Estamos poniendo todo el énfasis en la realización de proyectos estratégicos. Por eso trabajamos en la introducción de Tenerife en la sociedad del conocimiento, la investigación y el desarrollo, en alianza con la Universidad de La Laguna, y avanzamos en campos como la innovación tecnológica.
La crisis económica internacional y sus consecuencias, tanto en forma de destrucción de empleo como de cierre de negocios o cese de actividades, ha terminado por convertirse en la gran preocupación de todos. Sin necesidad de acudir a los estudios de opinión pública, basta con salir a la calle y hablar con cualquier ciudadano para apreciar un clima de preocupación generalizada por esta adversidad con la que nos ha tocado enfrentarnos.
Nuestra tierra ha sufrido y sufre esta crisis que nos ha venido impuesta desde fuera, por la deriva de la economía internacional y, sobre todo, por la incapacidad y la nula solvencia de quienes desde Madrid tenían que haber gestionado una situación de esta clase con más prontitud y las mínimas garantías. Consecuencia de ello es la realidad que en general estamos viviendo los isleños, muchos de los cuales han de hacer frente a una tesitura ciertamente complicada. Pensando en ellos, el Cabildo ha intensificado en el último año todas sus políticas relacionadas con la prestación de servicios sociales, conscientes de que la atención de las personas está por encima de cualquier otra competencia.
Si, como decimos, es verdad que el origen de la recesión nos resulta ajeno, también es cierto que en nuestras manos está la búsqueda de alternativas e, incluso, soluciones para superar este revés en el que nos hemos visto inmersos. Encarar una coyuntura negativa como ésta no resulta, en modo alguno, una tarea agradable sino precisamente todo lo contrario. Pero es preciso acometerla y, además, hacerlo empeñando el ánimo y redoblando el esfuerzo hasta alcanzar el objetivo, que no es otro que volver a la situación precedente, aquella que se daba cuando las circunstancias fueron más favorables.
Ya advertíamos el pasado año, en las páginas de esta misma publicación, el Anuario de Canarias que promueven los periodistas tinerfeños, que “el Cabildo es plenamente consciente de cuál es la realidad que todos hemos de afrontar y de las obligaciones que le corresponden como administración insular que carece de atribuciones impositivas, pero dispone de margen de maniobra para realizar acciones emprendedoras”.
Tenerife cuenta con hombres y mujeres capaces de encarar y superar las dificultades; lo hemos demostrado en bastantes ocasiones a lo largo de nuestra historia. Y ese espíritu de lucha es el que prevalece en la actualidad para que entre todos podamos hallar esperanza en el futuro. Porque es un esfuerzo que tenemos que poner en juego como sociedad, como pueblo dispuesto a recobrar aquello que le pertenece: la prosperidad y la estabilidad.
La labor es colectiva. Nos corresponde a las instituciones, proponiendo opciones y proyectos, y a los ciudadanos, comprometiéndose consigo mismos y con los demás, para que podamos hacer que las cosas cambien para bien. Y esto es más que un deseo; es un auténtico anhelo y la expresión de la voluntad de alcanzar un objetivo en el que hemos fijado todas nuestras aspiraciones. Lo vamos a conseguir –estamos en el camino correcto– porque disponemos de las ganas y del corazón necesarios. Convencidos de la trascendencia de una serie de decisiones en materia de inversión y empleo, cruciales para el futuro, desde el Cabildo de Tenerife nos hemos aplicado en su materialización. Porque se trata, en definitiva, de la puesta en marcha de actividades que permitan la recuperación del empleo entre las personas que lo han perdido y la generación de oportunidades para esa juventud que demanda su primer puesto de trabajo.
Por eso estamos poniendo todo el énfasis en la realización de proyectos estratégicos. Trabajamos en la introducción de Tenerife en la sociedad del conocimiento, la investigación y el desarrollo, en alianza con la Universidad de La Laguna, y avanzamos en campos como la innovación tecnológica o la adecuación de infraestructuras. Tienen estas un carácter primordial, en todos los casos, para recuperar el desarrollo y la prosperidad. Porque puertos y aeropuertos adecuados, junto a redes de telecomunicaciones, tecnologías de la información y almacenamiento de datos, sitúan a la Isla al frente de los territorios ultraperiféricos de Europa. El nuevo cable submarino, por ejemplo, mejorará de manera espectacular nuestra conectividad con el mundo y nos situará como eje auténtico en las conexiones entre África, Europa y América.
Pero avanzamos también con la innovación aplicada a todos los sectores productivos, como la agricultura, la ganadería y la pesca, el comercio y la industria en general o, dentro de ella, el sector turístico, siempre que nos planteemos la mejora de la competitividad como un objetivo permanente. De la misma manera que estamos junto a los emprendedores, en especial de aquellos predispuestos a trabajar e innovar en sectores emergentes, mediante la implantación de nuevas empresas generadoras de empleos cualificados y que aportan valor añadido, específicamente en el sector industrial y de la sociedad del conocimiento.
Cuando tanto se habla sobre la necesidad de diversificar nuestra economía, y de no depender de un sector o actividad en exclusiva, consideramos que hemos encontrado la senda adecuada. Canarias, y Tenerife en particular, están jugándose su futuro en las próximas décadas. Lejos de caer en la desazón, por los efectos puntuales de esa coyuntura adversa, nos hallamos ante un instante decisivo que requiere grandes dosis de empeño e ilusión.