Lustros sin sostener la caída del sector

El sector primario en las Islas lleva ya muchos ejercicios económicos sin tenerlas todas consigo. Por ello, pese a la estructura nada desdeñable y consolidada de apoyos públicos directos e indirectos y con múltiples procedencias que le siguen beneficiando, en estos momentos suma ya varios lustros, al menos tres seguidos, en los que su importancia en la economía del Archipiélago no hace más que adelgazar.

El sector primario recibe ayudas de la UE, el Estado, la Comunidad Autónoma de Canarias y los cabildos insulares, en especial a partir del año 1992… pero no logra otra cosa que no sea perder peso relativo en el PIB regional: en la actualidad –registro cerrado para 2013– se halla en un pírrico 1%, por el 3% a escala nacional. Además, si nos atenemos a lo que dictan los datos macroeconómicos para este sector en las Islas, se trata de una tendencia negativa sin aparente fin y con caída encadenada y sin opción alguna de descansillo.

Con el objeto de acercarnos a lo que ocurre hoy en día en este sector económico [en parte a través de datos definitivos y oficiales del ejercicio 2013, los más recientes disponibles en el momento de realizar este examen para el Anuario de Canarias 2014], resulta de gran utilidad parte de lo recogido previamente en el documento de conclusiones de la Comisión de Estudio sobre el Sector Primario de Canarias. Fue este un mecanismo acordado, por iniciativa del PSOE, en un pleno parlamentario de abril de 2010, cuando no llegó ni a constituirse pese a querer influir con sus conclusiones en la nueva PAC, y reflotado por la Cámara en junio de 2012.

Esta vez sí logró hacer el trabajo que se le había encomendado y el documento resultante se aprobó por el pleno el 14 de abril de 2015. Ese trabajo, realizado desde una concepción plural (con la intervención de todos los agentes locales del sector), servirá de guía, de camino, para concretar una serie de cuestiones que han sido calificadas como idóneas para dar la vuelta –o al menos sostener– a evolución tan negativa dentro del grupo de actividades primarias en el Archipiélago. En el reseñado dictamen parlamentario hay una conclusión a todas luces terrorífica: las actividades económicas propias de los ámbitos agrícola, pecuario, pesquero, acuícola y de silvicultura están en Canarias, de forma general, en horas muy bajas, tremendamente bajas, a punto de tocar suelo.

En palabras del geógrafo y profesor de la Universidad de La Laguna (ULL) Dirk Godenau, y en este caso solo para dos de esos subsectores, “la actividad agraria en las Islas se bate en retirada desde hace décadas”. Esta afirmación puede representar la lectura más clara que se saque de los datos macroeconómicos que sobre el particular aporta el Consejo Económico y Social de Canarias (CES), que son los que sirvieron a la citada comisión de estudio parlamentaria como base de sus conclusiones.

Pero hay más… En 1998, el sector primario de las Islas aportaba al PIB regional 600 millones de euros (a precios corrientes), con una participación en la riqueza generada por las Islas de casi el 3% (2,9%, para ser exactos). Solo 16 años después (algo más de tres lustros), según los últimos datos oficiales disponibles, los del cierre de 2013, esa relación se ha quedado en un vergonzoso 1%, lo que significa que el motor que funcionaba a aquel ritmo en 1998 ahora solo lo hace con una tercera parte del que fue su potencial en términos de PIB canario.

En 2013, tal y como contempla aquel informe anual del CES, el PIB real del sector primario en Canarias contabilizó 389,711 millones de euros, mientras que a escala nacional, para toda España, ese mismo dato llegó a 25.341,7 millones. En términos de variación, en 2013 el PIB real del sector primario isleño descendió el 3,81%; en cambio, el dato país supuso un crecimiento medio del 1,1%. Si se mide como aportación al conjunto de la economía de Canarias, el sector primario solo supuso el 1% del PIB total de la región.

