El baloncesto canario de élite no se pone límites. Después de dos años (2011 y 2012) cargados de emociones contrapuestas (la mayoría de las veces de signo positivo), el Herbalife y el Iberostar Tenerife —o lo que es lo mismo, el CB Gran Canaria y el CB Canarias— dieron sobradas muestras en los últimos meses de querer crecer y convertir en más ambiciosos si cabe sus respectivos proyectos.
Gran Canaria y Canarias quieren crecer. El equipo amarillo, en su intención de codearse con los grandes gallos de la ACB; y los aurinegros, con el afán de evidenciar que la permanencia se les queda corta. El Herbalife demostró que su gran arranque de temporada 2012-13 no fue fruto de la casualidad. Lo hizo con hechos. Mientras, el CB Canarias también crecía. A su ritmo y en otro escalón, pero sin detenerse.
El Granca brilló primero en la Copa del Rey, donde los de Pedro Martínez llegaban como cabezas de serie, factor que les permitió evitar a un coco a las primeras de cambio y pasar a semifinales apeando al Bilbao. Nuevo hito histórico de los claretianos, que parecían tener atragantados los cuartos. El Valencia ya fue demasiado rival en semifinales. Pero al Granca le costó mantener ese endiablado ritmo y con solo siete victorias en la segunda vuelta cayó hasta la séptima plaza de la fase regular.
Ahí los amarillos volvieron a resurgir para romper otra barrera inédita eliminando al Laboral Kutxa en los cuartos de los play off por el título y plantarle cara luego al FC Barcelona en semifinales. Cotas impensables solo unos años atrás, pero con las que el Gran Canaria estaba empezando a convivir sin ningún tipo de vértigo. Quizá por haber puesto el listón tan, tan alto solo unos meses atrás, el Herbalife del curso 2013-14 fue el peor enemigo de sí mismo y a la vez un exigente punto de referencia para una afición que acogió con decepción la renuncia, por motivos económicos, a participar en la Eurocup.
Los isleños parecían acotar su gradual crecimiento, sensación acrecentada en una temporada, la 2013-14, que se inicio de una manera sobresaliente (5-0), pero que luego se quedó solo en un notable. La sombra del curso anterior fue muy larga. Los claretianos anduvieron siempre entre la cuarta y la quinta plaza, posición esta última en la que finalizaron la fase regular. Por el camino, otra presencia en la Copa del Rey, en esta ocasión frente a un Real Madrid que no dio opciones a la sorpresa, la explosión de Edy Tavares (drafteado luego por los Atlanta Hawks de la NBA) y un cruce en play off contra el Unicaja en el que los amarillos no pudieron voltear el factor cancha en contra.
El Granca echaba en falta algún plus para haber acabado más arriba; una de sus ya tradicionales machadas al amparo del CID, un recinto que se había quedado pequeño para un club en expansión, pero que no pudo cerrar su idilio con el Granca tumbando de nuevo a un grande. Era el fin de una relación que también tuvo un paralelismo similar en la cancha, con la no continuidad del técnico Pedro Martínez. El catalán fue uno de los grandes culpables de la explosión del mejor Herbalife, pero sus desavenencias con la cúpula directiva lo llevaron a una inmerecida salida por la puerta de atrás.
Exprimido al máximo el jugo al recinto de la Avenida Marítima llegaba el turno para el Gran Canaria Arena, un recinto de primer nivel que en su corto periodo de vida ya ha disfrutado de eventos que otros muchos pabellones nunca albergarán. Desde un estreno ante el Barcelona, pasando por una eliminatoria de play off, hasta partidos amistosos de España y Estados Unidos, y una de las fases del Mundial 2014. Todo como preámbulo a la Copa del Rey de 2015. Una excelsa carta de presentación para un pabellón que se ha convertido en el cuartel general del Granca, ahora dirigido desde el banco por el maestro Aíto García Reneses.
