Las escenas de violencia en competiciones de formación se han repetido hasta enturbiar la imagen de formadores y padres.
El deporte base parte de la premisa de que no se trata únicamente de la realización de una actividad física. Las fases de iniciación y formación en una determinada modalidad deportiva deben incluir propiedades intrínsecas orientadas a fomentar valores sociales. Es en ese preciso instante, en el que se olvida la labor educativa que debe caracterizar al deporte en edad escolar, cuando surgen lances de violencia y desigualdad. Sucesos que se han convertido en comunes y virales en nuestro archipiélago.
Las prácticas deportivas en categorías de base van acompañadas de un entramado de competiciones muy similares al de sus ámbitos referenciales de élite. La obsesión por ganar a cualquier precio ha hecho que el deporte formativo traspase su función de favorecer la mejora de las capacidades físicas y sociales de los jóvenes. Fruto de ello, las categorías inferiores han sido noticia no solo por los éxitos logrados por nuestros deportistas en edad escolar, sino también por incidentes que manchan la noble imagen que los rodea.
Los medios de comunicación se han visto en la tesitura de informar sobre acontecimientos que van más allá de los resultados alcanzados por nuestros jóvenes deportistas en el panorama autonómico, nacional e, incluso, internacional. El fútbol base, por su condición de deporte mayoritario entre los más pequeños, es el que más se ha visto afectado por los casos de violencia que han salpicado al Archipiélago en los últimos años. Incidentes que no deben empañar la labor de instituciones, organizaciones y clubes en su afán socializador, pero que sí son un claro ejemplo del grado de competitividad nociva que ha alcanzado, por momentos, el deporte del balompié.
Los sucesos en el fútbol en edad escolar saltaron a la palestra con la imagen en la que Alejandro Rodríguez, jugador del Mini-Prebenjamín del Unión Viera B en la Liga de Escuelas del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, se interponía entre el técnico rival del Barrio Atlántico y el árbitro para evitar una discusión. La acción del pequeño deportista grancanario en el año 2013, galardonado con el Premio Nacional del Deporte, tuvo una destacada repercusión en el panorama nacional que influyó, de manera muy positiva, en la erradicación de la violencia en el fútbol base.
Episodios de violencia
Sin embargo, con el paso de los años, el gesto hacia el juego limpio de Alejandro Rodríguez ha caído en el olvido y los incidentes han vuelto a aflorar en el panorama autonómico. Muchos de estos altercados ocurren por aspectos externos a un deporte de contacto como el fútbol.
A principios de 2016, un árbitro tuvo que esquivar los intentos de agresión por parte de espectadores en un Armeñime-Atlético Granadilla de juveniles. Por su parte, en marzo de ese mismo año, una jugada que terminó con signos de cordialidad entre futbolistas del CD Laguna y el CD Tenerife, de la categoría Cadete Preferente, deparó en un enfrentamiento entre padres en el Anexo Francisco Peraza.
En enero de 2017, el fútbol base de las Islas fue de nuevo noticia por una sucesión de conductas violentas en los recintos deportivos. Se vivió uno de los peores momentos con incidentes condenables, algunos de los cuales se produjeron fuera de los límites del terreno de juego. Quizás el más viral fue la brutal pelea entre padres en un partido entre la UD Telde y la UD Guía de la División de Honor Juvenil.
Responsables técnicos, entrenadores y dirigentes de los clubes no quedan tampoco al margen de los sucesos que han conmocionado a las categorías inferiores. Así, el coordinador del Puerto Cruz, José Luis Díaz Herrera, fue agredido en un partido de prebenjamines. Un caso muy similar sucedió en marzo de 2018 en Las Chumberas. El arbitro se vio obligado a suspender un partido de prebenjamines entre el Juventud Laguna y el San Andrés por una bochornosa riña entre un padre y el entrenador del equipo de la Ciudad de los Adelantados. Tampoco hay que pasar por alto la reyerta ocurrida entre el progenitor de dos menores adscritos al CD Sobradillo, y el presidente de la entidad de El Galán, Manolo Cabello Jara.
Iniciativas por el juego limpio
Las instituciones y federaciones se han preocupado en tratar de poner fin a una de las principales lacras que acompañan al deporte. El Gobierno de Canarias, a través de su Dirección General de Deportes, fue de las primeras en tomar medidas. Para ello, impulsó su campaña “Canarias Juega Limpio”, con la intención no solo de terminar con la violencia en los recintos deportivos, sino también con el propósito de educar a la sociedad a través de un decálogo de valores del juego limpio.
La Federación Tinerfeña de Fútbol (FTF), con la inestimable colaboración del Cabildo de Tenerife, optó por la misma dirección y lanzó, en el año 2014, una innovadora iniciativa que surgió en la SD Casablanca de Tejina, el proyecto Buen Rollito. Con ella, se pretendía “erradicar los comportamientos violentos del fútbol base de la Isla a través del fomento de la educación de los jugadores, técnicos, directivos, familiares y árbitros”. Esta propuesta se sumó al programa Tenerife Juega Limpio del Cabildo, con el que, entre otros condicionantes, “se acordó incluir en el convenio retirarle la subvención a aquellos equipos que fueran sancionados por incidentes del público”.
El proyecto Buen Rollito no se ha detenido nunca. Su incesante labor año tras año le ha llevado desde la creación del Código Ético de la Federación Tinerfeña de Fútbol, con el objetivo de fomentar el juego limpio en el fútbol insular, hasta la puesta en marcha de iniciativas como el Premio Balón de Oro, con el que se potenció el fair-play en las categorías de base. Los equipos que cumplieron con unos determinados valores éticos recibieron unos balones distintivos para disputar sus partidos.
La implementación de medidas para erradicar la violencia de los campos de fútbol tuvo un nuevo capítulo, este mismo 2018, con la aplicación del Punto de Oro, una propuesta novedosa de la FTF con la que se tiene como objetivo “detectar, controlar, modular y reducir los altos niveles de tensión emocional que puede surgir en los encuentros y prevenir la suspensión de los partidos por este motivo. Este servirá como zona de reunión con los entrenadores cuando las conductas violentas y los niveles de tensión en los partidos sean perjudiciales para el desarrollo del juego”.
Otras organizaciones, como el Comité Técnico de Árbitros de la Federación Interinsular de Fútbol de Las Palmas (FIFLP), tampoco han quedado ajenas a este asunto. La tradicional Antorcha de la Concordia, cuyo encendido correspondió en este 2018 al director general de Deportes del Ejecutivo autonómico, José Francisco Pérez, recorrió por vigésimo cuarto año la isla de Lanzarote con el fin de promover el juego limpio en los estadios y canchas deportivas. La iniciativa tuvo paso también por Fuerteventura y Gran Canaria.
Además, corporaciones como la Federación Insular de Baloncesto de Tenerife (FIBT) también se han preocupado por la situación que atraviesa nuestro deporte en edad escolar. Su “Proyecto DAR” busca erradicar la violencia e implantar un código ético bajo el lema Educamos para la vida desde el Baloncesto.
Incluso, los medios de comunicación también se han lanzado a apoyar la causa. La campaña nacional de la Cadena Ser Sin respeto no hay juego fue un éxito a su paso por Tenerife y Gran Canaria. Con ella, la radio generalista trata de seguir concienciando a la sociedad sobre su lucha contra la violencia en el fútbol, el racismo y la discriminación. La APDT también se ha implicado en la difícil empresa que se persigue con la entrega, desde 2014, del premio Juego Limpio.