Respecto al empleo generado por este mismo sector, el CES recoge que en 2013 las personas ocupadas en el sector primario fueron 777.300 en España y 28.000 en Canarias. Esto significó una variación respecto a 2012 del 25% (subida) para las Islas y del 0,4% para la media nacional. Las cifras del CES sobre empleo no distan mucho de las ofrecidas por la Encuesta de Población Activa (EPA) para el IV trimestre del año 2013, que cifraba el total de trabajadores en el sector primario de Canarias en 29.900 personas, con el 3,99% del total de ocupados en las Islas y con una variación anual positiva del 27,7% respecto al ejercicio anterior, 2012.

Pese a este último detalle bondadoso, que tanto tiene que ver con la crisis y la función de espacio refugio del subsector agropecuario, hay otros componentes que preocupan, y mucho. Está, por ejemplo, que de la población empleada en el sector primario el 65,5% tenga más de 50 años y solo 5.500 (el 18,8%) del global corresponda a mujeres. Las cifras de empleo también corroboran que los principales generadores de puestos de trabajo son la agricultura y la ganadería, mientras que la silvicultura y la pesca solo asumen un escaso 10,3% del total.

El dictamen parlamentario recoge, a modo de conclusiones, una batería dispar de actuaciones vinculadas al sector primario local que se consideran de gran utilidad para cambiar tendencia tan desastrosa o, como mínimo, para frenar la caída continua en peso económico de los últimos ejercicios. A continuación se detallan algunos de esos ejes de intervención:

— “La necesidad de fomentar el autoabastecimiento como oportunidad para mejorar la economía regional y para crear empleo. (…). Canarias debe proceder a reorientar su producción agrícola. Frente a un sector primario basado en la agricultura de exportación, se cree positivo establecer un cambio de estrategia y apostar por fomentar el mercado interior”.
— “La adopción de medidas de política económica para mejorar la competitividad del sector deben dirigirse a la articulación de un mercado interior que, de la mano de la reorientación del REA (ayudas comunitarias) para evitar la competencia de lo importado con las producciones locales, además grave con el AIEM determinados productos, sin que ello implique un incremento en los precios finales”.
— “La necesidad de mejorar y modernizar los canales de distribución y comercialización, a lo que se une la propuesta de establecer incentivos a los profesionales de la comercialización que actúan en Canarias, a efectos de que prioricen la salida al mercado interior de los productos de origen local”.
— “La elevación de la cualificación de los agricultores y ganaderos con programas formativos adecuados y que éstos contemplen la introducción de las nuevas tecnologías en los canales de producción”.
— El hecho de que “las ayudas públicas que el sector recibe se abonen en tiempo y forma, para asegurar la pervivencia de las actividades agrarias y pesqueras en las Islas”, en clara alusión, entre otros, a los retrasos en los abonos regulados por el Posei adicional.
— “Para incentivar el relevo generacional, se plantea la idoneidad de establecer líneas de financiación preferentes (…) destinadas a bonificar puntos de interés en créditos para las inversiones en nuevos establecimientos agrícolas, ganaderos o pesqueros”.
— “Ante la problemática general del sector agrícola en las Islas, los profesionales expresan la necesidad de operar un cambio en el modelo productivo. Éste debe ir orientado a la conservación de la biodiversidad agrícola de Canarias y a la potenciación de las variedades locales y de la producción ecológica”.

Con la activación de estas iniciativas y de otras propuestas no destacadas en este artículo pero sí incluidas en el dictamen reseñado, se prevé recuperar el peso perdido por el sector primario, algo que está por ver pero que, como elemento positivo, ya cuenta con una guía de consenso sobre las posibles soluciones, medidas que además tienen el aval del Parlamento de Canarias de la VIII Legislatura. La tarea será ardua, sin duda, y debe empezar por definir las correspondientes políticas agrarias y pesqueras que ayuden a tal empuje. La base se tiene, y se entiende que en eso ya debe estar, entre otros cargos públicos, el actual consejero de Agricultura canario, Narvay Quintero. No lo tendrá nada fácil, pero él y otros deben intentarlo, además con todas las fuerzas y desde la unidad de acción.

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