Las pruebas cierran por la pandemia, pero abren camino a la nueva generación de ciudadanos que redescubrieron el deporte durante el confinamiento
El año 2020 ha traído innumerables cambios al mundo tal y como lo conocíamos hasta ahora, y el deporte no iba a ser menos. Como si de una fila de fichas de dominó se tratase, el 14 de marzo, en España, comenzaron a caer uno tras otro todos los eventos deportivos y competiciones fijadas hasta la fecha. Lo que en principio se trataba de aplazamientos, con la esperanza y el optimismo de que se encontrara una solución a una problemática sin precedentes en nuestro país, pronto se trasladó a suspensiones definitivas o a traslados para 2021. El planeta entero se paraba y, con él, el deporte.
El impacto que ha tenido la COVID-19 se ejemplifica a la perfección con los Juegos Olímpicos, que tenían que haberse celebrado en Tokio en el mes de julio. Hasta este momento, las citas olímpicas solo habían sido suspendidas por conflictos bélicos o por tratarse de problemáticas puntuales, pero no de toda la competición.
Los Juegos Olímpicos son el mayor evento deportivo multidisciplinar del mundo, con más de 10.000 atletas, de 204 países, con 300 eventos individuales de 28 deportes diferentes. A nivel económico suponen la venta de unos 10 millones de entradas y audiencias televisivas de miles de millones de personas.
Sin embargo, la magnitud de la competición deportiva por excelencia no ha escapado a esta realidad y, tras barajar las posibles opciones, se decidió trasladar al año 2021. Igual suerte han corrido otras competiciones multitudinarias como son la Eurocopa, la Copa América, la Fórmula 1 o grandes maratones como el de Nueva York, Boston, Londres, Chicago o Berlín, entre otros.
A nivel regional, las Islas Canarias están experimentando desde hace unos años un aumento considerable de eventos deportivos de todo tipo. Desde las carreras más populares a pruebas de montaña que atraviesan las islas, travesías a nado, torneos de diferentes disciplinas en las playas, pruebas de obstáculos, deporte por segmentos… y así un sinfín de opciones que han ido ganando adeptos y presencia a partes iguales.
Top Time Eventos, la empresa de organización de eventos con más soporte a nivel regional, finalizó el año 2019 con más de 290 citas. Teniendo en cuenta que un año, por lo general, cuenta con 52 fines de semana, la media es de 5,57 eventos a la semana. En este sentido, las previsiones para 2020 eran parecidas, llegando incluso a comenzar el año con un 20% más de actividad en los primeros tres meses del curso. Pero la COVID-19 lo paró todo.
Desde entonces, la actividad deportiva ha quedado reducida a la estrictamente individual, o bien a las competiciones profesionales, como la Liga de Fútbol Profesional o la Liga ACB de baloncesto. Más allá de eso, el contador está a cero. La pregunta que se hace ahora el sector de los eventos deportivos pasa por una pregunta: ¿cómo será la realidad tras la COVID-19? ¿Qué futuro les queda a las competiciones más populares, alejadas de los focos mediáticos y de los ingresos millonarios de las televisiones?
La realidad es que, en estos meses de confinamiento, el deporte ha hecho valer su poder para ser mitigador del aburrimiento, el estrés o la ansiedad. Según un estudio elaborado por Asics Research, más de dos tercios de los encuestados (69%) afirman que el ejercicio les ha ayudado a sobrellevar mucho mejor situaciones desafiantes como la que estamos viviendo ahora.
De esta manera, han soportado mentalmente, de forma más óptima, situaciones límite como el hecho de haber sufrido un cambio radical en su rutina diaria: aprender a trabajar desde casa, no salir a la calle e incluso el ejercicio ha sido una ayuda a la hora de dormir mejor. Mientras que ocho de cada diez (80%) dicen que estar activos los hace sentir más sanos y pueden controlar las emociones, el 85% dicen que les ayuda a tener la mente despejada. El estudio concluye que más de un tercio a nivel mundial y un 32% de personas en España hacen ahora más ejercicio que antes de que empezara la crisis sanitaria de la COVID-19.
Pero, sobre todo, y aquí es donde cobra un especial interés dicho estudio para el ámbito del sector de los eventos deportivos, el 76% de las personas que actualmente hacen deporte lo seguirán haciendo al darse cuenta de lo que el deporte aporta en su vida diaria. Por tanto, esta situación excepcional ha servido para que personas que hasta la fecha tenían unos hábitos de vida sedentarios, incorporen a su rutina los beneficios de la práctica deportiva.
Con estos datos sobre la mesa, cabe pensar que el deporte ha salido reforzado de esta crisis sanitaria. Ahora bien, cuándo se podrá volver a disfrutar de eventos deportivos en las calles es algo que aún se desconoce. No obstante, habrá que resaltar las diferencias de aforo y de protocolos que pueden darse en función de diferentes disciplinas, si bien no será lo mismo una contrarreloj en bicicleta, en la que cada uno de los participantes sale a rodar de manera individual, que una carrera a pie en la que la multitud se concreta en un espacio reducido como el arco de salida.
Estas razones empujan al sector a pensar en una vuelta progresiva, con eventos deportivos de calidad, reforzados por unos protocolos sanitarios respaldados por las entidades correspondientes y que cuenten con las garantías necesarias para que la salud y el deporte caminen en una misma dirección. Es fundamental que se otorgue a estos eventos de un corredor seguro, con pruebas para la detección de la enfermedad a todos los participantes y trabajadores, antes, durante y después de la misma.
No hay que olvidar que el deporte es salud y que contar con unos hábitos de vida saludables es también una de las recomendaciones sanitarias a la hora de enfrentar la enfermedad. Si bien la principal preocupación de las autoridades ahora mismo pasa por controlar el nivel de contagios y aplanar la curva, cabe pensar a corto plazo qué medidas se le va a dar a este sector para que, poco a poco, vaya retomando el vuelo.