El gran potencial natural de nuestra Isla y el respeto ejemplar de sus habitantes por las tradiciones es una inmejorable carta de presentación para el turista que busca otra alternativa al sol y playa. No importan las estrellas que luzcan nuestros hoteles, sino la calidad y novedad de los servicios que se ofrecen
Optimismo, esperanza, esfuerzo y empeño son los ejes sobre los que se sostiene nuestro interés para que La Palma mantenga su visión de futuro. Porque esta Isla, con el mejor cielo del mundo y donde se respira tranquilidad y entusiasmo, es un lugar de futuro. Es obvio que la situación desde hace un tiempo no es la mejor, pero, a pesar de las adversidades y de los efectos negativos de la crisis económica que vivimos, los palmeros han sabido demostrar que constituyen un pueblo que no se deja amedrentar fácilmente y que está dispuesto a reforzar su identidad y singularidad, a proteger sus diferencias en un mundo cada vez más globalizado y a cuidar y mimar su gran belleza natural para no decepcionar a quienes visitan la Isla, que, en su mayoría, se lleva un recuerdo de tranquilidad, una sensación para la que no encuentro la palabra adecuada que la describa, porque hay que vivirla. En La Palma, el tiempo transcurre de otra manera; y esta es la definición más cercana a la visión con la que se quedan los turistas que disfrutan de la Isla Bonita.
Y es la apuesta por el turismo sostenible y de calidad la idea que debe seguir guiando nuestro trabajo de futuro. En las últimas dos décadas, se ha logrado un avance importante en La Palma, que ha sido testigo de un desarrollo inimaginable en todos los ámbitos. Pero estos logros alcanzados no nos deben encumbrar ni permitir que bajemos la guardia. El gran potencial natural de nuestra Isla y el respeto ejemplar de sus habitantes por las tradiciones es una inmejorable carta de presentación para el turista que busca otra alternativa al sol y playa. No importan las estrellas que luzcan nuestros hoteles, sino la calidad y novedad de los servicios que se ofrecen. Y en ese camino estamos y no nos podemos desviar de él para conseguir el objetivo de un desarrollo turístico sostenible, que permita generar empleo y riqueza. Una de nuestras principales batallas en este terreno es el aumento de la conectividad aérea. Nuestro empeño y ahínco porque esto sea una realidad palpable ha posibilitado el aumento de plazas áreas a La Palma. Nuestro trabajo futuro debe continuar en esta línea.
La defensa de la agricultura, la ganadería y la pesca, como elementos imprescindibles de nuestra economía y nuestra forma de vida, también forman parte del programa de retos que nos hemos marcado, sin olvidar el desarrollo del sector industrial, dentro de las posibilidades que tiene la Isla, así como de la puesta en marcha de las iniciativas precisas para que las telecomunicaciones conviertan a La Palma en un lugar tecnológicamente avanzado. La Palma no se ha visto exenta de los problemas aparejados a la crisis económica. Pero las dificultades han sido menores que en otros lugares y ello ha sido posible gracias al equilibrio real entre los sectores económicos. Esta ha sido la clave del éxito. Hemos centrado el trabajo en esta línea y los resultados obtenidos han demostrado que ha sido el camino correcto. Ha evidenciado que este equilibrio, en los momentos difíciles, nos ha permitido mantener la situación en las mejores condiciones posibles, evitando que nuestra economía se haya degradado. Y este es el camino que debe seguir marcando nuestra labor de futuro.
Es un hecho palpable que la tasa de desempleo en La Palma está dos puntos por debajo de la media del resto del Archipiélago. Pero en la Isla hay 9.000 personas que no tienen un empleo y esto nos preocupa sobremanera. Es nuestro principal problema y nuestro esfuerzo se ha dirigido y se dirigirá hacia la disminución del número de personas incluidas en esta lista. Es un objetivo por el que trabajamos con ahínco, haciendo especial hincapié en la puesta en marchar de las medidas necesarias para reducir la tasa de paro juvenil, porque es nuestra responsabilidad darles a nuestros jóvenes las máximas oportunidades para que se formen, consigan un trabajo digno y puedan disfrutar de lugares de ocio. Es nuestra gente de futuro. La que asumirá el testigo del trabajo duro realizado por muchas generaciones de palmeros que han convertido a La Palma en un lugar tranquilo, hospitalario y donde el tiempo transcurre de otra manera, como dicen los turistas que nos visitan. A los jóvenes palmeros les tenemos que seguir dando ejemplo de que, con optimismo, esperanza, esfuerzo y empeño, La Palma es una isla de futuro.