Durante el año 2019, muchas selecciones nacionales y un buen número de deportistas a título individual basaron su programación de entrenamientos y focalizaron sus resultados competitivos con la mirada puesta en la clasificación olímpica para Tokyo 2020. Nadie hubiera imaginado que la principal cita mundial del deporte no profesional, la meta de tantos esfuerzos y sacrificios, se vería condenada al aplazamiento, truncando objetivos e ilusiones sin cuento.
Los medios de comunicación difundieron durante los meses previos el alto nivel deportivo de nuestros aspirantes a viajar al país del Sol Naciente. Confiábamos en que, junto a la española, ondearía la bandera canaria, símbolo de la pasión de tantos clubes, instituciones, colegios técnicos, federaciones, profesionales y amateurs de las islas.
Afortunadamente, se impuso la prudencia y el clamor que defendía el retraso de las fechas olímpicas en beneficio de un entrenamiento y una preparación equilibrados y en condiciones de igualdad para los países participantes. Porque sin justicia, se resquebraja la base misma de la principal competición multidisciplinar del mundo, de tanto nos enorgullece a la sociedad global. En cada despacho, cada corte judicial, cada parlamento, cada barrio y cada vivienda los seres humanos nos enfrentamos con acritud y violencia; es en las pistas, los campos y las canchas donde la victoria y la derrota se dan la mano al final de cada partido.
Julio del 2021 marca la nueva línea de meta, el crono a batir, la última boya, el hoyo ganador. Y hacia esa fecha avanzaremos de nuevo, con la esperanza incólume, dispuestos de nuevo empresas de comunicación, administraciones públicas, clubes y entidades, cuerpos técnicos y federaciones a apoyar con nuestra confianza y entusiasmo a los hombres y a las mujeres que aspiran a llevar el nombre de nuestras Islas Canarias a lo más alto del podio internacional.
El equipo de la Dirección General puede decir con orgullo que, pese a las graves vicisitudes vividas, hemos logrado mantener el alto nivel de financiación
Asumí el cargo de director general de Deportes hace ahora un año, recogiendo el testigo de la importante labor de mis antecesores, con la firme convicción de que el trabajo realizado es muy digno de ser continuado, con los retoques y brochazos que exigen los nuevos tiempos y las distintas circunstancias. Sin olvidar en ningún momento la disponibilidad debida para con Cabildos y Ayuntamientos pues las competencias deportivas están en buena parte transferidas a las instituciones locales.
En estos meses, hemos consolidado las subvenciones a las federaciones canarias, a los clubes, a la organización de eventos deportivos, a los desplazamientos internacionales, nacionales e interinsulares, a los deportistas con méritos individuales. El equipo de la Dirección General puede decir con orgullo que, pese a las graves vicisitudes vividas en esta primera mitad de año, hemos logrado mantener el alto nivel de financiación de todas esas actividades.
Por otra parte, y algo maniatados por el marco competencial, nos hemos planteado como objetivo irrenunciable trabajar por un deporte base más amplio y limpio, libre de acoso y de violencia. El Proyecto Ganar es buena prueba de esta aspiración al mayor de los trofeos: que la práctica deportiva infantil y juvenil sea única y exclusivamente la realización de una actividad física lúdica y divertida, repleta de valores sociales.
El siglo XXI puede calificarse ya como el de los avances sociales y la igualdad en nuestro país. En el terreno deportivo, las exigencias de las mujeres para alcanzar equilibrios con sus compañeros varones —en atención mediática, financiación, estímulos competitivos y de profesionalización— y para la eliminación de gestos y convicciones machistas, obtienen logros de indudable importancia, aunque quedan obstáculos por salvar. Y en similar carrera compiten las personas con capacidades diversas y pasión interminable por superar sus propios límites
Esta realidad nos invita a trabajar con proyectos como Deporte y mujer y Deporte adaptado, que tienden la mano a quienes batallan por un fin de justicia: la igualdad. Los oros de estos pioneros en el otrora universo exclusivo de la competición se convertirán en referencia para quienes dudan, para quienes se consideran incapaces, para quienes temen adentrarse en un espacio ajeno.
Queremos una práctica deportiva sin puertas ni limitaciones, sin trampa ni cartón, sin discriminaciones ni altas esferas. El deporte en Canarias es y será la casa de todos y de todas, de quienes han nacido en las islas y quienes llegaron de fuera. De quienes nos visitan para entrenar, por nuestras inmejorables condiciones meteorológicas y la mayor calidez aún de las gentes de Canarias.
No quiero terminar estas palabras, que con todo el afecto me solicitó la Asociación de la Prensa de Santa Cruz de Tenerife, sin mencionar a esos “locos y locas del deporte” que entrenan por vocación, cargan y desplazan en sus coches a equipos alevines a las horas más intempestivas del fin de semana; son los mismos que acuden a los estadios a animar a sus filas incluso en horas bajas y empiezan el periódico por detrás, por las páginas de resultados. Todos, ellos y ellas, llevan para Canarias los laureles del éxito.