Encaje de bolillos y brindis al sol

El último de los ocho años de Paulino Rivero en la presidencia del Gobierno de Canarias fue de traca. En 2014 se le ocurrió plantear “la soberanía compartida”, una idea que ya venía rondando por su cabeza. Si bien la reclamación de una reforma constitucional adaptada a las circunstancias particulares de las islas era una constante en su discurso, el dirigente de CC se atrevió a dar un salto en el vacío.

Coincidiendo con el día de la fiesta nacional [de España], Rivero publicó un artículo en varios periódicos en el que proponía que la presencia del Estado en Canarias se limitara al Ejército. “España debe avanzar hacia un modelo que atienda la diversidad territorial del Estado”, esgrimió Rivero. “El inmovilismo y el buenismo no son la solución para los retos que debemos afrontar”, proclamó entonces y aseguró que no arrojaría la toalla ante las“políticas injustas e insolidarias”. Aturdido por la “creciente incomodidad social y territorial”, Rivero guardaba en el bolsillo la ponencia ideológica de Coalición Canaria de 2012, que invocaba una Canarias “fuerte y autogobernada” y rebajaba las competencias de la Administración General del Estado. “Sin traumas ni alarmismos”, tranquilizó.

Los socios de Coalición Canaria (CC) en el Ejecutivo regional se tiraron de los pelos y la oportunidad se la pintaron calva a la oposición. El portavoz del grupo Socialista en el Congreso de los Diputados, Antonio Hernando, calificó de “extraño y muy llamativo” el pronunciamiento de Paulino Rivero. Mientras, el secretario de Organización del PSOE canario, Julio Cruz, comentaba que el llamamiento de Rivero a la “soberanía compartida” era un “brindis al sol”, porque semejante “opinión personal” no estaba basada en decisiones jurídicas o administrativas adoptadas en el Consejo de Gobierno. Cruz aclaró que la soberanía reside en la Constitución. Sí subscribió, en cambio, la tesis del “maltrato institucional” que “aleja cada vez más” a Canarias de la Península.

Desde el PP, Asier Antona le sacó los colores: “El mismo Paulino Rivero que hace unas semanas reclamaba más competencias en el ámbito del Estatuto de Autonomía y ahora pide una soberanía compartida es el mismo que se emocionaba celebrando en Madrid el día de la Hispanidad”. El secretario general del Partido Popular de Canarias vio una “cortina de humo” para “no abordar los asuntos fundamentales, como “el desempleo y la pobreza”. En esa “huida hacia adelante”, la portavoz parlamentaria, Australia Navarro, argumentó que “la soberanía nacional es compartida por todos los españoles sin excepción”. Lamentó que Rivero “confunda interesadamente la soberanía como la suma de las comunidades autónomas, cuando la soberanía reside en los ciudadanos, en las personas y no en los territorios y las regiones que conforman España”.

Navarro acusó al presidente de “perjudicar sistemáticamente los intereses con su seguidismo infantil a la estrategia soberanista de los nacionalistas vascos y catalanes”. A su juicio, tales “desvaríos” ofrecen“una imagen exterior hostil, que no se corresponde con la identidad española de los canarios”. Le recriminó, igualmente, que“triplicara el paro y la pobreza”, que huyera de sus “verdaderas responsabilidades”, alimentara“debates absurdos y contrarios al ordenamiento jurídico” y se posicionara junto a “fuerzas nacionalistas que solo aspiran a quebrar la unidad de nuestro país”. Australia Navarro se miró al espejo de “la personalidad propia de Canarias a la hora de defender su singularidad económica, fiscal y geográfica, consagrada en la Constitución a través del REF y del hecho insular”. Los canarios “no tenemos”, profirió, “nada que ganar y sí mucho que perder formando frentes con nacionalismos insolidarios que gobiernan en regiones tradicionalmente prósperas y que aspiran a obtener privilegios a costa del resto de los españoles; entre ellos, a costa de los canarios”.

