Un periodista de raza

Francisco Ayala Armas (1924-2015). Natural de San Sebastián de La Gomera, licenciado en Ciencias Químicas y maestro, Pancho Ayala fue presidente de la Asociación de la Prensa de Santa Cruz de Tenerife entre 1975 y 1980. Desarrolló casi toda su carrera en el periódico El Día, como redactor (1964-1969), redactor jefe (1969-1975), subdirector (1975-1978) y director (1978). Asimismo, fue jefe de programación de Radio Juventud de Canarias en Santa Cruz de Tenerife (1960-1970) y jefe de Redacción de Radiocadena Española (1970-1980). Jubilado en 1978, mantuvo su columna diaria en las páginas de opinión de El Día hasta pocos meses antes de su fallecimiento.

Francisco Ayala Armas fue un integrante histórico de la redacción de El Día, periódico en el que llegó a ser director durante unos meses en el año 1978. Pancho Ayala, como era conocido por sus compañeros, había nacido en 1923 en San Sebastián de La Gomera, y su trayectoria profesional se extendió a lo largo de dos siglos, lo que le convirtió en testigo y narrador de acontecimientos extraordinarios para el acontecer de Tenerife, Canarias y España Ayala entró en El Día como auxiliar de redacción en 1955, le hicieron redactor en 1964 y luego fue ascendiendo hasta ocupar las responsabilidades de redactor jefe, subdirector y director, durante la corta etapa mencionada. Fue también jefe de Programación de Radio Juventud de Canarias en Santa Cruz de Tenerife y jefe de redacción de Radiocadena Española, que, como entidad del estado que era, luego se integraría en Radio Nacional de España.

Ayala estudió Ciencias Químicas en la Universidad de La Laguna, licenciándose en 1950, y también Magisterio. En 1978 ostentó la Presidencia de la Asociación de la Prensa en Tenerife. Se especializó en la crónica política y la información portuaria, por la que sentía un especial afecto que transmitía a través de la sección El puerto es lo primero, que dirigió durante 25 años, no ocultó nunca sus simpatías falangistas y su ideología conservadora, lo que no le impidió llevarse bien con líderes de partidos de todo el arco parlamentario, porque tuvo el talento y la honestidad intelectual de saber integrar sus convicciones personales con la visión plural exigible en un oficio que le apasionaba por encima de cualquier otra cosa.

Fue esa vocación la que le llevó a ponerse a prueba en casi todos los géneros y ámbitos informativos, porque también cubrió los sucesos durante una época, aportando siempre su sello personal y su talento en la narración de los hechos. Curioso por naturaleza, su vocación periodística y su ánimo por estar al tanto de la actualidad le llevaron a pasar de la máquina de escribir al ordenador, a finales de los años ochenta, sin mayores problemas, y a mantener una colaboración diaria de opinión que, con el nombre de La Media Columna, de lunes a sábado, y De domingo a domingo, el último día de la semana, mantuvo hasta que sus fuerzas se lo permitieron, que fue hasta el 8 de octubre de 2013. La última vez en que se asomó a las páginas de la prensa para rememorar el periodismo de sus tiempos fue en una entrevista que se le hizo para el suplemento que, con motivo del centenario de los diarios hermanos La Prensa-El Día, fue publicada el 15 de octubre de 2010. Un periodista de raza.

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