El Instituto Geográfico Nacional es la institución responsable en España desde 2004 de la determinación de los peligros asociados y comunicación de la actividad volcánica al resto de instituciones
La erupción volcánica en La Palma fue la noticia singular más destacable en 2021 en los medios de comunicación, tanto a nivel autonómico como nacional, con amplia repercusión también internacional. La población que seguía su evolución incorporó a su vocabulario términos como estromboliana, enjambre sísmico, piroclasto, delta lávico… Se comprendió el alcance que una erupción volcánica puede tener en Canarias sobre la población, las infraestructuras y su desarrollo. Esto no había ocurrido con la actividad sísmica anómala en Tenerife en 2004, ni con la erupción submarina del volcán Tagoro (El Hierro, 2011).
Por sus responsabilidades, gran experiencia y capacidades técnicas en sismología y geodesia –así como en cartografía, topografía y otras ciencias geofísicas– y su trayectoria de más de 150 años, desde 2004 el Instituto Geográfico Nacional (IGN) es la institución responsable en España de la vigilancia volcánica, de la determinación de los peligros asociados y comunicación de la actividad volcánica a las instituciones responsables de la gestión de este fenómeno.
Desde ese año (2004), el IGN comenzó el proceso de diseño, instalación y puesta en marcha de un sistema de vigilancia volcánica (SVV) con cobertura regional, densificado en las Islas con actividad volcánica histórica. El sistema está en constante evolución, aumentando el número de estaciones, añadiendo nuevas técnicas e incorporando procesos que mejoren el análisis de datos, facilitando la detección y seguimiento de la actividad volcánica, así como la generación de posibles escenarios.
La volcanología es una ciencia absolutamente multidisciplinar, pues para saber el estado de un sistema volcánico (que se desarrolla a varios kilómetros de profundidad), se necesitan las aportaciones de numerosas áreas del conocimiento, como son: geología, geofísica, geoquímica, geodesia, meteorología, oceanografía, topografía, geografía, historia, con el imprescindible soporte informático, electrónico y de comunicaciones. El Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por riesgo volcánico en la Comunidad Autónoma de Canarias (Pevolca), las incluye todas ellas a través de las instituciones que conforman el Comité Científico (CC). Estas instituciones aportan datos y conocimientos para poder saber, no sólo el estado del sistema volcánico, si no también formular hipótesis acerca de su evolución, que se recogen en un informe consensuado.
En el caso de los terremotos se requieren medidas preventivas para mitigar sus daños (normas de construcción, planes de ordenamiento urbano, etc) y ante este peligro, Protección Civil tiene un papel principalmente restaurador. No ocurre lo mismo en el caso de los volcanes, pues con sistemas adecuados de vigilancia se pueden detectar las reactivaciones y su evolución. Además, a través de las valoraciones del Comité Científico, el gestor de la emergencia volcánica puede tomar medidas y realizar acciones antes de la ocurrencia de algunos fenómenos, de manera que se mitiguen sus efectos negativos. Hay que tener en cuenta, además, que los periodos preeruptivos, eruptivos y posteruptivos pueden ser largos, y requieren por tanto de un enorme esfuerzo de todas las instituciones involucradas en la emergencia (gestores de la emergencia, cuerpos de seguridad y atención a los afectados, científicos…).
Actividad sísmica
La primera vez que se activó el Pevolca fue en julio de 2011, tras detectar y comunicar el IGN una actividad sísmica anómala en El Hierro. El período preeruptivo, en esa ocasión, se prolongó durante casi tres meses, con una intensa actividad sísmica y de deformación del terreno, principalmente. Durante este periodo, los gestores pudieron diseñar y tomar medidas preventivas y de mitigación. Tras esta emergencia volcánica, el IGN hizo una valoración crítica de sus acciones, posibilitando así la mejora de su servicio público y el reforzamiento de su papel en la emergencia volcánica.
En el caso de La Palma, el IGN desde octubre de 2017 hasta septiembre de 2021, registró, analizó y comunicó a la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias, 7 periodos de actividad sísmica anómala, todos ellos con sismicidad de baja magnitud a profundidades mayores de 20 km, concentrada temporal y espacialmente.
El 11 de septiembre, el IGN detectó un nuevo enjambre sísmico en la isla, pero en esta ocasión a una profundidad inferior a 15 kilómetros. Además, la actividad sísmica, a partir del día 12, estuvo acompañada, por primera vez, de una señal en los inclinómetros y en la red GNSS, que implicaba una deformación superficial del terreno, cuyo origen coincidía con la zona epicentral.
Desde ese día, el IGN intensificó el trabajo de campo en La Palma y de comunicación continua de la actividad al Comité Científico (CC) del PEVOLCA, que fue convocado diariamente a partir del 13 de septiembre. En cada convocatoria del CC, se elaboraba un informe consensuado entre todos los asistentes, que era expuesto en rueda de prensa por el director técnico del PEVOLCA y la portavoz del CC.
Durante estos primeros días, el IGN registró más de 6.500 sismos en la zona, cada vez más superficiales, y se midieron deformaciones verticales superiores a los 15 cm.
El día 19 de septiembre se detectaron centenares de terremotos en La Palma, algunos fuertemente sentidos por los habitantes de la isla. La deformación vertical de la superficie terrestre registrada en las estaciones GNSS superaron los 15 cm, de los cuales 5 cm fueron en las últimas 24 horas. La modelización de la deformación sitúa el centro de presión en una zona en el entorno de Las Manchas.
Esta actividad desembocó finalmente en una erupción volcánica fisural que comenzó a las 14:11 horas (UTC) del día 19 de septiembre en la zona de Cumbre Vieja, con mecanismo estromboliano y fases de elevada explosividad.
Por parte del IGN, el seguimiento científico-técnico de la erupción lo realizó personal especialista en todos los campos de la ciencia que aportan datos cuya interpretación proporciona información sobre el sistema volcánico y su evolución. Además del mantenimiento y reforzamiento de las redes instrumentales y el en tiempo real de todos los datos, así como su valoración, se realizaron diariamente medidas de altura de columna eruptiva y análisis de deformaciones mediante InSAR, se tomaron muestras para análisis geoquímicos y petrológicos.
Doble perfil
El personal de volcanología del IGN tiene un doble perfil. Por un lado, un carácter científico, que le permite estar en la frontera del conocimiento, pero también un componente técnico en la emergencia, para garantizar un servicio público de calidad.
El trabajo largo e intenso de seguimiento de la actividad eruptiva por parte del IGN fue posible porque la unidad de Volcanología del IGN se integra en una institución (IGN) que dispone del conocimiento científico, así como de los recursos necesarios tanto técnicos, económicos, como de personal especialista de otras áreas del IGN, que posibilitan una atención adecuada a una emergencia tan prolongada en el tiempo (de hecho, todavía perdura la emergencia). El papel del IGN en la volcanología y su imagen con los chalecos rojos, es ahora conocido por la sociedad en Canarias.
En la erupción volcánica comenzada el 19 de septiembre de 2021, se ha puesto en valor el papel esencial de la ciencia volcanológica en la gestión de este tipo de emergencias, evaluando el estado del sistema volcánico y pronosticando su posible evolución. Es una ciencia aplicada de alta rentabilidad, pues posibilita minimizar la exposición de la población a los peligros volcánicos, mitigando el riesgo y las consecuencias negativas en términos de pérdidas.