Canarias empieza a tener claro que, además del turismo tradicional, tiene que buscar nuevos lugares de encuentro, entre ellos el deporte, como reclamo.
En Canarias disfrutamos de la bonanza del clima, hay pruebas deportivas de nivel casi todas las semanas y son un atractivo turístico para quienes vienen a participar y, de paso, disfrutar de nuestra temperatura, la gastronomía y el paisaje. El negocio está en traer este tipo de turistas a las Islas”. La reflexión es de Juan Carlos Albuixech, director general del Sands Beach Resort de Lanzarote, un establecimiento hotelero especializado en la actividad del deporte, y a la vez uno de los promotores de la Maratón Internacional de la isla conejera. Pronunciaba esas palabras con ocasión de un debate en Canarias Radio hace ahora año y medio, y tenía mucho que ver con los motivos de la exposición que sigue: el Archipiélago como entorno de grandes eventos deportivos y su repercusión en su economía gracias a la proyección internacional.
Canarias empieza a tener claro que, además del sol y playa, el turismo y sus posibilidades de negocio, tiene que buscar nuevos lugares de encuentro bajo la regla de oro de la especialización como reclamo. Y qué mejor reclamo que el deporte y su vínculo al clima. Es, el Archipiélago, el único lugar de Europa donde puede practicarse deporte al aire libre durante todo el año: el viento y las olas con todas sus variantes de surf, windsurf o kitesurf; la pesca, el buceo y el golf; además de los más tradicionales y antiguos como el atletismo y sus múltiples variantes maratonianas, triatléticas y otras especialidades.
Va ya para dos años que se ha apostado, desde el Gobierno de Canarias, por explorar este segmento del binomio turismo-deporte, con una aportación de 1,4 millones de euros anuales que se invierten en una plataforma de comunicación, vía web y campañas internacionales, bajo la marca Non Stop Training.
Valiendo todo lo anterior como necesario preámbulo de lo que viene, cabe decir que, sin tales esfuerzos, vanos serían los intentos de mantener determinados acontecimientos deportivos internacionales de prestigio que ya acampan, planean y navegan en las Islas desde hace algunos años: desde la Maratón Internacional y el Iron Man consejeros, a la Transvulcania palmera, pasando por la Transgrancanaria, la regata ARC, la Tenerife Blue Trail y la Gran Canaria Maratón, entre otros muchos eventos que cada año tienen a las Islas como gigantesco estadio.
Llamar la atención
Pero no es suficiente. Cierto es que este nuevo turismo deportivo trae a Canarias varias veces al mes a deportistas de élite o aficionados de todo el mundo, que además de competir, también entrenan antes y después del evento, y disfrutan del sol, el mar, la gastronomía, los paisajes y nuestras ciudades y pueblos. Sin embargo, Canarias y sus instituciones, siempre con la colaboración necesaria de la empresa privada, y de la industria turística en particular, precisan llamar la atención de las federaciones nacionales e internacionales de las distintas disciplinas deportivas para atraer grandes competiciones y finales oficiales que insistan en situarnos en el mapamundi como referencia económica inusual y extraordinaria.
Y 2017, igual que ocurrió en años anteriores (en los últimos años anteriores, una vez atravesado el árido, seco y despiadado desierto de la crisis), no fue una excepción. Es más, fue incluso un magnífico período de reencuentro de Canarias con las grandes citas del deporte tradicional en disciplinas de equipo que, a nadie se le escapa, son las que más proyección social tienen y más expectación despiertan. Es el caso del baloncesto, que reunió en las dos islas más pobladas a otros tantos eventos oficiales de alcance nacional e internacional con los resultados económicos y de impacto comercial que ahora veremos.
