La renovable: el camino hasta a la madurez

Canarias incrementa la presencia de energías alternativas, pero con datos que no enseñan la realidad y alumbran un largo camino por delante

Durante muchos años la guerra tecnológica por lograr imponerse en la generación eléctrica estaba servida. Hoy, ya no hay discusión de quien ha ido ganando terreno y se impone en la actualidad como ganador indiscutible. Las renovables han logrado reducir sus costes de manera exponencial en los últimos años y además solucionan la urgente necesidad de cuidar el planeta y no añadir más leña al fuego a la ya mala situación de las emisiones contaminantes, en relación con el cambio climático. Algunos poderes económicos, con el BOE en la mano, no han podido parar una de las revoluciones silenciosas y disruptivas más destacadas en los últimos tiempos.

La urgente necesidad de implementar potencia renovable madura, eólica y solar a los mix de generación de energía de todos los países —da igual de qué continente—, ha traído un nuevo récord de potencia instalada y de cobertura de demanda con renovables. Las previsiones para el año 2030 es que la renovable suponga el cuarenta por ciento del mix energético mundial. En Europa se logrará llegar al 50% en esa fecha muy por encima de lo que marcan las directivas europeas.

El ritmo de crecimiento no para de incrementarse. Y países que habían adoptado posturas más moderadas en lograr incorporar potencia en materia de renovables han vuelto a la senda de aportar decididamente nueva potencia verde a sus mix energéticos. Este es el caso de España, donde anteriores posturas políticas equivocadas nos llevaron a un parón incomprensible algunos años.

La realidad se impone y Europa, a través de sus directivas, marca el ritmo necesariamente acelerado, para llegar al 2030 con porcentajes de energía final ambiciosos. Energía final que debe llegar al 32 % de energías renovables. Y del 32,5 % de mejoras en la eficiencia energética. Este objetivo obliga a España a incorporar del orden de tres mil megavatios anuales, tanto solares como eólicos, para cumplir con la directiva europea.

Algunos tratan de confundir diciendo que hay falta de planificación. Desde mi punto de vista, hay planificación y hay una ardua y rigurosa tramitación que garantiza el mejor de los resultados

Canarias está en una situación de partida muy negativa, con un porcentaje del 4% de energía final cubierta con renovables. La cobertura de demanda con renovables en el sistema eléctrico ha mejorado hasta llegar a un 15% en 2020, gracias a la incorporación de nueva energía eólica al sistema. Pero todavía, Canarias está muy lejos de los objetivos que en su momento marcó el PECAN en 2015. 

La energía renovable madura y no solo ha llegado para quedarse, sino para cambiarlo todo. La autosuficiencia energética, la energía más barata, la lucha contra el cambio climático, la reducción de emisiones, la democratización de la energía… están aquí para quedarse y colocarse al frente en la batalla por lograr una sociedad más justa, libre y responsable.

Si a todo esto sumamos la aparición del COVID-19 y, con ello, el desplome de la actividad económica y por tanto la reducción de la demanda. Canarias incrementa la presencia de renovables, pero con datos que no enseñan la realidad. Todavía tenemos un largo camino por delante para lograr los objetivos que marca Europa y el cubrir el total de la energía final con renovables y tecnologías responsables con el medio ambiente parece imposible de lograr.

En este año, el hidrógeno verde se convierte en la solución de moda, que brinda la posibilidad de apostar por un mix de energía final, incluyendo transporte y otros sectores de la tarta económica, cien por cien renovable en el futuro. Todavía es una tecnología cara, pero se espera una drástica reducción de costes en los próximos años, motivada por incrementos de volumen y economías de escala. 

Los promotores de renovables quieren hacer las cosas bien, pero para ello se necesita una administración bien dotada, ágil y capaz de afrontar diligentemente los retos a los que nos enfrentamos. Todavía hoy siguen pasando cosas difícilmente explicables en un país serio. Se aprobó una reliquidación en el Real Decreto 738/2015 con una modificación del mismo, en verano y con retroactividad. Esto no puede ocurrir nunca, pero pasa. Por otro lado, seguimos sin aclarar las reglas para el almacenamiento de energía. Lo cual origina importantes vertidos que afectan a los planes de viabilidad de los parques. Todavía no se han aprobado las normas de las tecnologías off shore. No se han repotenciado los parques eólicos antiguos en tierra. Hay que reducir los plazos de tramitación de los expedientes. Hay que incrementar la potencia del autoconsumo. Hay que erradicar el fuel y los combustibles fósiles contaminantes del mix energético canario, y tratar de usar el hidrógeno que empezaría con un porcentaje bajo alrededor del veinticinco por ciento y el setenta y cinco por ciento de gas natural, para llegar en el futuro al cien por cien de hidrógeno.

En otro orden de cosas, vemos cómo algunos tratan de confundir con que las cosas no se están haciendo bien y dicen que hay falta de planificación. Desde mi punto de vista, hay planificación y hay una ardua y rigurosa tramitación que garantiza el mejor de los resultados para los ciudadanos. Por un lado, logra introducir con garantías proyectos renovables en cada emplazamiento, cuidando de la flora y la fauna, así como de todos los aspectos medioambientales a tener en cuenta. Introduce medidas compensatorias también. Por otro lado, imposibilita la ejecución de proyectos que no cumplan con los requisitos mínimos que marcan las leyes. Si vemos una foto aérea de donde están ubicados los parques renovables, comprobaremos que su distribución está concentrada en lugares donde hay recursos. Es lógico: donde no hay viento nunca habrá un parque eólico. 

Como pueden leer en estas líneas, hay muchos retos por delante para los próximos años. Si planificamos y además, resolvemos los cuellos de botella de nuestra administración, estoy convencido de que llegaremos muy lejos en Canarias en materia de renovables. Tenemos el mejor de los recursos, tanto solar como de viento. Esperemos que nuestros gobernantes no se equivoquen y regulen convenientemente para lograr el cien por cien renovable lo antes posible. La tecnología ya está madura y el largo camino que se ha atravesado hasta llegar aquí no puede quedar en un fracaso, pues sería el peor de los fracasos, el de la radicalización de los fenómenos atmosféricos y sus dramáticas consecuencias especialmente en Canarias.

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