Asier Antona, entre dos costuras

El PP canario se debatió durante el año pasado entre apoyar al Gobierno en minoría y practicar una oposición dialécticamente dura.

La trayectoria de Asier Antona en la novena legislatura autonómica dibuja un círculo, sin que se distinga con precisión el fin del principio. Comenzó como un ariete contra el presidente y termina siendo un clavo ardiendo al que se agarra Fernando Clavijo para sostener un precario Gobierno apuntalado por apenas 18 de los 60 escaños. Pero igual le extiende una tabla de salvación que le pega un palo para que tiemble. No fue un inicio excesivamente propicio a sus intereses. El por aquel entonces ministro José Manuel Soria renunció a la candidatura y propuso en su lugar a Australia Navarro en las elecciones de mayo de 2015. Después, Antona llevó el mando en el grupo parlamentario con ella de portavoz a modo de ensayo de la dirección regional del partido a partir del décimo cuarto congreso, celebrado en marzo de 2017.

Mal empezaron las cosas: CC y el PSOE excluyeron al PP de los pactos municipales, donde cavaron las fosas en las que enterraron las lealtades que iban cayendo en cascada. Santa Cruz de Tenerife era la excepción que confirmaba la regla. Aunque el cuerpo le pedía compartir fatigas con Antona, las circunstancias no acompañaron. El 22 de junio de 2015, Fernando Clavijo y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, firmaron el acuerdo de gobierno con la “voluntad” de que durara cuatro años. Por si acaso, ya lo barruntaba, en la mochila llevaba un plan B.

En la investidura, Antona brindó a Clavijo “consenso, no consentimiento”. Le avisó de que no bastaba con el “buen rollito” para resolver los problemas de Canarias. Reconoció “buena disposición” en su discurso, pero sin concreciones. Aunque le restregó la “herencia” de Paulino Rivero y que fuera el aspirante de la tercera fuerza en votos —la primera en escaños—, ofreció “diálogo” y “entendimiento sincero”. Por encima de las ideologías, llamó a dejar atrás la “crispación” y a sacar del Parlamento el teatro del conflicto.

Agenda de prioridades

En su primer debate de política general, marzo de 2016, el jefe del Ejecutivo regional aceptó “gustosamente” el reto del PP de compartir una agenda de prioridades en el escenario económico y social, siempre que se excluyeran los recortes en la educación, la sanidad, los servicios sociales o la vivienda. Antona calificó de “pobre, triste, conservador, complaciente y nada autocrítico” el monólogo inicial del mandatario, a quien confundió con Rivero en varias ocasiones.

Tras el verano de aquel año saltó la liebre de la moción de censura. Tanto el PP como el PSOE negaron oficialmente la existencia de negociaciones. Sin embargo, el secretario general de Coalición Canaria, José Miguel Barragán, atestiguó el 27 de octubre que desde hacía más de una semana había contactos entre esos partidos. En noviembre, apenas 24 horas después de que los cuatro socialistas abandonaran el Consejo de Gobierno por las desavenencias en torno al reparto del Fondo de Desarrollo de Canarias (Fdcan), una cena discreta de Clavijo con Antona alimentó los rumores. El mes siguiente, al término de una reunión entre ambos sobre los asuntos canarios de Estado, el dirigente del PP vislumbró tres opciones: “Que el presidente cese a los consejeros del PSOE, que estos dimitan o que [CC y el PSOE] se reconcilien”.

Antes de soltar amarras, Clavijo necesitaba atar los Presupuestos autonómicos de 2017. Utilizó un comodín: CC, el PP y ASG, con la abstención del PSOE, revertieron en la comisión el acuerdo de la ponencia para destinar a servicios públicos el 60% de los 160 millones de euros del Fdcan. Se acercaba la Navidad. Asier Antona deseó que esa época llevara “reconciliación, concordia, amor y paz” al Ejecutivo canario. En la víspera de la Nochebuena de 2016, Fernando Clavijo pulsó la desconexión. Después pidió a Antona que le echara un cable. “El PP no tiene ansiedad ni desespero por ocupar las vacantes”, exclamó este. Desde la “serenidad”, mandó un mensaje de estabilidad.

