presumir de una ciudadanía amable, hospitalaria y solidaria con aquellos que nos visitan o que recalan en nuestra ciudad por diversas circunstancias. Así ha sido a lo largo de los siglos, y así sigue siendo en la actualidad, dando lugar a un amplio fenómeno multicultural que hace de Las Palmas de Gran Canaria una ejemplar muestra de convivencia alimentada por la tolerancia y el respeto.

Puede que aquellos que han oído hablar o conocido estas tierras por nuestras bondades climáticas resulten fascinados al conocer de nuestra opción. ¿Por qué Las Palmas de Gran Canaria? Quizá no tengan constancia de la multiplicidad de festivales y temporadas regulares de reconocimiento internacional que se desarrollan aquí a lo largo del año. Asimismo, es posible que no conozcan la ingente cantidad de jóvenes y creativos talentos artísticos que irradian desde aquí las importantes celebraciones de carácter popular que acontecen o el singular patrimonio artístico y arqueológico que poseemos. Las Palmas de Gran Canaria 2016 pretende poner en valor todo este caudal cultural ya existente, haciéndolo visible a Europa y el resto del mundo. Pero no solo eso. Pretende ser el eje que vertebre la ciudad hacia el futuro a través de un modelo de desarrollo sostenible y en el que la ciudadanía será una pieza clave.

Siendo conocedores de la importancia de conseguir albergar el título de la Capital Europea de la Cultura, los apoyos a la candidatura se han ido multiplicando: desde las instituciones públicas encabezadas por el Gobierno de Canarias, Parlamento de Canarias, Cabildo de Gran Canaria y restos de ayuntamientos de Gran Canaria a los que Las Palmas de Gran Canaria hará co-partícipes del título en caso de conseguirlo bajo la denominación de Ciudad-Isla, pasando por asociaciones y colectivos sociales, hasta el sector de la empresa privada. Todos estamos unidos en pro de un objetivo que nos hará más visibles a escala internacional. Ante la difícil coyuntura de recesión que atravesamos en la actualidad, la candidatura a Capital Europea de la Cultura es una oportunidad para la regeneración no solo cultural sino fundamentalmente económica de Gran Canaria en particular y Canarias en general.

Ser Capital Europea de la Cultura propiciará la renovación de la autoestima. Es una oportunidad para los emprendedores y para los creadores. La naturaleza de las actividades a desarrollar debe constituir yacimientos de empleo en ámbitos que hasta ahora no habían sido tenidos muy en cuenta. La economía productiva de la ciudad debe experimentar también un importante impulso de expansión o crecimiento. Queremos ser la nueva Capital Europea de la Cultura, la que una Europa a África y América, la que por primera vez se sitúe en una isla perteneciente además a las Regiones Ultraperiféricas, la que permita inundar todos los barrios de nuestra ciudad los 365 días del año, la Capital de la Cultura al sur de Europa. En el mes de junio, después de la visita del comité de selección y superados ya los avatares de las elecciones, saldremos de dudas.

Las Palmas de Gran Canaria, una luz en el océano, quiere proyectarse desde un foco capital. La experiencia está sirviendo para trabajar con denuedo, para ilusionarse colectivamente, para mostrar unos activos de alto nivel y, en definitiva, para esmerarse.

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