La salud en el centro

Los años 2020 y 2021 marcarán las próximas décadas en todas las facetas humanas y tecnológicas en el planeta. Asistimos, aún con cierto asombro, que toda nuestra vida personal y nuestra estructura social se ha visto truncada por un agente invisible a nuestros ojos, pero tremendamente poderoso. El virus SARS-COV-2 que ha dado lugar a la enfermedad COVID-19 ha puesto la salud en el centro. La salud como eje esencial del Estado de Bienestar pero, también, como herramienta fundamental del desarrollo económico y como elemento diferenciador en los mercados.

Nunca, tras las grandes guerras, habíamos superado como sociedad una prueba tan compleja. Aún estamos tratando de hacerlo.

Los primeros meses de la pandemia los viví alejado de responsabilidades políticas en casa, confinado junto a mi familia, como el resto de la ciudadanía. En ese momento podía intuir que los profesionales del Servicio Canario de la Salud lo estaban dando todo para que la sociedad llegara lo antes posible a la anhelada normalidad. Tardé menos de tres minutos en mi nueva responsabilidad como consejero de Sanidad en corroborar que mi intuición se convertía en una certeza: el sistema público de salud canario ha respondido con creces las necesidades de Canarias.

Hoy tengo la responsabilidad de dirigir a este ingente equipo de 38.000 personas y compruebo, de primera mano, cómo esa confianza que depositaba como ciudadano era una garantía absoluta. Canarias ha respondido con creces al gran reto que se le presentaba por delante con esta pandemia. Pese a ser una comunidad autónoma muy afectada en la última década por los recortes en materia sanitaria, el sistema respondió. Fue la primera comunidad autónoma en aplicar los protocolos de aislamiento cuando aún ni se sabía bien qué era eso. Lo hicimos cuando se rastreó (y esa palabra tampoco era ni conocida) todos los contactos del grupo de alemanes que acompañaba al primer positivo COVID-19 de España en La Gomera. En ese momento, todo nuestro sistema reaccionó y salió airoso. En pocas semanas pasamos de tener que enviar las muestras a Madrid, al Instituto de Salud Carlos III, a realizar las primeras PCR en Canarias: en el Laboratorio de Microbiología del Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria. Hoy en día, se realizan pruebas diagnósticas para detectar la infección en todas las islas y ya estamos en un paso más: somos la comunidad autónoma que más capacidad de secuenciación tenemos con la opción de detectar las nuevas cepas o variantes del virus en menos de 24 horas.

El Archipiélago cuenta con un fuerte sistema sanitario en el que asentar su recuperación económica. Y ese es uno de nuestros grandes valores

Los hospitales respondieron de manera rigurosa a los picos de máxima ocupación tanto de las plazas de camas de agudos como con las UCIs. En algunos momentos se ha tenido que adecuar los espacios y la actividad para poder dar respuesta a la emergencia sanitaria. Esto se ha hecho a través de los llamados planes de contingencia que cada centro hospitalario activado o desactivado en función de la realidad a la que se enfrentaba.

Además, nuestros equipos de rastreos se han mantenido durante toda la pandemia en los indicadores más altos de España y de Europa con una tasa de trazabilidad superior al 75% en toda la comunidad autónoma y llegando a picos del 100% en algunas islas y períodos. Esto significa que de cada diez contagios, hemos sabido el origen del mismo en ocho y eso ha hecho que la labor de contención de las cadenas de transmisión pudieran seguirse adecuadamente. Recordemos que, por ejemplo, Andalucía ha estado en una tasa de trazabilidad del 25% o que el País Vasco se ha mantenido en torno al 50%. Un trabajo en equipo de las distintas gerencias de Atención Primaria y de los equipos de la Dirección General de Salud Pública. Todo ello ha hecho que la pandemia nunca, al menos hasta hora, haya colocado a Canarias en el nivel máximo de alerta. Canarias se ha mantenido como la comunidad autónoma con la menor mortalidad del país con un valor de 36,3 fallecidos por cien mil habitantes, frente a los 72,04 de Baleares o los 170 de media nacional y muy alejados de los 294 por cien mil habitantes de Castilla La Mancha, el territorio con mayor tasa de mortalidad de España.

Desde enero de 2021 se entra en una realidad distinta. Se ha dejado atrás la estrategia única de defensa del virus a tener una herramienta de ataque con las vacunas. Tenemos más de 2.300 enfermeras trabajando en las siete islas para inocular una dosis que sea la respuesta a este invisible pero grave ataque. El sistema permite inocular más de 30.000 dosis al día. Los índices y el ritmo de vacunación Canarias han superado la expectativa. Hemos visto a enfermeras pedir voluntariamente incorporarse a los equipos de vacunación y también a personal de informática o del 012 buscar la mejor solución para organizar las citas.

Estos datos sanitarios son ejemplo pero, también, lo que es canarias es la única región que ha contado con temporada de cruceros con un gran éxito debido a un consensuado protocolo sanitario.

Todos estos datos aislados son una fortaleza para Canarias. El Archipiélago cuenta con un fuerte sistema sanitario en el que asentar su recuperación económica. Y ese es uno de nuestros grandes valores. Yo tardé tres minutos en entenderlo. Espero que la ciudadanía y los gestores no olviden nunca que la salud forma parte de la economía. Lo hemos aprendido a golpes. No lo olvidemos.

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