En este breve artículo trataremos de condensar toda la información disponible procedente de registros de la Seguridad Social y de las encuestas sobre el mercado laboral (Encuesta de Población Activa del Instituto Nacional de Estadística) para trazar un bosquejo del comportamiento del mercado laboral canario en 2017 y, además, puntualizar algunas características estructurales que han ido mutando tras el impacto de la crisis.
Lo primero que parece incontestable es que el mercado laboral canario ha absorbido peor el impacto de la crisis y la posterior recuperación que el nacional, tal y como se desprende de la evolución del desempleo. En el cuarto trimestre de 2017, la tasa de paro en España se situó en un 16,55% y la canaria en un 22,04%; es decir, 5,5 puntos porcentuales por encima. En perspectiva anual, se produjo una mejora de 2,9 puntos porcentuales en la tasa de paro en Canarias, desde los 24,9% observados el año anterior.
En el Gráfico 1 se muestra la evolución de la tasa de paro de Canarias y del total nacional en los últimos 15 años. Destaca lo siguiente. En primer lugar, el notable impacto que tuvo la crisis en la evolución de indicador, que fue especialmente exacerbado en Canarias. Entre finales de 2007 y 2013, la tasa de paro de Canarias se multiplicó por 3,5 pasando de algo menos de un 10% hasta rozar un 35%. La evolución española es muy similar, incluso en intensidad, puesto que se pasó de una tasa de un 8% a otra que casi se sitúa en un 27%. A partir de 2013 se inicia la recuperación, que se adelantó en España unos trimestres respecto a lo observado en Canarias, pero que ha llevado a que la tasa de paro vuelva a retomar niveles de 2009. Aún nos encontramos bastante lejos de los valores pre-crisis.
En segundo lugar, cuando se comparan ambas series, podemos ver cómo hubo una cercanía entre la tasa de paro canaria y nacional entre 2002 y finales de 2004. En algunos trimestres llegó incluso a ser inferior en Canarias. Pero a partir de 2005 se abre una brecha que no se ha vuelto a cerrar, marcando en Canarias un mercado laboral que ha seguido una trayectoria más negativa que el conjunto nacional, aunque no siempre fue así.
Como tercer aspecto que debemos resaltar es que la interpretación que podemos hacer del mercado laboral sólo con la tasa de paro es muy limitada, por lo que conviene profundizar en el estudio de otros indicadores como la población, la actividad, el empleo, la calidad del empleo, etcétera.
La población en edad de trabajar se situó a finales de 2017 en más de 38,7 millones de personas en el conjunto de España y en 1.835.600 personas en el caso particular de Canarias. Concentrándonos en el caso canario podemos indicar que, de esa población, un total de 1.118.200 personas se encontraban activos laboralmente, de los cuales 871.800 se encontraban trabajando u ocupados, y los 246.600 restantes eran personas paradas. El resto de la población, cifrada en 717.400 personas, era inactiva laboralmente ya fuera por estar jubilada, encontrarse estudiando o, básicamente, no buscando un empleo de forma activa.
En lo que se refiere a la evolución reciente de estas cifras vemos cómo en el último trimestre el incremento de la población en edad de trabajar en Canarias se elevó en 11.400 personas, de las cuáles 23.700 procedían del incremento de la población activa y se apreciaba un descenso de 12.300 personas entre la población inactiva. Dentro del incremento de la población activa, éste se repartía entre 16.600 nuevos ocupados y 7.100 nuevos parados. En el último trimestre de 2017, el incremento de la población activa en Canarias se debió tanto al incremento de la población como por el descenso de la inactividad entre la población.
Al hacer el análisis en términos anuales, apreciamos un incremento de la población en edad de trabajar de 29.900 personas, que es fruto de un aumento de 17.900 personas activas y de 11.800 personas inactivas. Tal incremento de la población activa es fruto, a su vez, de un aumento de los ocupados en 45.500 personas y un descenso de los parados en 27.600 personas. Podemos concluir que el incremento de la población activa anual podría explicarse por completo por el aumento de la población en edad de trabajar que creció, incluso, a ritmos superiores.
Toda esta información convendría analizarla desde una perspectiva histórica más amplia para poder extraer conclusiones de interés. En el Gráfico 2 se puede ver la evolución entre 2002 y 2017 de las principales variables en Canarias. Lo primero que conviene destacar es que la población activa en Canarias se mantuvo en una tendencia creciente que llegó hasta el año 2011, sólo entonces se ha detenido.
En sentido positivo podemos destacar un hecho que en Canarias sobresale en comparación con el resto de España, que es el fuerte avance de la ocupación que ha alcanzado cotas similares a las del año 2008. Sin embargo, como ya apuntamos, el hecho de que la población activa siguiera avanzando en las Islas, provoca que el paro aún se encuentre en cifras muy lejanas a las observadas en tales fechas, con 150.000 parados más.
Otros aspectos relevantes
Además de estos rasgos destacados en la dinámica de las principales magnitudes de nuestro mercado laboral, convendría destacar algunos otros aspectos significativos que se derivan del análisis exhaustivo de las cifras de la EPA en Canarias.
En primer lugar, hemos de destacar el envejecimiento de nuestra población, explicado fundamentalmente por el comportamiento de la población española. El dinamismo de la población extranjera también muestra síntomas de envejecimiento, pero mucho menos intensos que en la de origen nacional.
Los datos también indican la existencia de un claro cambio estructural en las ocupaciones relevantes en el Archipiélago. Se detecta una terciarización de nuestra economía, mostrando la fuerza de la actividad turística, pero también de otros servicios a las empresas, lo que debemos interpretar como un indicador claro de cuáles son nuestras principales ventajas competitivas como región.
Una de las principales amenazas que presenta nuestra población parada tiene que ver con sus características estructurales que dificultan su inserción y, en particular, la duración del periodo en que muchas de esas personas llevan desempleadas. Los parados de muy larga duración en Canarias llegaron a alcanzar un peso total de un 50% y, aunque han bajado sensiblemente en los últimos trimestres, aún mantienen registros preocupantes.
Téngase particularmente en cuenta que las personas que llevan mucho tiempo en desempleo sufren un proceso acusado de pérdida de competencias para el empleo, además de perder confianza en sí mismas y autoestima, lo que les complica volver al mercado laboral con éxito. A esta situación se le une la pérdida de ayudas y la red de apoyo que proporcionan las prestaciones y subsidios por desempleo que los condenan a una situación social muy compleja, por lo que el foco debería centrarse en este conjunto de personas a la hora de diseñar las políticas activas de empleo.