Mientras, los de Alejandro Martínez supieron digerir tan bien su regreso a la élite en el curso 2012-13 que no sólo dejaron de mirar hacia el descenso (tras el 0-6 inicial), sino que se instalaron cómodamente en la zona media de la tabla gracias a una extraordinaria segunda vuelta en la que, liderados por Blagota Sekulic, sumaron 11 victorias por solo seis derrotas. Los laguneros dieron la sensación de que el calendario se les había hecho corto, una tendencia que no solo se mantuvo sino que se mejoró en el arranque de la temporada 2013-14.
Otra vez el pívot montenegrino fue la cabeza de lanza de un conjunto, el lagunero, que en 14 jornadas ya sumaba nueve victorias; las mismas, por ejemplo, que Barcelona y Unicaja a esas alturas. Poco había importado que una grave lesión de Fotis Lampropoulos, y los continuos problemas físicos de Levi Rost hicieran tambalear los esquemas de Alejandro Martínez. Gran inicio que se vio recompensado con una histórica clasificación para la Copa del Rey (el Barça fue un ciclón en cuartos) a pesar de que el ya denominado Iberostar había entrado por entonces en un bache (coincidiendo con la marcha a Turquía de Sekulic) que le llevó a sufrir nueve derrotas seguidas.
La situación llegó a preocupar, y mucho, pero el cuadro canarista remontó el vuelo con motivo del derbi frente al Gran Canaria en el Santiago Martín en un duelo épico. Cuando peor lo pasaban los tinerfeños levantaron una desventaja de 17 puntos tras el descanso (39-56) para acabar ganando 72-68. Fue, junto con la llegada de Carl English y Dan Kickert, y la eclosión definitiva de Luke Sikma, los acicates suficientes para no pasar apuros y consolidar un proyecto que no se cansa de dar pasos adelante de manera ininterrumpida. Eso al menos es lo que vuelve a apuntar el CB Canarias 2014-15, reforzado en todas sus líneas para terminar de asentarse en ACB.
De las mujeres a Sergio
Pero si meritoria ha sido la trayectoria más reciente de CB Gran Canaria y CB Canarias, más relevante aún es la del CB Islas Canarias femenino. Las de Domingo Díaz y Begoña Santana ya habían coqueteado dos años seguidos con la zona noble de la tabla (sextas y séptimas), pero ya en el pasado ejercicio 13-14 las de La Paterna dieron un salto de calidad que les llevó no solo a disputar la Copa de la Reina, sino que además las metió en el play off por el título, en el que no les faltó mucho para eliminar al Rivas. Un regreso al primer plano del básket nacional de chicas sustentado, como en la gloriosa época de los 90, por una prolija cantera en la que Astou Ndour ya es una realidad (con 19 años se ha hecho un hueco en la WNBA) e Iris Junio, aún primer año júnior, va camino de ello.
No tan boyantes son los tiempos para el baloncesto femenino tinerfeño. Uni Tenerife e Isla de Tenerife se vieron obligados, por mor de las deudas económicas, a fusionarse en un solo equipo bajo el auspicio del Cabildo. Así nació el Tenerife Isla Única, un conjunto que apenas ha alcanzado alcanzó los dos años de vida en Liga Femenina II. Otra vez las apreturas monetarias impiden el avance de un proyecto en Tenerife. Fiel reflejo de lo que sucede también en las categorías inferiores. En la base, el Islas Canarias ha dejado de reinar, al menos momentáneamente, a nivel nacional en júnior e infantil, pero sí prolonga su hegemonía en cadetes, con seis títulos seguidos.
Ya a título particular, Sergio Rodríguez mantiene su vitola de canario más destacado. El base tinerfeño fue clave en la consecución del título liguero del Real Madrid en la campaña 2012-13. Sin embargo, y aunque empezó en plan estelar el curso siguiente, poco a poco fue apagándose para llegar sin apenas gasolina al tramo definitivo del curso, una chispa que tampoco exhibió en demasía durante el Mundial de España. En féminas, con la tinerfeña Laura Herrera más que asentada en Liga Femenina I, vienen pisando fuerte las grancanarias Leticia Romero y Leonor Rodríguez. La primera se forma en la Universidad de Florida (Estados Unidos) y la otra ya es importante en los esquemas del poderoso Perfumerías Avenida. Argumentos suficientes para haberse hecho ya un hueco en la selección española, subcampeona mundial.
