Las Palmas de Gran Canaria dio un cambio de 180 grados a mitad de 2015. El 25 de mayo, al día siguiente de las elecciones, la capital grancanaria dejó de ser eminentemente conservadora y pasó a inaugurar un gobierno de corte progresista en el que parte importante es, igual que en las principales ciudades de España, la coalición de siglas impulsada por Podemos. Aunque este cambio, este gran cambio, se fraguó mucho antes.
Curiosidades políticas y electorales: el PSOE, con dos concejales y tres mil votos menos que en el anterior mandato, se hizo con la alcaldía de la capital grancanaria merced al apoyo de seis concejales de Las Palmas Puede y dos de Nueva Canarias. La fórmula, con tres en juego, no es nueva para los ciudadanos. Ya a principios de los años 90 soportaron y sobrevivieron al choque que entonces supuso el llamado time-sharing. Desde entonces y hasta ahora se repitieron las mayorías absolutas durante veinte años. Aquel invento dejó mal recuerdo, paralizó la administración y acabó en moción de censura. La pregunta ahora es: ¿Se repetirá historia?
Sea como sea lo que el futuro depare, lo cierto es que la misma coalición que en el Ayuntamiento es la que gobernará también hasta 2019 en el Cabildo de Gran Canaria (NC-PSOE-Podemos). Y en ambos casos la intención es aplicar la política social que los populares relegaron en los últimos años llevados por los límites al gasto público y el endeudamiento impuesto desde Madrid y Bruselas. Convencidos de que las cosas se pueden hacer de otra forma, la primera de las acciones ha sido revisar algunos de los proyectos estrella impulsados por el PP. Y revisar, claro está, el presupuesto.
Lo primero sobre lo que los concejales de Podemos han puesto la lupa ha sido la construcción de un gran acuario en la entrada del Puerto de La Luz. La inversión de 30 millones de euros del alemán Wolfgang Kiessling, presidente de Loro Parque, espera aprovechar el flujo de visitantes internacionales del puerto de cruceros de la capital. El objetivo: 500.000 visitantes al año. Tendrá el segundo tanque de peces más grande del mundo con 300 especies de todos los mares y ríos de los cinco continentes.
Y lo tendrá finalmente porque, pese a las reticencias, los concejales de Podemos –tras un par de semanas de tiras y aflojas con los socialistas y los nacionalistas de NC, que ya había dado su visto bueno a esta nueva atracción turística– tuvieron que claudicar ante la expectativa de nuevos empleos e ingresos para las arcas municipales. La sombra de los más de 48.000 parados –casi el doble que los de Santa Cruz de Tenerife y la mayoría procedente del sector servicios– es demasiado alargada como para hacer experimentos y condiciona cualquier movimiento.
No es el único problema heredado con el que el nuevo gobierno municipal tuvo que lidiar sin haber cumplido aún sus primeros cien días. A poco más de un mes de tomar posesión, el tripartito vio como sobre la Biblioteca Pública cayó el peso de la Justicia. Después de años de litigios (casi cinco mandatos), el Tribunal Supremo ordenó su derribo porque en el momento de su construcción no estaba sujeto a planificación. Sólo un indulto por parte del Gobierno central podría salvar el edificio. Lo curioso es que, una vez en el suelo, podría volverse a levantar igual y en el mismo sitio.
El desempleo es el gran yugo que pesa sobre la ciudad. No es de extrañar que el nuevo alcalde, Augusto Hidalgo, apelara al espíritu de superación de la Unión Deportiva, en el acto institucional del día de la fundación de la ciudad, el 24 de junio. Tres días antes el equipo de fútbol representativo de la Isla (y de toda la provincia) lograba volver a la Primera División después de un infierno de una docena de años en la Segunda División (A y B) y de haber perdido esa oportunidad en 2014 en el último minuto del último partido. Una masa de jóvenes impetuosos y descontrolados tomó el campo de juego y acabó por hacer perder al equipo al que, sin suerte, apoyaban.
El fútbol, el cine, las plataformas
Este año el horizonte se despejó sin tantas tensiones. Respiró la afición y con ella el municipio entero. Contar con una representación en esa categoría del fútbol le supondrá a la ciudad unos ingresos anuales extra de 45 millones de euros. Con la UD Las Palmas en lo más alto, la ciudad gana en presencia mediática y publicitaria, atrae a aficionados de otros equipos y a los turistas nacionales que alcancen a ver imágenes de la localidad en las retrasmisiones deportivas. Consciente de que el equipo supone una entrada de ingresos valiosa, el Cabildo Insular, dueño del Estadio de Gran Canaria, se puso desde el primer momento manos a la obra para ganar más espacio para gradas.
La UD Las Palmas es negocio y con ella ganan desde los hoteles a las empresas de coches de alquiler, los restaurantes… Llega dinero y se reactiva la economía. Ganan todos. El objetivo es el mismo que se persigue con otros dos nuevos nichos con los que se volcó el Ayuntamiento durante el anterior mandato, capitaneado por Juan José Cardona. Y que continuará Hidalgo: el cine y las plataformas petrolíferas. Los incentivos fiscales del REF han atraído a estos lares producciones nacionales e internacionales un mes sí y otro también. La capital se propone afianzar esa oportunidad con formación para que los ciudadanos no solo participen haciendo bulto. Se les quiere implicados merced sus talleres de atrezo, vestuarios o de dobles en escenas de acción. Y con las plataformas, la idea es la misma. El negocio crece en el Puerto y la intención es formar a especialistas en reparación que haga innecesario traerlos de fuera.