Santa Cruz es una ciudad que, siempre apoyada en su enorme peso histórico, se encamina hacia un futuro brillante, que es, en buena medida, fruto del trabajo común que, de la mano con sus habitantes, hemos venido desarrollando en estos años.
He dicho muchas veces que este mandato, que encaramos con la misma ilusión y energía del primero, es aquel en el que se van a consolidar los grandes proyectos que supondrán un antes y un después en la percepción que tanto la ciudadanía como el visitante van a tener de la ciudad y el municipio.
Podríamos decir que Santa Cruz será la misma y, al tiempo, otra.
Porque estamos trabajando para revitalizar y dar un nuevo lustre a sus señas de identidad, aquellas que la convirtieron en el lugar que es –como la fuente de la Plaza de Weyler, desde donde se hizo ciudad moderna-, las obras que están mejorando sustancialmente el Barrio de El Toscal o la recuperación de buena parte de la costa originaria de la ciudad, en la que aún quedan nuevos hitos que celebrar.
Y, al tiempo, la estamos situando en el progreso, el avance y la prosperidad que merece la primera capital de Canarias, que se ha convertido, gracias al cuidado de su comercio tradicional y a la mejora de todos los servicios, en un lugar que atrae a un turismo de calidad, de alto poder adquisitivo, interesado por lo local y por el respeto al territorio que pisa.
Santa Cruz es una ciudad, un municipio que bulle de actividad económica en todos sus rincones y que, además de cuidar la joya que es su centro histórico y administrativo, se ocupa, con idéntico empeño, del bienestar de su gente, de sus barrios y sus pueblos.
Porque es plenamente consciente de que su mayor valor, su riqueza, reside, precisamente, en esa diversidad que va desde el Suroeste hasta el mismo corazón de Anaga, donde el latido de la tierra nos recuerda nuestro pasado aborigen y nuestra importancia en la conformación de Tenerife y de la Canarias que conocemos.
Por eso, a lo largo y ancho del todo el municipio, se están ejecutando más de una treintena de proyectos, con una inversión superior a los 40 millones de euros.
Desde la rehabilitación del emblemático parque Viera y Clavijo, que encara su recta final para ser un motor cultural de primer orden, pasando por el Templo Masónico, único en el mundo, que está pensado como un gran centro destinado a la investigación y a la cultura.
Paralelamente a esos grandes objetivos, trabajamos sin descanso en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y sus familias, con obras que no podemos considerar menores, en tanto que son necesarias, como los techados de colegios, las rehabilitaciones de campos de fútbol, la construcción de parques infantiles, de plazas, de espacios comunes, culturales, deportivos y de ocio, que faciliten y mejoren la convivencia.
Son, en definitiva, proyectos que buscan que Santa Cruz sea, además de un lugar próspero y atractivo, un municipio habitable, que lejos de expulsar a sus ciudadanos, los abrace y los escuche.
Para desarrollar esa actividad que no cesa, hemos conseguido tener unos presupuestos contenidos, con una de las fiscalidades más bajas del país, lo que habla de una gestión más que eficiente de los fondos públicos.
Y, además, llevamos a orgullo ser la única administración canaria que se sitúa entre las cien entidades españolas que más fondos Next Generation ha captado. Ese dinero está empleándose, con absoluta transparencia y eficacia, en proyectos como el arreglo del dique escollera de Las Teresitas, en transformaciones como la de la calle La Rosa, o el desarrollo de una Red Ciclable y también de la Zona de Bajas Emisiones, con el objetivo de la mejora sustancial de la movilidad en la ciudad.
Haber conseguido más de 32 millones de esos fondos de recuperación europeos y conseguir transformarlos en proyectos esenciales, demuestra la absoluta capacidad de gestión e iniciativa que tiene el personal del Ayuntamiento de Santa Cruz, que merece ser reconocido por el esfuerzo realizado.
El progreso de Santa Cruz es imparable e interminable. La mejora de un municipio de la importancia que tiene el nuestro no se acaba nunca. Por eso, frente a los discursos triunfalistas, nosotros ofrecemos gestión diaria, atención a lo estratégico, a lo global, pero también al detalle, que es lo que nos hace únicos.
Quedan tres años por delante marcados por la ilusión, una palabra importante en lo institucional y, sobre todo, en lo personal, porque este mandato será recordado por mí como aquel en el que me convertí en padre, en el que creció, aún más, el deseo poderosísimo de dejar un mundo mejor, una ciudad mejor a nuestros hijos.
Santa Cruz es tan generosa que siempre puede y quiere mejorar: ser más vivible, más habitable, más acogedora, más accesible, más verde, más cercana y abierta al mar, más próspera, más bella si cabe.
Desde el presente, estamos poniendo todos nuestros esfuerzos en que los chicharreros y chicharreras del futuro, vivan donde vivan, puedan disfrutar, como lo hicieron sus padres y sus abuelos, de un municipio ejemplar en toda la amplia y luminosa expresión de la palabra.