En buen momento, pero con retos a la vista

El comercio minorista registra cambios estructurales que también afectan a Canarias, con oportunidades y riesgos en el horizonte.

La actividad comercial nos acompaña en el día a día, en cualquier rincón de nuestro archipiélago, sin que realmente nos paremos a pensar lo que representa para la riqueza y el empleo de las Islas. Quizás por el hecho de que siempre se valora menos lo más cercano y lo que encontramos con mayor facilidad es por lo que una actividad tan importante como la comercial ha estado relegada, en muchas ocasiones, de las políticas y actuaciones prioritarias para nuestra comunidad.

Sin embargo, los principales indicadores macroeconómicos muestran la importancia indiscutible del sector comercial dentro de las actividades productivas, tanto por su aportación al Valor Añadido Bruto (VAB) regional, como por el volumen de empleo que genera. Con una aportación de entre el 13% y el 15% del VAB canario, con un 27% de las empresas de servicios y un 21% del total de las afiliaciones a la seguridad social, la actividad comercial es, sin ningún género de dudas, uno de los grandes pilares que sustentan la economía y el empleo del Archipiélago y por eso, la buena evolución que está teniendo el sector en los últimos ejercicios, está influyendo de manera decisiva en la recuperación económica de Canarias.

Los resultados a corto plazo muestran que la campaña navideña de 2017 fue superior a la del año anterior, por quinto año consecutivo, con un promedio en ventas durante el cuarto trimestre del pasado año mayor al computado por la media de comercios españoles. Así, el Índice de Comercio al por Menor (ICM) a precios constantes, del cuarto trimestre de 2017 fue en Canarias un 2,9% mejor que el de 2016, superando en 1,8 puntos al ICM nacional que, para el mismo periodo, registró una tasa de variación del 1,2%. Un comportamiento positivo, durante el mejor periodo del año para las ventas minoristas, que favoreció un buen registro anual de forma que, el año 2017 terminó con un aumento medio anual de las ventas del 3,2%, el más elevado de todo el territorio nacional.

Incremento del gasto

Los principales responsables de este buen dato fueron el incremento del gasto que realizaron los cerca de 16 millones de turistas que visitaron las islas y la progresiva recuperación del empleo que, poco a poco, se va apreciando en el incremento del poder adquisitivo de las familias y, sobre todo, en una mayor confianza que, ayudada por unas favorables condiciones financieras, están propiciando un progresivo crecimiento del consumo en las islas.

Del mismo modo que las ventas, creció el empleo, contribuyendo de manera significativa, a la recuperación del mercado de trabajo de las islas, debido a que se trata de una actividad intensiva en mano de obra. El Índice de Ocupación del Comercio Minorista aumentó un 4,8% en su promedio anual resultando con ello ser, también, el más elevado de todo el territorio nacional durante el pasado año.

Otros indicadores del mercado de trabajo confirman, igualmente, la significativa recuperación en este sector. De hecho, a 31 de diciembre del pasado año, el número de afiliaciones a la seguridad social de las personas empleadas en el comercio canario alcanzaba las 160.621, cifra que supone 4.954 afiliados más que un año antes; mientras que el número de parados inscritos en las oficinas de empleo público retrocedía hasta los 34.600, con 2.567 desempleados menos que a finales de 2016.

Son datos cuantitativos positivos que se han ido traduciendo cualitativamente en una evolución al alza de la confianza empresarial, siendo cada vez más los empresarios comerciales optimistas en relación con su situación empresarial. De hecho, el 84% de los comercios canarios mantuvo estable o mejoró su actividad durante la última campaña navideña, frente a tan solo un 17% de los encuestados que apuntó un retroceso en su comparativa con el trimestre estival. Un buen comportamiento que se mantiene de cara a las expectativas a corto plazo para el primer trimestre de 2018, con un porcentaje de respuestas al alza del 18% y un aumento de la estabilidad hasta el 65%.

Aprovechar el momento

Información económica que nos permite afirmar que el comercio está viviendo un momento benigno que debería de aprovechar, ya que son muchos los retos a los que se enfrenta dados los cambios tan acelerados que se están produciendo en los hábitos de los consumidores, cada vez más exigentes, informados, con escaso tiempo y sensibles al precio; y a los nuevos formatos de venta, cuyo crecimiento está siendo exponencial en los últimos años.

En la última década, el comercio minorista ha registrado cambios estructurales muy sustanciales, como son, por ejemplo, el fuerte desarrollo del comercio electrónico, el rápido crecimiento de las tiendas de descuento, la aparición de las llamadas “marcas blancas” o las centrales de compra. Para algunos productos (por ejemplo, electrónica, libros o música), el comercio electrónico ha supuesto una transformación con un enorme potencial para incrementar la transparencia en precios y la competencia, aumentando las economías de escala y las opciones para el consumidor, y para fomentar precios más bajos y más homogéneos para productos iguales o similares.

Una evolución del mercado minorista inevitable, toda vez que la digitalización, el big data y el internet ya están presentes en el día a día de los consumidores y, sobre todo, entre los más jóvenes, que son los que están marcando la evolución telemática del sector, y el futuro al que éste se enfrenta.

Cambios acelerados que nos obligan a apostar por la renovación del sector, a facilitar su relevo generacional y su adaptación al mercado digital, impulsando la modernización del comercio minorista tradicional apostando por combinar la apertura de tiendas físicas con las estrategias online.

Un conjunto de transformaciones y actuaciones que tendrán que continuar apoyando la creación de empresas comerciales, a través de la reducción de cargas administrativas y la provisión de información útil para el inicio y desarrollo de la actividad. Además de medidas que han de contemplar “de puertas hacia adentro del comercio”, la formación continua de empresarios y trabajadores, la incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación, la gestión moderna y digital de las empresas, o la atención al cliente; y “de puertas hacia afuera del comercio”, la promoción de planes de dinamización comercial, el mantenimiento de nuestros entornos o la búsqueda de sinergias con otros sectores de actividad, como fórmulas para seguir desarrollando el sector comercial de las Islas.

Todo ello, sin perder de vista las singularidades de un territorio fragmentado y alejado de los centros de aprovisionamiento como lo es el canario, en el que se deberá trabajar desde la singularidad territorial, aportando soluciones diferenciadas entre el comercio dirigido a los residentes y el que está implantado en zonas turísticas, en las que se deberá promocionar el turismo de compras y acentuar la seguridad de los establecimientos comerciales y de los productos.

En definitiva, estamos obligados a favorecer un salto cualitativo y cuantitativo del sector comercial de las islas, impulsando su modernización y competitividad para garantizar no solo su propia sostenibilidad, sino la de una parte importante de la economía y del empleo de Canarias.

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