El Iberostar Tenerife firma un año de ensueño con la conquista de la BCL y la Intercontinental, frente a un irregular Gran Canaria.
Tras varias temporadas de asentamiento en la élite del basket nacional, el Iberostar Tenerife hizo de 2017 su año. Un periodo que se recordará por la escenificación de un asalto a la supremacía local en detrimento del Herbalife Gran Canaria, que pese a cumplir con un guión muy similar al esperado y exigido, no llegó a igualar la impronta canarista.
Los aurinegros, con un gran papel en la Liga Endesa, pusieron la guinda a sus 12 meses de ensueño con dos títulos internacionales, la Basketball Champions League y la Copa Intercontinental, ambos conquistados al amparo de los suyos en el Santiago Martín. Un aviso más que serio de que el hermano menor, aquel que en las últimas dos décadas había permanecido en silencio y a la sombra de un intratable CB Gran Canaria, había crecido para reclamar su cuota de protagonismo.
Idilio con la victoria
Con la impronta que aún conservaba de un ya sobresaliente 2016, el Iberostar Tenerife hizo de buena parte de los 12 meses siguientes un idilio con la victoria. Un estado de gracia que confirmó con su presencia en la Copa de Vitoria además en la condición de cabeza de serie (tercer clasificado), y que además le llevó a ser líder en solitario de la Liga Endesa hasta bien avanzada la fase regular (la última vez en la jornada 27 sobre un total de 34). Para poderse codear con la élite, los de Txus Vidorreta apenas fallaron ante rivales de la zona media y dieron lustre a su hoja de servicios con triunfos frente al FC Barcelona (dos veces) y el Real Madrid.
Pese a que en el torneo del KO los laguneros no pudieron pasar de cuartos (cayeron ante el anfitrión Baskonia), el mérito canarista aumentó al saber simultanear a la perfección sus tareas domésticas con su incursión en la competición continental, una dualidad hasta entonces inusual para los aurinegros. Y es que en una trayectoria casi inmaculada los isleños fueron dando un paso tras otro hasta plantarse en la Final Four de la Basketball Champions League. Las demostradas dotes de organización del club y el empeño del Cabildo de Tenerife por traerse a la Isla la cita decisiva le dieron al Iberostar el impulso añadido para tumbar primero al Reyer Venezia y luego al Banvit turco, conquistando así el primer título de su dilatada trayectoria. El 30 de abril de 2017 quedará grabado, para siempre, en la historia canarista y en la del basket regional.
El redoble de esfuerzos y la resaca por el éxito alcanzado restaron fuerzas al Canarias, que pese a todo acabó quinto la fase regular y puso en serios aprietos al Unicaja en cuartos. Las semifinales hubieran sido el colofón a una temporada idílica. Aun así, los aurinegros tuvieron que pagar peaje ese verano, ya que tanto su técnico como varios jugadores (Grigonis, Bogris y Doornekamp) brillaron demasiado en el escaparate canarista y fueron reclutados por proyectos de mayor envergadura y poder adquisitivo.
Nuevo proyecto
A la entidad presidida por Félix Hernández le tocaba volver a solidificar sus cimientos, y ahí apostaron los tinerfeños por Nenad Markovic como sustituto de Txus Vidorreta. La elección no pareció desacertada, sobre todo cuando en el arranque del curso el Iberostar prolongó su estado de gracia conquistando, también al calor de su gente, la Copa Intercontinental frente al Guaros de Lara venezolano. Ese segundo trofeo internacional en menos de cinco meses y un buen arranque liguero (4-1) capitalizado por un explosivo Mateusz Ponitka hicieron prever que el maná victorioso no tendría fin.
Pero no fue así. Los canaristas entraron en un mar de dudas y resultados discretos que derivaron en el cambio de técnico. Con Fotis Katsikaris como nuevo jefe de operaciones el Iberostar enderezó el rumbo (triunfos de nivel contra el Barcelona y el Unicaja) y usó el derbi regional contra el Gran Canaria el 30 de diciembre (92-71 en el Santiago Martín) como la mejor excusa para recordar sus grandes actuaciones de momentos atrás y labrar, clasificatoria y anímicamente, lo que debía ser otra campaña más que notable.
Irregular Gran Canaria
Fue precisamente ese rutilante papel firmado por el Iberostar Tenerife el que puso al desnudo la irregularidad de un Herbalife Gran Canaria que vivió, en este 2017, un trayecto no exento de sobresaltos y sucesos inesperados. El año ya arrancó con sabor agridulce para los de Luis Casimiro, que tras dos buenas primeras fases en la Eurocup se veían apeados de forma incontestable en cuartos por el Hapoel Jerusalén. Eso ocurría casi a la vez que los claretianos accedían (sin grandes apuros, pero tampoco sin excesivo margen) a una cita ya habitual para ellos, una Copa del Rey donde tampoco superaron los cuartos (88-72 contra el Valencia).
Centrado únicamente en la Liga Endesa, el Granca fue a más en el tramo final del curso 16/17. Trayectoria ascendente que le sirvió para entrar en unos play-offs (séptimo, pero a solo dos triunfos del segundo) donde se cruzaría con el Baskonia. Tras igualar la eliminatoria a uno, los isleños se la jugaron en el Buesa Arena, pero el triple postrero de Kuric no entró y el Herbalife se quedó sin las soñadas semifinales. En perspectiva, las prestaciones amarillas estuvieron acordes con su potencial deportivo y económico, pero la alargada sombra de los brillantes dos años anteriores, y el elemento distorsionador, en forma de rival emergente, que supuso el CB Canarias, relativizaron dichos logros.
Con el cambio de curso el club también varió de cúpula directiva. Tras la marcha de Miguelo Betancor, el Cabildo Insular, máximo accionista de la entidad, situó en el cargo al abogado Enrique Moreno, y con él el Herbalife pareció ganar en brío. Retuvo el conjunto grancanario a su núcleo duro (entrenador y jugadores) y añadió a su nómina fichajes como los de Marcus Eriksson y Ondrej Balvin, llamados a darle un salto de calidad. Y así pareció ocurrir en la Supercopa Endesa, que tuvo como escenario el Gran Canaria Arena. Una excelsa semifinal (eliminando al Real Madrid) y un brillante primer tiempo contra el Valencia en el partido decisivo (32-17, minuto 18) ponían a los amarillos en inmejorable situación para revalidar el entorchado logrado un año atrás. A los claretianos, sin embargo, no les dio la gasolina y vieron como el título se le escapaba de entre las manos (63-69).
El Granca hizo de este sinsabor un ejercicio de superación para firmar un inicio liguero más que notable (4-1). Pero a finales de octubre los de Casimiro entraron en una pequeña depresión para sufrir más derrotas de las deseadas, pese a victorias de relumbrón, como la lograda en el Palau frente al Barcelona. Padecieron los reveses en la Liga Endesa, incluyendo el doloroso tropiezo en el derbi contra el Iberostar, lo que la postre les hizo tirar del comodín de equipo organizador para meterse en la Copa; y también en la Eurocup, con resultados adversos que condicionaron futuros cruces.
Un final de 2017 casi para el olvido y que además vivió un turbio episodio con las críticas de Shaq McKissic, a través de las redes sociales, hacia el entrenador Luis Casimiro por su trabajo diario y en los partidos. El jugador fue expedientado y acabó despedido. Un ejemplo de un año que no terminó de ser para el recuerdo en la entidad claretiana. Un año que por más de un motivo acabó de color aurinegro.