Decía el escritor Andrew Vachss que el periodismo es “lo que mantiene la democracia, la fuerza para el cambio social progresivo”. Realmente así es.
La democracia no puede entenderse sin los medios de comunicación. En una sociedad como la nuestra, poner en duda hoy el derecho de la ciudadanía a acceder a la información es algo que no puede ni siquiera plantearse, imaginarse. Resulta indiscutible que esta etapa democrática en España, también en Canarias, ha sido la de mayor prosperidad en nuestra historia, marcada por una lucha sin tregua para colocar a nuestro país a la vanguardia en derechos y libertades. Lo hemos logrado y en tiempo récord.
España puede presumir hoy de una prensa de calidad, donde es obligación de instituciones y empresas garantizar la profesionalidad y veracidad como ingredientes necesarios en el derecho a la libertad de expresión.
En las movilizaciones que el sector ha impulsado durante esta última década en contra de la precariedad y por el derecho a la información, hemos escuchado, interiorizado y entendido que sin periodistas no hay periodismo, y sin periodismo no hay democracia.
La prensa canaria, tanto empresas como sus profesionales, ha hecho un esfuerzo titánico por mantenerse en pie en estos tiempos difíciles, por dar voz a la sociedad de las ocho islas, por acercar la labor de las instituciones a la ciudadanía
Estos “obreros de la palabra”, como los llamaba Marguerite Duras, forman parte de uno de los muchos sectores que han permanecido en primera línea frente la pandemia de COVID-19. En este año y medio, hemos visto imágenes de los trabajadores y trabajadoras sanitarios dejándose la piel por salvar vidas, a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado trabajando a destajo para garantizar el orden, a las organizaciones sociales llegando a todos los rincones de las islas, a las instituciones volcadas en una nueva agenda de urgencia… Detrás de cada una de estas imágenes, detrás de cada uno de estos titulares, detrás de cada una de estas crónicas ha estado un o una profesional de los medios de comunicación.
Según cómo se mire —y, sobre todo, dependiendo de si quien lo mira lo hace desde dentro o desde fuera—, el periodismo puede ser una “maravillosa escuela de vida” (Alejo Carpentier) o “la profesión que da más amarguras” (Mario Vargas Llosa). Sin embargo, algo en lo que todas y todos debemos coincidir es en que se trata de un elemento imprescindible para la convivencia en una sociedad libre.
La pervivencia de los medios de comunicación en esta nueva sociedad de la inmediatez es síntoma claro de salud democrática. En estos tiempos en que las noticias se suceden a un ritmo vertiginoso, en que seleccionamos la información desde un simple golpe de click y no es fácil discernir entre lo cierto y la fake new en una sucesión imparable de nuevos contenidos, el papel de los medios adquiere una especial importancia en la construcción de espacios plurales abanderando la libertad de expresión, velando por el rigor y favoreciendo la oportunidad de la crítica.
En este sentido, es deber de las instituciones, entre las que se encuentra el Parlamento de Canarias, proteger y fomentar la libertad de expresión, garantizar el derecho a la información y velar por su cumplimiento. Para quienes, sin haber trabajado en los medios, pero conociéndolos muy de cerca, somos conscientes de esta responsabilidad, solo podemos sentirnos honrados, porque afrontar este reto diario es un enorme orgullo.
La prensa canaria, tanto empresas como sus profesionales, ha hecho un esfuerzo titánico por mantenerse en pie en estos tiempos difíciles, por dar voz a la sociedad de las ocho islas, por acercar la labor de las instituciones a la ciudadanía. Todo ello lo ha logrado sin perder de vista su responsabilidad social en una Canarias que aspira siempre a más, que quiere ver en esta crisis una oportunidad para definir cómo quiere ser a partir de este momento.
Este punto de inflexión debe servir para eso, para imaginar la Canarias que queremos y, a partir de ahí, creernos que podemos lograrla. Aprendamos del trabajo realizado —tanto de los aciertos como de los errores— y, para ello, repasemos el camino recorrido en estos últimos años.
En este propósito, resulta fundamental el Anuario de Canarias que promueve la Asociación de Periodistas de Santa Cruz de Tenerife, que llega a su decimosexta edición. Estamos ante un trabajo hacia el que miran todos los medios de comunicación y colectivos de periodistas de nuestro país por tratarse del más completo, exhaustivo y riguroso compendio de cuantos se editan en España. Gracias por esta labor informativa y enhorabuena por esta nueva edición.