En marzo de 2017, al ser proclamado líder regional del partido, Antona convocó a los suyos a trabajar con “humildad” y “todas las fuerzas” para lograr que el PP cogiera “las riendas” de Canarias. En mayo, Mariano Rajoy clausuró el congreso insular de Tenerife. El inquilino de la Moncloa apeló al consenso para aprobar los Presupuestos Generales del Estado: “Hay que ceder un poco aquí, no mirar demasiado para el otro lado, ponerse en el lugar del otro y un poco de generosidad y grandeza. Eso es lo que necesita España”. Los 175 votos que tumbaron las enmiendas de devolución no eran suficientes. “Vamos a hablar con todos, a escuchar sus razones y argumentos. Hemos demostrado voluntad y capacidad para llegar a un entendimiento [con Ciudadanos, el PNV y CC]”. El día de Canarias firmó los papeles con el aval de Nueva Canarias. Eran los últimos documentos de la operación hipotecaria, con prórroga incluida. La renovación del compromiso implica un aumento de los tipos de interés, lo cual será convenientemente compensado.

Negociación fallida con CC

En el mes posterior, el comité ejecutivo del PP facultó a Asier Antona a negociar con CC la incorporación en el Gobierno de Fernando Clavijo. La fecha límite se fijó en los prolegómenos de los Presupuestos autonómicos para 2018, sobre la base de siete reformas. Las conversaciones se desarrollaron en una puerta giratoria: que sí, que no, esto, aquello, aquí, allí… A la vuelta, el dirigente popular emplazó al Gobierno “frágil, minoritario y sin capacidad de reacción” de CC a que desplegara una mesa de diálogo previa sobre los Presupuestos: “No daremos un apoyo incondicional ni un cheque en blanco”. Y así fue, el proyecto de ley llegó al Parlamento con el sello del PP. Y el PSOE votó en contra.

Por febrero, abrígate con dos capas y un sombrero. Mariano Rajoy despachó en una semana con una delegación de Coalición, encabezada por Fernando Clavijo, y otra de Nueva Canarias, con Román Rodríguez al frente. Sintonizaron la onda del entendimiento y comprendieron el valor de la convergencia. Antona negó que recibiera instrucciones para bajar la guardia y dorarle la píldora a Clavijo: “El Partido Popular intensificará la labor de oposición a un Gobierno que representa un modelo agotado después de 30 años. Somos la alternativa”.

El 3 de marzo, en la Escuela de Invierno del PP, Rajoy repasó la lección. En el Recinto Ferial de Santa Cruz de Tenerife, refrescó la memoria a CC: “Canarias no cayó en el desgobierno gracias al Partido Popular”. Elogió la “actitud responsable y generosa” de sus compañeros isleños para garantizar la “estabilidad política”, que es un “requisito” para consolidar el empleo. “Fue bueno para Canarias que [Ana Oramas y Pedro Quevedo] respaldaran los Presupuestos Generales del Estado del año pasado y será bueno que lo hagan también para los de este año”.

La noria de la feria se detuvo en seco. El secretario general del PSOE de Canarias, Ángel Víctor Torres, denunció la existencia de un “pacto tácito” entre el PP y CC. “Los ataques de Asier Antona a Fernando Clavijo son mero postureo”, espetó. En consecuencia, se desmarcó del acuerdo para renovar tres de los cuatro órganos auxiliares del Parlamento. A Rafael Yanes, postulado para sustituir a Jerónimo Saavedra en el Diputado del Común, lo arrolló un caballito del tiovivo.

Antona luce un gemelo diferente en cada empuñadura de una camisa confeccionada a la medida de Rajoy: el logo de CC, en la derecha y el de NC, en la izquierda. El estilo del PP lo marca con una corbata de quita y pon. El acercamiento al PSOE en Canarias combinó con la personalidad de Susana Díaz. La abstención socialista en la investidura hiló las costuras de la distensión, pero Pedro Sánchez se rasgó las vestiduras y recuperó la tradición artesana en la sastrería con un corte de mangas.

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