Paro: a falta de pan…

Todo comenzó en 2007. Todavía recordamos con nostalgia aquella tasa de paro que sólo alcanzaba el 9,87% en su segundo trimestre. Pero comenzaron a no pagarse las deudas y la tasa creció alcanzar su cénit en el tercer trimestre de 2013, con un 34,76%. A partir de entonces se vislumbra un cambio de tendencia, más en la sangría que afectaba a la población ocupada que en la disminución del desempleo.

Desde el tercer tercer trimestre de 2013 se vislumbra un cambio de tendencia que aún no afecta en exceso a la disminución del desempleo, que sigue campando a sus anchas. El paro provenía de la demanda de trabajo, de tal forma que el pronóstico más acertado era el de “si no perdías el empleo, tenías a un paso la salvación”. En 2014 ya la tendencia se hizo realidad. Si el análisis lo pormenorizamos en el ámbito sectorial, en 2014 en Canarias se asistió a la creación de empleo en el sector servicios y construcción, pero con una disminución en la ocupación en la agricultura y en la industria.

Desde la perspectiva de la presión demográfica, la población mayor de 16 años ha estado aumentando hasta justamente el año 2014, lo que hace disminuir levemente a la población activa respecto a 2013. Pero, a pesar de todo, la tasa de paro todavía es demasiado alta, materializándose en 342.200 personas en desempleo sobre las espaldas de 758.700 personas que tienen aún la posibilidad de trabajar. Si escrutamos la tendencia a través de la tasa de actividad, ésta se situó en el Archipiélago en 2014 en el 61,55%, lo que supone un descenso de 0,68 puntos porcentuales respecto a 2013. Dicha tasa venía experimentando crecimientos continuos desde 2010. Desde un punto de vista comparativo, Canarias se situó en 2014 como la cuarta Comunidad Autónoma con mayor tasa de actividad de todo el país, aunque las razones para compartir liderazgos de estas características son muy diferentes, de modo que hay zonas en las que dicha tasa de actividad evoluciona positivamente debido a que existe una oferta de empleo de alta productividad (Madrid o Cataluña), mientras que en Canarias, el incremento de la tasa de actividad se ejecuta como parte de albergar rentas complementarias en la misma unidad familiar.

No obstante, en tanto que en un primer momento, la mujer accedía potencialmente al mercado de trabajo con la finalidad de sostener la pérdida de empleo del hombre en el sector de la construcción, en el año 2014 disminuye su número en proporción, al pasar de un 47,0% de mujeres en el mercado de trabajo en el año 2013 a un 45,4% en 2014. Así y todo, como corolario, podemos afirmar que las regiones con mayor tasa de ocupación son las que poseen una productividad aparente del trabajo superior, siendo ésta una asignatura pendiente de la estructura económica canaria por la que se debería apostar, en lo que a su mejora se refiere.

Si consideramos la tasa de paro desde la perspectiva de la edad, en Canarias la juvenil es la más alta para todos los segmentos, aunque mantiene un comportamiento decreciente, pasando de una tasa del 86,31% en 2013 al 64,14% en 2014. La tasa de paro para las edades comprendidas entre los 20 y los 24 aumenta ligeramente en el último año, mientras que en el grupo de edad de 25 a 54 años alcanza un valor de 29,56%, habiendo disminuido en 2,17 puntos porcentuales respecto de 2013.

Dónde se concentra el paro

Según el nivel de formación alcanzado, la tasa de paro ha crecido más entre el grupo de personas con estudios primarios, mientras que el grupo con una tasa de paro menor fue la de la población con formación universitaria, aunque es donde el impacto del subempleo más golpea. Aún así, pese a que la formación no genera por si sola empleo, sí que ofrece mayores posibilidades, ya sea a través de los contratos dependientes, como estableciendo una unidad de negocio surgida del autoempleo.

En relación al tiempo de espera en el denominado paro friccional (periodo que transcurre desde que finaliza una relación contractual hasta comenzar otra), éste se situaba en 90 días en 2007, mientras que en la actualidad se coloca por encima de 24 meses, alcanzando a más de 172.000 personas, lo que convierte al desempleo de larga duración en un problema que puede tildarse de estructural respecto al impacto que ejecuta sobre la cohesión social.

Y más si lo correlacionamos con los diferentes segmentos de edad, porque el dato no se ha detenido, ni siquiera en los años donde desciende el paro y se incrementa la ocupación, de forma que cae la tasa de paro general pero no la del colectivo de larga duración, sobre todo del colectivo de más de 45 años, haciendo que la población sin actividad laboral envejezca sin encontrar potenciales oportunidades de inserción.

Desde la perspectiva de la jornada laboral, debemos destacar que el porcentaje de personas en plantilla con empleos a tiempo parcial, mantiene un comportamiento creciente en detrimento de la jornada a tiempo completo, experimentando una caída del 14,92%. De hecho, en 2014, los contratos con horario parcial aumentaron en un 15,6%, situándose tres puntos porcentuales por encima de la media nacional, haciendo que la proporción de contratos parciales sobre el total de los firmados pasó en el Archipiélago del 38,1% en 2011 al 46,2% en 2014, situándose nueve puntos porcentuales por encima de la media estatal. Entonces, ¿es que se abona menos salario por una misma ocupación que en el resto del país? No necesariamente. La explicación más plausible es que la proporción de empleo de bajos sueldos es mayor que los de altas retribuciones, en comparación con la media nacional.

Si el análisis lo centramos en el aspecto salarial, las islas siempre se han situado en el vagón de cola del país. Y 2014 no es diferente. Examinando los costes laborales por sectores, el mayor coste laboral se produce en el sector industrial, con un coste total medio por trabajador y mes de 2.438,60 euros lo que supone un decremento del 3,6% con respecto al ejercicio anterior. Es el sector de la construcción el que le sigue con 2.290,41 euros al mes, que supera, con relación a 2013, al sector servicios con 2.096,09 euros por trabajador y mes. Así y todo, el crecimiento de los salarios ha sido significativamente mayor para los hombres que para las mujeres.

¿Y ya está? ¿Todo acabó? Rotundamente, no. La consolidación de la recuperación no sólo debe venir dada por una frágil mejora en la ocupación. Los pilares sobre los que se construye la estructura económica de Canarias siguen siendo similares. Y que no se entienda mal. No estamos hablando de la infinitamente repetida diversificación de las actividades, sino de implementar políticas económicas, inversiones y modelos de gestión que hagan disminuir la alta vulnerabilidad y dependencia del Archipiélago. De lo contrario, volveremos a tener vaivenes en base a los ciclos de la economía y su afección sobre la sociedad y, en medio de la pesadilla, lo único que, probablemente hemos hecho, es darle la vuelta a la almohada.

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