Telefónica es una historia apasionante de constante transformación. La compañía ha llegado hasta nuestros días porque ha sabido adaptarse, anticipándose siempre a su tiempo y con una misión clara: dar servicio y ser de utilidad a la sociedad.
En estos 100 años, la tecnología nos ha permitido llegar más lejos que nunca. Un tiempo que nos ha regalado el papel de protagonistas y artífices de la magia que reside detrás y delante de las telecomunicaciones.
Como raíz de nuestra historia, hemos sido testigos de los primeros cables de cobre que pusieron voz y conectaron los hogares españoles; signo de nuestro papel como pioneros de las comunicaciones. Como la innovación forma parte de nuestro ADN, supimos ver el papel fundamental de la banda ancha, nos anticipamos al impacto que la llegada de la telefonía móvil e internet tuvieron en nuestro presente y, especialmente, en nuestro futuro. Supimos ver lo que iba a suponer en nuestra forma de comunicarnos, expresarnos, relacionarnos, trabajar y, por lo tanto, de existir.
Durante la pandemia, aseguramos la conexión de las personas cuando verse fue casi imposible, cumpliendo y demostrando nuestro papel de servicio esencial para la sociedad. Transformamos las redes en servicios de entretenimiento, adelantándonos con nuestra visión de futuro.
Pocos son los que llegan a cumplir un siglo de vida y muchas menos las empresas que lo alcanzan. Y aunque 100 es solo un número, queremos celebrarlo con la legitimidad que la historia nos ha dado, porque si hemos llegado a este punto, es que hemos sabido transformarnos. Pero esta celebración es un motivo para poner un compromiso para los próximos 100 años: situar la mirada en el futuro aprendiendo con optimismo del pasado. Y juntos, sobre todo, juntos.
Nuestro origen es el de las telecomunicaciones, pero durante nuestro centenario podremos decir que somos una compañía tecnológica centrada en nuestros clientes, ofreciendo todos los servicios digitales para el hogar. Y manifestando nuestra máxima vocación social, volcada en el progreso, para devolver todas las oportunidades que nos han dado durante este siglo de vida, con iniciativas como Wayra o las que hacemos desde Fundación Telefónica.
Vertebrando la sociedad desde las telecomunicaciones y servicios digitales, seguiremos estando aquí para todo lo que se necesite de nosotros. Creando momentos que queden marcados en nuestra historia.
Solo las personas podemos imaginar y en Telefónica tenemos un sueño: imaginémonos juntos las infinitas posibilidades que se nos presentan. Es una oportunidad única de, conociendo nuestra experiencia, afrontar lo que está por llegar con la mayor de las inspiraciones. Aprendiendo, avanzando, progresando, construyendo, mejor y más lejos.
En un mundo en el que todo se ha vuelto muy exigente, nuestra misión es obligada: dar lo mejor de nosotros mismos, con las personas y nuestros clientes como elemento central. Porque nada de lo que hemos hecho y lo que queremos hacer, hubiese sido posible sin el esfuerzo, la entrega y el compromiso de nuestros equipos. Un orgullo de pertenencia que demuestra que estamos a la altura de nuestro legado.
Compromiso con Canarias
La transformación digital ha cambiado radicalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos comunicamos. En Canarias, Telefónica ha sido un actor clave en este proceso, contribuyendo al desarrollo de una infraestructura robusta que ha facilitado la digitalización de diversos sectores.
Desde sus inicios en las primeras décadas del siglo pasado hasta su papel actual como líder en el sector, la compañía ha sido fundamental en la modernización de las comunicaciones en las islas.
Comenzó a establecer su presencia en las Islas en 1924, cuando se creó la primera línea telefónica entre Tenerife y Gran Canaria. Este hito marcó el inicio de una nueva era en las comunicaciones locales, permitiendo que las islas estuvieran más conectadas no solo entre sí, sino también con el resto del mundo.
Durante los años 30 comenzó la implantación de nuevas tecnologías que permitieron mejorar la calidad y la cobertura de los servicios. A pesar de los desafíos económicos y políticos de la época, la necesidad de mejorar las comunicaciones se hizo evidente, especialmente con el crecimiento del turismo, que comenzaba a convertirse en una fuente importante de ingresos para las islas.
A partir de 1950 el incremento en la demanda de servicios telefónicos conllevó ampliar las infraestructuras con nuevas líneas y modernizando las existentes, además de establecer las primeras centrales telefónicas automáticas, dando lugar a un avance significativo en la eficiencia del servicio.
En las décadas de 1960 y 1970, Telefónica continuó su expansión en el archipiélago con la implementación de tecnologías más avanzadas como la telegrafía y la telefonía automática, además de ofrecer servicios más allá de la telefonía básica, incluyendo la transmisión de datos y la comunicación de larga distancia. Esto fue fundamental para el desarrollo económico de las islas, ya que facilitó la comunicación entre empresas y con el turismo.
Con la liberalización del mercado de telecomunicaciones en España, Telefónica enfrentó nuevos desafíos que la transformó en una compañía más competitiva, capaz de adaptarse a las demandas del mercado y de innovar en sus servicios. A finales de los 90 la compañía introdujo la telefonía móvil en Canarias, y comenzó a ofrecer servicios de Internet, un hito que revolucionó la manera en que los canarios se comunicaban marcando el inicio de la era digital del archipiélago. La llegada de ADSL facilitó el acceso a Internet de alta velocidad en Canarias, permitiendo disfrutar de una conectividad sin precedentes. Este acceso impulsó el desarrollo de nuevas industrias, especialmente en el ámbito del turismo y los servicios digitales.
En la actualidad, Telefónica sigue siendo un actor clave en el sector de telecomunicaciones en Canarias. La compañía ha invertido en el territorio más de 700 millones de euros en los últimos 10 años, que ha permitido alcanzar a más del 95% de la población con fibra óptica, 4G y 5G; liderando además el despliegue de fibra en entornos rurales. Para ello, dispone de la más amplia red de cables de fibra óptica submarina de Canarias; proporcionando mejor conectividad digital que cualquier ciudad europea.
Todo ello gracias a nuestros clientes y empleados, quienes con su compromiso y dedicación han sido la fuerza impulsora detrás de cada logro que hemos alcanzado. Sin su confianza y esfuerzo constante, no estaríamos donde estamos hoy. Su colaboración y apoyo nos inspiran a seguir creciendo y mejorando en cada paso del camino.
Un siglo de historia que ha puesto en valor algo esencial para la compañía: conectar la vida de las personas, porque eso es lo que nos hace especiales. Un compromiso con la sociedad que queremos seguir manteniendo, facilitando todas las herramientas para que, juntos, podamos imaginar un futuro mejor.