El duro día después de Londres 2012

Sin la púrpura ni los focos de Londres 2012, el día siguiente a los Juegos Olímpicos devolvió al deporte canario a la cruda realidad. En un país con una cultura polideportiva muy pobre y aún inmerso en los recortes económicos, las Islas fueron un reflejo del difícil caminar patrio por las secuelas de la crisis. ¿Un ejemplo? Las cinco medallas canarias de Londres 2012 no cambiaron el rumbo de las cosas.

Acabados los Juegos Olímpicos, con el fútbol acaparando la atención mediática, el ascenso del CD Tenerife a Segunda División, la vuelta de Juan Carlos Valerón a la UD Las Palmas o la explosión de Ayoze y Asdrúbal marcaron un año 2013 especialmente duro para todo lo que no girara en torno al balompié. Ya se ha dicho: no fue un año fácil para los olímpicos isleños, a los que las cinco medallas obtenidas en Londres 2012 no le bastaron para cambiar el rumbo de las cosas.

Con menos ayudas que antes, las subvenciones públicas lógicamente mermadas y el sector empresarial reacio aún a volcarse con el deporte, de vuelta otra vez al anonimato de los medios y con mil y una adversidades por delante, el polideportivo canario sobrevivió gracias al orgullo, la vocación y el talento, ese don innato que no conoce dificultades. Ahí, en ese esfuerzo diario por sobresalir sin más recompensa que la de superarse a sí mismo, los deportistas canarios siguieron haciendo méritos en el deporte… y en la vida.

Méritos como los de Daida Ruano, que le ganó la batalla a un cáncer para sumar su enésima corona mundial. O los de Thais Henríquez para seguir coleccionando medallas pese al desgaste físico y mental de una disciplina tan exigente como la natación sincronizada y envuelta en una agria polémica a la que, esta vez sí, los medios de comunicación (los más sensacionalistas y los que no lo son tanto) sí prestaron una desmesurada atención. O los de Samuel García, un atleta con cuerpo de alero de baloncesto que dio los primeros fogonazos a tener en cuenta en la apertura de un nuevo ciclo olímpico.

El ‘Tete’ vuelve a Segunda

Fue un año de emociones para los futboleros. Emociones dulces para el CD Tenerife, que retornó a su histórico hábitat natural, la división de plata, tras certificar su ascenso de la mano de Álvaro Cervera y una apuesta entonces decidida por la cantera. Y emociones un tanto agridulces para la UD Las Palmas, que se quedó a las puertas de Primera División tras caer en la promoción ante el Almería. El posterior fichaje de Valerón o la irrupción de Ayoze Pérez, en el caso de los blanquiazules, y de Asdrúbal o Tana, en el de los amarillos, marcó los últimos coletazos de 2013 en el deporte rey.

El básket crece

Quienes no dieron un paso atrás, pese a la crisis, fueron los representativos cestistas en la Liga Endesa. El Granca, haciendo otra vez números históricos y soplándole en la oreja a los trasatlánticos de la ACB, a pocos meses de su mudanza al Gran Canaria Arena, una instalación diseñada para ser sede mundialista un año después y empujar a los amarillos un peldaño más arriba en sus ambiciosos pretensiones de gloria. Y el CB Canarias, dando un paso al frente para consolidarse en la élite y allanar su regreso a la Copa del Rey, más de un cuarto de siglo después.

Divisionarios

Todo lo que fuera mantenerse en la máxima categoría ha de considerarse un éxito total, teniendo en cuenta la coyuntura económica. Por eso, la trayectoria de clubes como el Islas Canarias de básket femenino, el Aguere de voleibol o el Remudas de balonmano, que peleó incluso por varios títulos, salpicaron 2013 de alegrías varias, sudor y un esfuerzo encomiable no siempre justamente valorado. Más de lo mismo ocurrió con equipos como el Echeyde de waterpolo o el Uruguay de fútbol sala, definitivamente disparado hacia la élite en plena ebullición de una escalada histórica en categorías nacionales.

Héroes

Si sufrieron los deportes de equipo para sobrevivir, más lo hicieron aún los deportistas individuales. Por eso no sorprendió el hecho de que Javier Hernández, regatista olímpico meses atrás en Londres 2012, tuviera que ejercer de empresario y abrir una administración de lotería en Santa Cruz para evidenciar lo que pasa en este país con todo lo que no habite dentro de la burbuja del fútbol: el polideportivo, en la mayoría de sus disciplinas, no da para vivir, sea cual sea el mérito contraído.

El duro día a día

En esas condiciones, con el atletismo por ejemplo huérfano de mítines y planteándose el copago de los atletas de élite para poder competir, el deporte canario sacó fuerzas de flaqueza para destacar en modalidades varias, a base de dedicación e ingenio. Por ahí, siguieron llegando éxitos, como los de los nadadores paralímpicos Michelle Alonso e Israel Oliver en el Mundial de Montreal; los de Jonathan González en surf o los de peleadores como Jonay Risco, campeón del Mundo de la WFKA en kickboxing.

Acento canario

En deportes de popularidad intermedia brillaron con luz propia el tenista David Marrero, que se llevó la Copa Masters de la ATP en dobles, o las mencionadas Ruano y Henríquez. Y lo hicieron igualmente isleños como Sergio Rodríguez, Daniel Sarmiento, Carla Suárez, Pedrito o David Silva, deportistas ya felizmente instalados en el imaginario de estrellas del deporte patrio e internacional. O los triatletas Vicente y Ricardo Hernández, empeñados en seguir acumulando méritos camino de Río de Janeiro 2016.

Nuevos territorios

Algunos deportistas canarios se adentraron en territorios poco explorados e incluso brillaron talentos de nuevo cuño, porque lejos de dejarse absorber por la rutina, el polideportivo canario conquistó nuevos escenarios y descubrió nuevos nombres, como los de la pareja Clara Siverio-Carla Mesa, campeonas del Mundo de pádel, disciplina que vivió igualmente un auge considerable en las Islas durante 2013. La celebración en el Archipiélago de una de las escalas del World Padel Tour así lo certificó.

Eventos

En ese terreno, en el de los acontecimientos celebrados en las Islas, Canarias siguió apostando fuerte por el golf con el Tenerife Ladies Open, por ejemplo. Y también abrió definitivamente los ojos en otras disciplinas, caso de ese boom llamado running. Lo hizo potenciando pruebas de ultrafondo ya consagradas a nivel mundial como la Transvulcania, elevada ya a fenómeno social en La Palma; la Transgrancanaria o la Tenerife Bluetrail. Y lo hizo, promoviendo mil y una pruebas de montaña en escenarios tan idóneos para la causa como Anaga y los muchos bellos parajes de las Islas que se prestan y mucho a satisfacer la creciente demanda de los runners.

Y el Madrid olímpico hizo el ridículo

No hubo mejor ejemplo en 2013 para describir la situación del deporte español que el enésimo fracaso por intentar albergar de nuevo los Juegos Olímpicos. Fracasó Madrid en la última criba del Comité Olímpico Internacional, celebrada en Buenos Aires, sainetes políticos incluidos de por medio con Ana Botella a la cabeza. Sacó pecho antes de tiempo la candidatura española y se lo hundieron a la hora de la verdad. No fue suficiente la colección de figuras que apoyó la causa, porque deportistas de nivel sí que los hay; entre otras cosas, porque pesó más esa otra crisis aún más difícil de resolver que la económica: la crisis de gestores realmente preparados para afrontar un reto de tales dimensiones y, sobre todo, libres de los caprichos de políticos que usan el deporte como un nido de votos y popularidad.

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