En tiempos de crisis como los actuales no vale con buenas palabras. Las personas encargadas de administrar el dinero de todos, los individuos con reponsabilidades de gobierno en cualquier administración están llenos de gestos amables. Se esfuerzan en comunicar sus buenos propósitos, pero en muchos casos nos asalta la duda del alcance real de sus intenciones. Sobre todo con el deporte femenino, víctima del falso discurso sobre la igualdad.
“Para el pueblo, pero sin el pueblo”.
Frase de Federico II de Prusia, utilizada comúnmente como definición del despotismo ilustrado.
Las personas con cargos en materia de deportes en el Gobierno de Canarias, los cabildos insulares y los ayuntamientos se dejan caer por los palcos de estadios y pabellones o en entregas de premios de esto y aquello. Y sobre todo, incurren cada vez más en el vicio de las recepciones o las ruedas de prensa. Cualquier pretexto es bueno con tal de dejarse ver. Tarde o temprano acabarán surgiendo empresas que establezcan una especie de ranking o clasificación para saber quién da más ruedas de prensa, quién sale más veces en los periódicos o quién recorre más kilómetros con tal de ocupar unos segundos en un informativo de televisión. Tiempo al tiempo.
Muchas veces uno se pregunta qué hay detrás de tanta sonrisa, de tantos abrazos y felicitaciones. Sería bueno establecer un ranking para saber cuánto saben de deporte nuestros políticos. Cuánto saben de deporte y de los problemas del deporte. Es evidente que la sociedad española vive en la actualidad una crisis económica profunda. La misma se nota en muchos aspectos del día a día y, como no podía ser de otra manera, hace unos años que ha llegado al mundo del deporte. Por eso resulta admirable la tenacidad demostrada por muchos deportistas y dirigentes de clubes y federaciones para no dejarse vencer.
En la cuenta de resultados, los números rojos de muchos de nuestros equipos no se traducen necesariamente en derrotas. Todo lo contrario, el balance a un año vista está lleno de medallas, copas, campeonatos, trofeos, títulos, reconocimientos… Nos queda la duda de saber cuánto durarán las energías. Nos queda la duda de saber si las dificultades en forma de recortes presupuestarios no acabarán pasando factura. Tras unos años de vacas flacas, hemos visto que los deportistas de Canarias están dispuestos a seguir luchando. Lo que no sabemos es qué piensan hacer nuestros políticos más allá sacar la tijera. ¿Tienen un plan? ¿Cuál es?
Para salir a flote hace falta algo más que sonrisas y buenas palabras. Sólo el conocimiento profundo del deporte en estas Islas y de sus problemas permitirá mirar al futuro con perspectiva y así tomar el camino más adecuado. Este verano de 2011 las administraciones canarias iniciarán una nueva etapa tras las elecciones de mayo. Estamos, sin duda, ante el momento de poner al timón a las personas más cualificadas. No puede haber hueco para la improvisación, ni para el reparto de áreas en función de intereses políticos. Cuántas veces no habremos escuchado a tal o cual concejal resignado diciendo: “Me ha tocado Deportes. ¡Qué se le va a hacer!“.
También ha llegado el tiempo de ser valientes. Si queremos ayudar de verdad a los deportistas de esta tierra deberíamos empezar por escucharles. Un responsable político no puedo enrocarse en el discurso del “no hay dinero” y luego rodearse de una corte de asesores, personas a las que simplemente había que colocar en algún sitio. Así no se puede. Así no se avanza. En este contexto si te acercas al deporte practicado por mujeres descubres los mismos problemas y algunos más. Están muy bien los discursos para pedir igualdad, pero dicho por según quién resulta cuando menos chocante. Está de moda hablar de las conquistas históricas de la mujer en muchos campos.
Discursos vacíos
Cualquier responsable público siente auténtico pánico a que le acusen de “machista” o “misógino”. Estarán conmigo en que resulta divertido escuchar las típicas declaraciones para quedar bien ante la audiencia. Un discurso muchas veces artificial, vacío de contenido, hueco, llenos de frases hechas… Nos asalta la duda de saber su opinión real sobre el deporte practicado por mujeres. ¿Aguantaría un debate de media hora sobre la materia? Y es que pese a lo mucho que se ha avanzado existen problemas exclusivos del deporte femenino.
Veamos un ejemplo. En 2010, el fútbol español conquistó la Copa del Mundo, una vieja aspiración desde que empezó a disputarse este torneo en 1930. España esperó 80 años para ver a su selección ganar el trofeo más deseado. Sin embargo, el logro coincidió en el tiempo con la triste realidad del balompié femenino en este país. La misma Real Federación Española de Fútbol (RFEF) que ha paseado orgullosa el trofeo ganado en Sudáfrica, no parece convencida de ayudar al crecimiento del balompié practicado por mujeres.
Si albergan dudas al respecto les invito a ver el programa de Documentos TV (Televisión Española) titulado Cuestión de pelotas, emitido en 2010 y donde se ponía en evidencia, entre otras cosas, el escaso interés de la RFEF por promocionar la Superliga femenina. Estarán conmigo que llamar a algo Superliga y luego negarles a sus protagonistas el paso al profesionalismo resulta contradictorio. Lo mismo que dejar a los equipos de esa competición fuera de la quiniela.
Resulta sonrojante comprobar el trato que se dispensa en países como Alemania o Estados Unidos al fútbol femenino comparado con lo que ocurre en España. Por cierto, que en clave local tenemos que en junio de 2011 la UD Las Palmas anunciaba que retiraba a su equipo de dicha Superliga. Otro ejemplo de falta de compromiso.
El baloncesto femenino goza de un reconocimiento a nivel institucional que ya quisiese el fútbol. Sin embargo el paso de los años no ha terminado por solucionar el viejo problema de la fuga de jugadoras una vez se alcanza la categoría júnior. Sigue sin existir una explicación clara al respecto. Siguiendo en clave local, nos podemos detener en los criterios aplicados por la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias a la hora de ayudar a unos clubes y no a otros, a unos deportes y no a otros. Por cierto, una consejería dirigida por una mujer en los últimos cuatro años.
Si el nuevo consejero o consejera de Educación quiere entrar con buen pie, no estaría de más que se sentase unos minutos con el nuevo consejero o consejera de Turismo y hablasen del asunto. ¿Por qué se ayuda a un equipo de fútbol de Segunda División B (categoría de bronce) y no a uno de la Liga Femenina 2 de baloncesto (categoría de plata)? Pero los políticos no son los únicos culpables. En el debe de nuestras deportistas, técnicos y dirigentes está el que empiecen a indignarse un poco con todo esto. Se acabó el quejarse a escondidas. Ya les va tocando ser valientes.