En el mes de mayo llegó al pabellón Santiago Martín de La Laguna la primera Final Four de una nueva competición europea en el deporte de la canasta. La Basketball Champions League, con el Iberostar Tenerife (el CB Canarias de toda la vida) como anfitrión y favorito, no defraudó a nadie. Alrededor de 1,3 millones de euros de impacto económico más otros 3,5 millones de retorno publicitario, con más de 5 millones de personas pendientes de la televisión, justificaron plenamente el esfuerzo realizado por instituciones y patrocinadores para traer el evento a Tenerife. Y para más satisfacción, el lagunero cuadro aurinegro se llevó el trofeo en disputa.
Si ese fue ese fue el exitoso epílogo de la temporada de uno de los dos clubes de élite de las Islas, en septiembre se asistió al prólogo espectacular de la nueva temporada del otro representativo canario del baloncesto. El Gran Canaria Arena acogía otra final a cuatro, la Supercopa Endesa, con el principal elenco del basket español como dirimentes y el local Herbalife Gran Canaria como organizador. No pudo el Granca revalidar el título que había alcanzado el año antes, pero sí al menos jugó la final ante el campeón de liga Valencia. Fue otro evento con gran impacto publicitario y mediático por la transmisión por televisión (a través de plataformas de pago, eso sí) del que se supone es el arranque de oficial de la temporada en España.
Paralelamente a la Supercopa Endesa, y de nuevo en Tenerife y con televisión de por medio, se celebró la Copa Intercontinental de baloncesto, que dio también el título al Iberostar sobre el campeón iberoamericano, los venezolanos del Guaros de Lara.
Eventos internacionales
Pero hubo más eventos deportivos internacionales de alto nivel en la geografía canaria a lo largo de 2017. Marzo fue el momento en que Gran Canaria acogió la Copa de Europa de Triatlón, una competición que felizmente tuvo su réplica al año siguiente (el actual, con resultados aún por evaluar) tras el éxito organizador de la anterior. Y es que esta competición atrajo a 600 atletas de todo el continente, de los que nada menos que 126, entre hombre y mujeres, fueron triatletas de élite. Tener a todos estos deportistas al menos una semana hospedadas en Las Palmas de Gran Canaria, y sólo haciendo un cálculo somero, representa no menos 60.000 euros sólo entre alojamiento y manutención, sin contar la generación de negocio del sector comercial por la propia presencia de deportistas y sus equipos, y del propio desarrollo de la competición en las principales calles de la zona turística de la capital grancanaria.
Merece la pena, aunque se trate de eventos que tienen cabida todos los años, destacar otros tres en su edición del año 2017 por las cifras que reunieron: la Gran Canaria Maratón, la Tenerife Blue Trail y la regata ARC de vela.
La Gran Canaria Maratón, en enero, tuvo un impacto de 875.000 euros, fue vista por 131.000 canarios a través de la cadena pública RTVC y por 115.000 peninsulares por Teledeporte, y una repercusión económica de dos millones de euros.
La Tenerife Blue Trail, en junio, que es la prueba atlética que se celebra a mayor altura sobre el nivel del mar en España y segunda de Europa, tuvo una presencia de 2.700 atletas de 34 países. Una proyección internacional fuera de toda duda y un impacto económico directo notable.
Y, por fin, la Atlantic Rally for Cruisers (ARC), una plácida carrera entre Las Palmas de Gran Canaria y la caribeña isla de Santa Lucía que sigue la ruta de Cristóbal Colón en el Descubrimiento, siguiendo la ruta de los vientos alisios. Cada año, este evento suma participantes de todo el mundo y convierte la ciudad en una fiesta durante un mes, generando cuantiosos ingresos en el negocio local. Sólo en 2017, el impacto alcanzado sumó 3,2 millones de euros.
Canarias se conoce por el sol y las playas, pero también, y desde hace bastantes años ya, por los eventos deportivos que produce y el impacto económico que generan. Sólo en el sector turístico, y es un dato oficial, este segmento alcanza el diez por ciento de sus ingresos. Ojalá sea así muchos años.