La diputada conservadora vaticinó que, “por fortuna”, a Rivero le quedaban“unos meses en el cargo y los canarios pronto dejaremos de padecer su deriva política y su afición al conflicto permanente, para recuperar el diálogo, imprescindible para Canarias, que nunca debimos haber perdido”. En ese escenario de arenas movedizas, hasta el presidente de Nueva Canarias (NC), Román Rodríguez, emplazó a CC, al PSOE y su Ejecutivo a que resolvieran sus diferencias sobre el modelo de Estado para centrarse en la búsqueda de respuestas a la crisis económica y sus consecuencias sociales. Rodríguez reivindicó una Canarias “fuerte y cohesionada” para evitar los “errores” cometidos con el Estatuto de Autonomía en 1982 y 2007. Ya en aquel momento, el expresidente del Gobierno convocaba a“un debate sosegado para definir el nuevo estatuto político de Canarias en la ineludible reforma constitucional”.

El líder de NC llamó a “cerrar la crisis” surgida por el “modelo territorial soberanista” promovido por Paulino Rivero. Así, Rodríguez dibujó una Canarias “fuerte y cohesionada” ante la “inevitable” modificación constitucional. En 1982, evocó,“la mayoría política canaria de UCD y AP renunció a obtener la autonomía por el artículo 151 de la Constitución para lograr un alto nivel competencial”, mientras que en 2007, “cuando se vuelven a dar todos los condicionantes para equipararnos a las nacionalidades históricas, se truncó ese objetivo” por el pacto de gobierno entre CC y el PP.

El coordinador regional de Izquierda Unida, Ramón Trujillo, disparó misiles dialécticos de largo alcance contra la línea de flotación del “sistema oligárquico”. Paulino Rivero y Coalición Canaria “han hecho al pueblo canario menos soberano y ahora, paradójicamente, exigen compartir una soberanía que han contribuido a reducir”, espetó. La soberanía popular “supone que el pueblo tiene derecho a decidir en todo aquello que le concierne”, aseveró.“Sin embargo”, se quejó,“Rivero y su partido han apoyado transferencias de soberanía a la Unión Europea que carecen de control democrático”.

A modo de ejemplo, mencionó el estatus del Banco Central Europeo, al que “se prohibió prestar a los estados y que, por tal motivo, ha creado el grave problema de deuda pública actual y la limitación que tal deuda supone para ejercitar la soberanía democrática”. Trujillo no dejó escapar la oportunidad de denunciar “la usurpación parcial de la soberanía popular que implica la ley electoral canaria cuando regala un 15% del Parlamento a los tres partidos principales, que son un mismo régimen”. Según él, Rivero “quiere nuevas competencias para hacer pistas aeroportuarias innecesarias, para restringir diversos ámbitos judiciales a Canarias y blindar la corrupción y, por último,constitucionalizar un paraíso fiscal ahondando en los privilegios del REF a los adinerados”.

Las reuniones con Rajoy

A finales de abril de 2014, en el marco de su tercera reunión con Mariano Rajoy en La Moncloa, tras las celebradas en mayo de 2012 y en enero de 2014, el jefe del Ejecutivo canario anduvo sobre las procelosas aguas territoriales y atribuyó a la Comunidad Autónoma la potestad de consultar a la ciudadanía, vía referéndum, acerca de las prospecciones de la petrolera Repsol en las proximidades de Lanzarote y Fuerteventura. “Habiendo diferencias en los ámbitos institucionales, hay que dar la voz al pueblo”, razonó.

En marzo, el Parlamento aprobó con el voto en contra del PP y la abstención del grupo Mixto (NC-PIL) la propuesta de reforma del Estatuto de Autonomía, un texto que refuerza el autogobierno y amplía la capacidad normativa en torno al REF. Rivero intervino ante el pleno para acreditar el valor identitario de una iniciativa que persigue que Canarias“no sea gobernada desde Madrid” y sea “menos dependiente” del exterior. “El encaje que se le dio en la Constitución de 1978 fue claramente insuficiente y el Estatuto de Autonomía de 1982 tampoco respondía a las necesidades de las islas. El concepto de lejanía, la financiación y el REF son piezas muy importantes que tienen que estar recogidas en el Estatuto para dotarlas de seguridad jurídica”.

La pescadilla volvió a morderse la cola. Luego, Fernando Clavijo quitó las espinas del lenguado.

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