El incremento en el número de licencias coincide con una sucesión de éxitos para los equipos y deportistas del Archipiélago.
La participación de las mujeres en la competición deportiva es casi un fenómeno reciente en Canarias. Históricamente, la participación de la mujer ha sido menor tanto en las esferas públicas como el mundo laboral, político, cultural y, especialmente, en el deporte.
Otro caso es el de la actividad física. Desde las crónicas viajeras de escritoras como Olivia Stone tenemos constancia de la práctica deportiva que desarrollaban las mujeres canarias a lo largo de los siglos XIX y XX. Pese a que su actividad laboral dedicada a la venta ambulante o labores de empaquetado de plátano y tomates ocupaba la mayor parte del tiempo de las isleñas, no era de extrañar, verlas practicando el deporte que las “inglesas” importaban como el cricket, tenis, golf, fútbol o el ciclismo, sin duda el de mayor auge en la época.
El deporte femenino vive ahora uno de sus mejores momentos y ello ha sido posible gracias a distintos factores que se han ido desarrollando en el siglo XXI. En primer lugar, la consecución de derechos para la mujer plasmados en distintos documentos como la Declaración de los Derechos Humanos, adoptada y proclamada por la Asamblea General el 10 de diciembre de 1948; o en 1979, la Asamblea General de las Naciones Unidas con la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. Posteriormente, llegaron las leyes de Igualdad de Género a las distintas Comunidades Autónomas como Canarias y, las leyes del deporte con los artículos dedicados al apartado de la Igualdad.
“Pese a los avances derivados del concepto del cuerpo de la mujer a lo largo de la historia y la consecución de derechos, durante el franquismo se vuelve a su exclusión de la vida pública, en especial a través de la limitación jurídica de su capacidad y, sobre todo para ejercer un estricto control sobre su cuerpo y actitudes. Pero una vez concluida esta etapa, se produce una apertura especialmente a partir de 1980 la Sección de Promoción de la Mujer del COI, que establecerá como criterios básicos de actuación promover el deporte femenino y, así, se exigirá que de manera obligatoria todos aquellos deportes que pretendieran figurar en el programa Olímpico deberían incluir la celebración de pruebas femeninas” (Patiño, Teijeiro y Mateos, 2005).
Un acceso tardío
El acceso de las mujeres al ámbito deportivo ha sido tardío y ha estado lleno de dificultades. Ellas han tenido que ir superando barreras creadas por estereotipos sociales y culturales. Pero gracias a factores como la incorporación progresiva de las mujeres a los Juegos Olímpicos y a las distintas disciplinas deportivas, unido a el creciente protagonismo que la mujer ha ido adquiriendo en la sociedad actual, se han ido superando esos obstáculos.
Asimismo, la tradición cultural de muchas modalidades deportivas se han ido abriendo poco a poco para que la mujer tome partido en la actividad física y en la alta competición. A ello hay que añadir la incorporación de la actividad física escolar en centros educativos en los que comenzaron a desarrollarse los deportes mixtos, dando la oportunidad a niñas y a niños a practicar todo tipo de deportes.
En el caso de las Islas Canarias, son varios los equipos que han despuntado en esta última década consiguiendo todo tipo de éxitos nacionales e internacionales. Aunque siempre nos vendrá el recuerdo del histórico Tenerife Marichal, que marcó un antes y un después en el deporte femenino, siguen de cerca su estela clubes como el UDG Tenerife, Rocasa, CV Haris o CV Arona, el Adareva y el CB Clarinos, y otros tantos más.
Éxitos de relevancia
No son menores los éxitos de las deportistas canarias. Se cuentan por decenas las mujeres que han sido y son abanderadas con orgullo en los campeonatos internacionales y que cosechan éxitos mundiales que son expuestos en las Islas. Desde las históricas del frontón Tenerife que superaban todo tipo de pruebas, hasta las más recientes como Michelle Alonso, considerada como una de las mejores deportistas de Canarias.
Tere Linares, Alexandra Rinder, las gemelas Ramos, María José Pérez, las gemelas Ruano, Atennery Hernández, Carla Suárez, Eli Chávez, Marta Mangué, Alicia Cebrián y un largo etcétera.
La mediatización especialmente del fútbol femenino en este último periodo y la llegada de grandes inversores unido a los éxitos del deporte que practican ellas, ha supuesto un impulso para las deportistas hasta ahora nunca visto. Pero aún es necesario implementar modelos positivos en los medios de comunicación que se constituyan como referentes para niñas y niños en la sociedad, ya que aún existen estereotipos resistentes al cambio, presentes a lo largo de la historia, como lo es el de considerar que hay deportes más apropiados para las mujeres y otros que lo son para los hombres.
Al deporte femenino le esperan grandes avances. Los inversores ya han descubierto el crecimiento que está teniendo en las Islas Canarias el deporte que practican ellas y no dudan en que su marca sea representada por el panorama nacional. Los valores que aporta el deporte femenino se identifican perfectamente con las empresas que quieren ser más cercanas y sostenibles.
A las puertas de acoger por primera vez en la historia un Mundial de Baloncesto femenino, con la selección española como favorita. Un evento internacional que pondrá a la Isla de Tenerife en el mapa mundial del deporte femenino. Una cita, que debe ser aprovechada para impulsar también a los clubes y deportistas de las islas. Porque se presume como el primer gran evento femenino pero no el último de esta modalidad.
Anteriormente, hemos acogido distintos torneos como la Copa de la Reina de voleibol y un derbi en el estadio Heliodoro Rodríguez López, el templo del fútbol. Y la sociedad ha respondido llenando las gradas, los patrocinadores se han desvivido por formar parte de la fiesta del deporte femenino y, los medios, han atestiguado los éxitos de las protagonistas, nuestras deportistas.
Una nueva forma de entender el deporte en el que las mujeres ocupan un papel principal. El deporte femenino crece por la cima pero tiembla en los cimientos. Aún es necesario crear sólidas estructuras desde la base, formando y educando a las más pequeñas con disciplina y proyección de futuro.
Para ello, se entiende que es necesario crear redes de cooperación entre todos los responsables políticos, educativos, sociales y culturales para que la industria del deporte femenino en Canarias alcance las cuotas deseadas, pero, mientras, disfrutamos de los éxitos que cada año celebramos en el Archipiélago con mujeres empoderadas en el deporte que inspiran y que brillan con luz propia.
Y como última reflexión, a las puertas de conocer la nueva ley de Canarias del deporte, se entiende que ésta debe evolucionar al ritmo de la sociedad pues de lo contrario corre el riesgo de quedarse desfasada. Es por ello, que se presenta un gran desafío y un buen momento para atender a lo que la sociedad canaria demanda: una ley que vele por la salud, el género y la identidad. Pues solo así podremos desarrollar una sociedad sana, respetuosa e igualitaria.