El año 2017 es ya uno de los históricos en la cronología del sistema portuario tinerfeño. No en vano, es el año en que la dársena de Granadilla, al sureste de Tenerife, recibió sus primeros atraques tras la recepción del pertinente informe favorable del Ministerio de Fomento con fecha 3 de noviembre.
Apenas unos días más tarde, el 21 de noviembre, la tercera alineación del dique exterior de la dársena sureña se estrenó con la llegada de la plataforma West Leo propiedad de una multinacional del sector Oil & Gas, que desplazó su unidad desde el puerto de Tenerife a la nueva instalación donde se sometería a trabajos de reparación naval.
La ejecución efectiva de las obras de abrigo del puerto de Granadilla, que arrancaron en 2010, supuso la ejecución del dique exterior, el contradique y la primera fase del muelle polivalente de ribera, permitiendo la entrada en servicio de esta nueva instalación y su operativa.
Conforme a nuestro Plan de Inversiones 2017-2021, la inversión total prevista en la nueva infraestructura asciende a 362 millones de euros, montante del que se han ejecutado aproximadamente 200 millones, básicamente en las obras de dique y contradique, trabajos que se han visto beneficiados por ayudas europeas en Fondos de Cohesión por un importe de 67 millones de euros.
El puerto de Granadilla fue concebido como una instalación complementaria, que no sustitutiva, del puerto de Santa Cruz de Tenerife, toda vez que este último se encuentra limitado en lo que a posibilidad de crecimiento se refiere, con una configuración física como puerto eminentemente urbano rodeado por el casco urbano de Santa Cruz, con restricciones evidentes en cuanto a la disponibilidad de superficies y anchura de dársenas.
No obstante, cada más se requiere de unas instalaciones que se configuren como nodos logísticos de almacenamiento y sobre todo de redistribución de mercancías. Se hace imprescindible contar con una plataforma terrestre suficiente que permita la generación de valor añadido a las mercancías que llegan por mar. Este es el papel llamado a desempeñar por la dársena de Granadilla y el polígono anexo de seis millones de metros cuadrados que, conjuntamente, nos darán la posibilidad de transformar esta necesidad en oportunidad.
Asimismo, desde esta Autoridad Portuaria estamos trabajando para conseguir declarar Zona Franca una superficie de 600 mil metros cuadrados, logro que supondría el espaldarazo decisivo para la Plataforma Logística de Tenerife -o sea, puerto-aeropuerto-polígono industrial- y, por ende, para la diversificación de nuestra economía.
En un contexto de claras rivalidades, con instalaciones potentes en nuestro entorno nos centramos en potenciar lo que nos hace realmente competitivos, operar bajo las premisas de un puerto europeo, con seguridad jurídica y financiera entre otros aspectos y ubicarnos en un nodo intermodal de transporte en el que la dársena de Granadilla tendrá sin duda incidencia en los tráficos con origen o destino en Tenerife, e incluso en los que conectan Europa con África y Sudamérica, lo que permitirá ser mucho más competitivos.
Seguiremos trabajando para incrementar nuestros tráficos prioritarios, entre ellos el de trasbordos que desde septiembre de 2017 registra cifras especialmente representativas de la mano de Maersk Line, naviera danesa líder mundial en transporte marítimo de contenedores, que eligió a Terminal de Contenedores Tenerife (TCTenerife) para sus operativas en nuestro puerto.
Son muchos los retos por afrontar. Desde la saturación de ciertas zonas portuarias como Los Cristianos, donde es imprescindible avanzar en la coordinación con el Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de Arona para la reordenación definitiva de sus tráficos rodados, hasta las posibles ampliaciones de los diques de los puertos de La Palma y La Gomera por la entrada en funcionamiento de cruceros de mayor eslora, pasando por la implantación de sistemas de calidad que nos permitan configurarnos como smart ports y lo que esto supondría para establecer nuevas rutas internacionales.
No podemos obviar el impulso a nuestras relaciones internacionales, con la implicación de otras administraciones en una agenda comercial común, además de seguir asumiendo compromisos en la mejora de nuestro comportamiento medioambiental, con iniciativas como la mejora de eficiencia energética del alumbrado público y el suministro de energía eléctrica a buques durante su estancia en puerto, iniciativa que ya en este 2018 recibe un impulso definitivo.
Y todo ello sin olvidar la intensificación de nuestra Responsabilidad Social Corporativa a la que destinamos en 2017 tres millones de euros y que orientamos hacia la sostenibilidad y mejora continua.